Talento al mejor postor
Innovar requiere de dos condiciones importantes, que deben aunarse para que la innovación se produzca: imaginación y riesgo. Sin ellas no serían posible los grandes inventos, las innovaciones de todo tipo o las creaciones artísticas.
Imaginar y arriesgar. Vamos muy cortos de imaginación y casi de forma sistemática huimos del riesgo, por aquello de que mejor me quedo como estoy. Lo que los manuales modernos definen como zona de confort.
Nos falta audacia, y por eso solemos recurrir a las mismas soluciones para intentar resolver problemas que no siempre son los mismos. Esto precisamente es lo que nos está pasando con el problema de la cobertura de determinados perfiles profesionales.Esto nos está ocurriendo con la captación y retención del talento. Esto nos está sucediendo con lo más valioso que tenemos, aquello que realmente nos hace diferentes: las personas.
Viejas fórmulas para nuevos problemas, o problemas antiguos que surgen ahora con connotaciones distintas. De nuevo hemos vuelto a escuchar eso de que para retener el talento lo mejor es subir los salarios. Lo ha dicho recientemente el Lehendakari en un foro empresarial, en el que pidió entre otras cosas, condiciones salariales “atractivas” para evitar la fuga de profesionales.
Estamos dejando de ser atractivos y esto es una obviedad. No lo somos para los inversores, y no lo somos para la captación de talento
El requerimiento no es nuevo, venimos escuchándolo a diferentes autoridades en ocasiones diversas. Cierto es que Urkullu, no se quedó sólo ahí, sino que se refirió a otras cuestiones como la formación.
Bueno, innovador e imaginativo, no es. Arriesgado sí, porque subir los salarios tiene muchas cosas buenas, sobre todo para quien se lo suben, y algunas menos buenas dependiendo de la coyuntura económica.
Lo realmente imaginativo, innovador y arriesgado está en generar “condiciones atractivas” en general, y asumir más antes que después, que el sueldo no deja de ser un factor más y no siempre el principal, para la toma de decisiones de cualquier profesional. En el momento en el que todos y cada uno de nosotros tenemos cubiertas unas necesidades, empezamos a valorar otras cosas que no son pecuniarias. Por eso, son numerosos los ejemplos de trabajadores que abandonan su puesto de trabajo a pesar de estar bien remunerados, porque demandan otras cosas.
Dicho sea de paso, no olvidemos que Euskadi tiene de media los salarios más altos del estado superándole sólo Madrid, y que esa media se sitúa por encima de los 2.100 euros. Así que el capítulo salarial puede que no sea el principal escollo para eso de la atracción y retención del talento. Cuando menos el asunto merece una reflexión seria.
El capítulo salarial sólo es uno de los puntos, el más manido, el más recurrido y el más fácil de resolver, pero no es suficiente. Siempre habrá alguien dispuesto a pagar más
Estamos dejando de ser atractivos y esto es una obviedad. No lo somos para los inversores, y no lo somos para la captación de talento. ¿Por qué se van los profesionales? ¿Por qué no nos consideran como una buena opción para trabajar?
Estas cuestiones deberían poder responderse con solvencia, para intentar ser objetivos a la hora de hacer afirmaciones, y sobre todo de tener políticas encaminadas a posicionarnos entre los primeros, cuando el talento decide dónde establecerse y donde quedarse.
Seguramente nos hemos quedado atrás en muchos temas y seguimos pensando que se puede vivir de las rentas eternamente, mientras vemos como otros nos pasan por delante en cuestiones tan importantes como movilidad, medio ambiente, tecnología u ocio.
Los profesionales más talentosos tienen opciones, y cada vez van a tener más. Van a poner el precio, ya lo hacen, pero además buscan otras muchas cosas relacionadas con la carrera profesional y sobre todo con la vida personal.
El paquete debe ser completo. El capítulo salarial sólo es uno de los puntos, el más manido, el más recurrido y el más fácil de resolver, pero no es suficiente. Siempre habrá alguien dispuesto a pagar más, por eso el resto del envoltorio debe ser lo suficientemente atractivo para atraer y retener a los mejores.
Cuanto antes pongamos la imaginación y el riesgo al servicio del talento, antes daremos con la formula. Y que no haya dudas, el mejor postor no será, no es, el que engrose más la cifra a final de mes, sino quien ofrezca un paquete más completo y más atractivo entre todas las opciones posibles.