"Volvemos a la carga". Es el inquietante eslogan que esta semana aparecía en la localidad de Sodupe junto a unas pintadas que rezaban 'goras' a ETA. Aparecía también el dibujo del hacha y la serpiente, el 'bietan jarrai', ese sello terrible que tanto dolor ha provocado en Euskadi durante casi seis décadas.
Podría pensarse que se trata de un hecho aislado obra de algunos jóvenes radicales, demasiado ideologizados. Pero esta misma semana se han registrado dos ataques a la sede del PSE en San Sebastián y otro a la del PNV. Y empezaba este mes con aquellos terribles ataques primero al monolito que recuerda a Fernando Buesa y Jorge Díez Elorza y después a la tumba del político socialista con excrementos y pintura.
Asistimos, por tanto, a una serie de pequeños hechos aislados que van en la msima dirección: legitimar a los terroristas y, lo que es peor, atacar a sus víctimas de forma deplorable.
Parece que está claro que en Euskadi hoy nadie va a coger un arma pero estos hechos resultan verdaderamente preocupantes. Con uno solo de estos casos ya debiéramos poner el grito en el cielo. Porque la legitimación de los terroristas y el pasado de ETA no deberían tener cabida hoy en nuestras calles.
En este sentido, esta misma semana la Fundación Fernando Buesa y el Instituto Valentín de Foronda celebraban en Vitoria un seminario dedicado a "aquellos mitos por los que nos mataron". Durante dos jornadas se habló mucho de esos mitos, de esas tesis que han defendido siempre ETA y su entorno político.
No se olvide que tanto las pintadas de esta semana en Sodupe como los citados ataques a la memoria de Buesa no han sido condenados por EH Bildu, que es la segunda formación más votada en esta tierra.
Jornadas como las organizadas por la Fundación Buesa son necesarias porque trabajan por la deslegitimación del terrorismo y por la memoria de las víctimas. No para construir una memoria unívoca, sino una en la que sean compatibles diversas visiones pero que respete unos principios éticos universales: matar estuvo mal, el terrorismo fue injusto y sus víctimas no lo merecían.
Por esa deslegitimación hay que seguir trabajando. Desde Crónica Vasca lo haremos en la medida que podamos. Ojalá que hechos como estos no se repitan y ojalá que sus responsables paguen por ello.