
Visita a Naivan, de Innometal Group, para la firma del acuerdo de entrada en el capital de Finkatuz y Vital junto a un inversor privado / Irekia
Pradales logra los primeros 1.000 millones privados para su plan de arraigo de empresas
El Gobierno vasco, que ha comprometido casi 100 millones a través de Finkatuz, ha conseguido que el sector financiero dé pasos en el objetivo de conformar un gran fondo público-privado en Euskadi
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El arraigo se coló casi por sorpresa entre los grandes asuntos en campaña electoral y, un año después de ser proclamado lehendakari, Imanol Pradales puede dar números relativamente sólidos en torno a la que fue una de sus propuestas estrella: un fondo soberano vasco.
A falta de rematar la operación Talgo, cuyo desenlace marcará mucho el balance en lo empresarial de este primer año de legislatura, hay ya un ramillete de iniciativas sobre la mesa, es cierto que muy agrupadas en torno a Kutxabank y las antiguas cajas, que apuntan a que al menos hay cierto consenso en el mundo de la inversión sobre la necesidad de invertir en empresas locales.
Tal es así que incluso los clústers, a priori más enfocados a lo que es estrictamente el negocio y el día a día de su sector, se han vuelto permeables al llamamiento de Pradales.
La iniciativa para movilizar 200 millones de euros de Gaia, que agrupa a las empresas tecnológicas, se explicaba de forma sencilla por sus impulsores: no puede ser que cada vez que brota un proyecto innovador sólido y con recorrido venga un fondo de fuera y lo compre.

Pradales en un encuentro del clúster Gaia
Unión público-privada
El de Gaia será un instrumento mayoritariamente privado, una parte para la que se está ya en contacto con inversores de distinto perfil, pero contará también con una parte de fondos públicos. El modelo mixto es en ese sentido el que más se está extendiendo en las operaciones de arraigo impulsadas por los consejeros de Hacienda e Industria, Noël D'anjou y Mikel Jauregi.
La propia operación Talgo incluiría 45 millones de salida (a la espera de a cuánto asciende el pago de variables) del fondo público Finkatuz y otros más de 100 millones por la vía privada de José Antonio Jainaga y las fundaciones BBK y Vital.
Igualmente, en la operación de Finkatuz más reciente, la de Ohmnia e Innometal, del propio Jainaga, concursan tanto la antigua caja alavesa como un inversor privado con cerca de 40 millones extra. Es un movimiento de ida y vuelta que, a la vez, puede ayudar a desengrasar la entrada del dueño de Sidenor en Talgo.

Pradales defiende la carta de Jainaga ante el presidente de Talgo
El papel del grupo Kutxabank
A nivel de cifras, los 500 millones anunciados por Indar, una nueva sociedad de Kutxabank para inversiones en medianas y grandes empresas, representan hasta ahora la iniciativa privada más voluminosa.
Según explicó Antón Arriola, presidente del banco vasco, las operaciones que se analizan y que se darán a conocer próximamente están alineadas con ese objetivo de la llamada Alianza Financiera Vasca presentada oficialmente por Pradales hace unos meses y que nace con 1.000 millones de euros de presupuesto público para movilizar 3.000 millones más de capital privado.

El consejero Jauregi con Antón Arriola y José Antonio Jainaga Europa Press
Y en torno a un primer tercio de ese camino ya estaría hecho, más incluso si se tienen en cuenta las previsiones que han lanzado tanto BBK como Kutxa, accionistas junto a Vital de Kutxabank.
La guipuzcoana dio un golpe sobre la mesa al anunciar la compra del consorcio empresarial Inzu y anunció además 500 millones de inversión en empresas hasta el final de la década, de los que una parte importante coincidirán con esta primera legislatura de Pradales.
En cuanto a BBK las cifras son más abultadas si bien es cierto que la fundación de Xabier Sagredo, precisamente por su mayor tamaño, ataca compañías de perfil diverso, algunas con su sede fuera de Euskadi.

El presidente de BBK, Xabier Sagredo, visita las instalaciones de CAF en Boroa
Con todo, BBK va a ser un pilar en esa estrategia financiera público-privada del gabinete de Pradales y Talgo es prueba de ello. En cuanto a las cifras, la antigua caja vizcaína prevé pasar de una cartera de 1.100 millones de euros en empresas participadas a 2.800 millones para 2035, es decir, un salto de 1.700 millones en diez años de los que parte importante caerá en proyectos estratégicos de Euskadi.