La líder de Sumar, Yolanda Díaz / GUSTAVO VALIENTE - EP

La líder de Sumar, Yolanda Díaz / GUSTAVO VALIENTE - EP

Opinión

La eterna capacidad autodestructiva de la izquierda

14 junio, 2023 05:00

Dicen que las matemáticas son una ciencia exacta y que sumando consigues aglutinar un resultado mayor que los factores que integran la operación. Quizá en la amada ciencia de Arquímedes esto sea así, pero la traslación al mundo de las ciencias sociales y la política el sumatorio sería más bien la incógnita de una ecuación casi imposible de resolver antes de las elecciones del 23 del julio.

A punto de concluir la fecha límite para la presentación de coaliciones, Podemos decidió que aceptaba concurrir con el Movimiento Sumar, pero sin acuerdo. Es decir, hacían público la existencia de vetos hacia sus dirigentes, particularmente el de Irene Montero, hasta hoy ministra de Igualdad que carga sobre sus hombros el debate punitivista consecuencia de la Ley del “solo sí es sí”, así como una condena civil por parte del Tribunal Supremo, el mismo día que terminaba el plazo de la inscripción conjunta. ¿Casualidad? nunca lo es en política.

Entretanto, perdiéndose en explicaciones, vetos, razones, argumentaciones y luchas cainitas, lo urgente y lo importante pasan a segundo plano. Mientras deciden si son galgos o podencos los fabuladores de esta historia interminable, aún no vislumbran la necesidad de una acción lo más potente y movilizadora que consiga aglutinar la posibilidad de sacar al menos cuarenta escaños y ser tercera fuerza para tener una expectativa de frenar la suma Partido Popular con Vox. Una cuenta, ésta sí, pitagoriana y exacta. Si los números dan, Alberto Núñez Feijóo será presidente de España y Santiago Abascal su vicepresidente. La ultraderecha antifeminista, anti derechos LGTBI+ y xenófoba habrá conquistado otro Gobierno en Europa de la mano del blanqueamiento político, social y mediático.

Continúa el choque entre Sumar y Podemos, atrincherados en sus propios intereses y disparándose fuego cruzado

El viernes pasado hubo firma, pero no acuerdo. Continúa el choque entre Sumar y Podemos, atrincherados en sus propios intereses y disparándose fuego cruzado. Yolanda Díaz pone sobre el tablero tres aspectos; que es el mayor activo del espacio a la izquierda del PSOE, que ha aglutinado las pequeñas marcas territoriales bajo su Movimiento y que los malos resultados en autonómicas y municipales le asisten en sus argumentos. Sin embargo, el gran fleco pendiente de su relación con Podemos sigue sin resolverse. No lo consiguieron durante meses de negociaciones y no sabemos si será posible con la presión de la elaboración de las listas hasta el diecinueve de junio. Por si acaso, aún sigue en el registro un nuevo partido político inscrito en la misma sede morada. Dicen que es un error, pero sinceramente parece más un por si acaso. Como les dije no creo en las casualidades en política.

Técnica y legalmente Podemos tendría plazo para salirse de la coalición hasta el día diecinueve de este mes. No parece que sea la primera opción, pero no todo está hecho. ¿En qué situación política y orgánica se ha quedado Podemos? ¿Dónde está la responsabilidad política para tener que aceptar un pacto que les diluye y les arrodilla según deslizan?, pero entonces ¿por qué lo aceptaron? ¿por qué sigue el ruido?

Con ese martillo pilón de fondo es imposible que puedan atender la demanda de sus votantes que les dijeron que sin unidad, proyecto y credibilidad no irían a votar. Han preferido la épica a la praxis.

Pablo Iglesias afirma que había una voluntad de matar políticamente a Podemos o al menos dejarlo reducido a una expresión menor tal y como se ha consumado. Díaz intenta hacer oídos sordos a la agitación. Las negociaciones están cerradas y no se van a abrir. Se ha vestido el chubasquero y que truene lo que tenga que tronar mientras espera a que escampe.

Se pretende pasar pantalla de quienes han pretendido hacer de Montero la drama queen morada, víctima de todo y responsable de nada

En el contexto de Sumar no se está descartando a Irene Montero por sus políticas feministas, tiene más que ver con una manera de estar en las instituciones y de utilizar los medios de comunicación para gestionar las guerras internas o la falta de protagonismo con las que el nuevo espacio no se quiere identificar. Se pretende pasar pantalla de quienes han pretendido hacer de Montero la drama queen morada, víctima de todo y responsable de nada, elevada a los altares de la pureza política por los fieles parroquianos de las esencias de Podemos más quincemayistas.

Precisamente desde que Podemos cogió la ola del 15-M y la llevó a la escena política obteniendo unos resultados que hicieron temblar el bipartidismo, no ha hecho más que perder votos, escaños y presencia institucional. Estaría bien que reflexionaran sobre las razones que les han llevado a este punto, más allá del profesor me tiene manía, el perro se ha comido los deberes y están todos en mi contra. Hasta la discípula, Yolanda, designada por el propio Iglesias para seguir piadosamente sus pasos se rebela la muy desagradecida parecen pensar. Estaría bien asumir con madurez una crítica digna de mayores de edad. Aunque atendiendo a la eterna capacidad autodestructiva de la izquierda, a pesar de vivir una amenaza auténtica de las políticas de la extrema derecha, resulta que siguen viendo molinos cuando, esta vez sí, es una batalla contra gigantes.