El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene durante la primera sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez como presidente de Gobierno / EDUARDO PARRA - EP

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene durante la primera sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez como presidente de Gobierno / EDUARDO PARRA - EP

Opinión

La hora del Partido Popular

16 noviembre, 2023 05:00

Parece ser que a Pedro Sánchez le cuadra comenzar sus períodos de gobierno con una buena crisis. La anterior no se la buscó él, sino que llegó en avión desde China, pero esta sí. Solo hay que olisquear la atmósfera en la que se envuelve el Congreso de los Diputados en el momento en que inviste de nuevo al líder socialista. No le ha faltado de nada: rezos del rosario megáfono en ristre, anuncios de que Dios es español, caballeros cruzados, anuncios de venta, alquiler o traspaso de España…, solo se ha echado en falta algo relativo al fútbol ("El Girona es español, como Dios", por ejemplo).

Todo ello porque los resultados electorales del verano pasado alumbraron un panorama en el que el partido ganador lo tenía complicado y el segundo se animó a trenzar una complicada red de apoyos que cruzan de izquierda a derecha. La pregunta es por qué tenía complicado el PP con 137 diputados lo que el PSOE ha conseguido con 121. La primera respuesta sería porque el PP es un partido digno que no canjea la presidencia del gobierno por una amnistía. Incluso aceptando que tragar sapos (y de mayor tamaño, si no que le pregunten a José María Aznar) no forma parte también de la historia política reciente de ese partido, la pregunta seguiría siendo ¿y por qué no?

Si nos alejamos un tanto del ruido y de la matraca de los eslóganes más o menos ocurrentes pero poco veraces, la ley que finalmente ha entrado en las Cortes de la mano del PSOE la podría haber presentado también el PP. Se dirá en este punto que de ninguna manera porque este partido no puede aceptar una ley que liquida el principio de igualdad ante la ley. Seamos serios: en España, como en cualquier otro Estado de Derecho, excepcionar el cumplimiento igualitario de la ley es algo recurrente. ¿A cuántos se nos quedó cara de panolis en 2012 cuando vimos que cumplir igualitariamente las leyes fiscales de nuestro país contaba solamente para algunos? ¿Cómo encajamos, por ir a algo más parecido a lo de ahora, que se indultara a terroristas, como hicieron Felipe González y José María Aznar? No dejó de existir el Estado de Derecho ni, de hecho, se vulneró el principio de igualdad ante la ley, pero se excepcionó a cientos de personas respecto de lo que la ley requería.

¿A cuántos se nos quedó cara de panolis en 2012 cuando vimos que cumplir igualitariamente las leyes fiscales de nuestro país contaba solamente para algunos?

Al igual que el PSOE, pero con más interés de por medio, el PP podría haber argumentado que se trata de reincorporar a la política regular y regulada constitucionalmente a una parte sustancial tanto de la dirigencia política como de la sociedad catalana. Cierto que es, la de la amnistía, una medida excepcional y extraordinaria, tanto que nunca desde 1977 se había producido, pero también lo ocurrido en Cataluña es lo más extraordinario que le ha ocurrido a España, desde el punto de vista político, desde 1977. No me olvido, no podría, del terrorismo ultranacionalista vasco, pero, como se ha visto desde su derrota, el problema era más de terrorismo que de política.

El discurso que ha hecho Pedro Sánchez sobre la amnistía como una herramienta para trabar mejor la unidad territorial de España lo podría haber hecho Feijóo perfectamente y de manera coherente con su ideología y su tradición política. Se ha despachado Sánchez a gusto en la reivindicación de la Constitución de 1978, de la nación española y sus símbolos en el momento de hablar de la amnistía sencillamente porque tocaba, después de la que ha caído. Se ha presentado, en suma, como una oportunidad de formar gobierno y de arreglar un descosido al mismo tiempo. No digo si eso es así o no, solo me pregunto que le impedía a Feijóo estar hoy en la tribuna siendo investido con un discurso similar.

El discurso que ha hecho Pedro Sánchez sobre la amnistía como una herramienta para trabar mejor la unidad territorial de España lo podría haber hecho Feijóo perfectamente y de manera coherente con su ideología y su tradición política

La respuesta a esta pregunta está en el propio PP. Parece ya de difícil marcha atrás el encauzamiento del partido por la senda marcada por Isabel Díaz Ayuso y por José María Aznar que confía en una futura mayoría producto de la pesca en el caladero de Vox. Es, por supuesto, una opción pero no parece la mejor ni para el PP ni para España. Más productivo sería buscar en otras derechas (PNV y Junts señaladamente) el complemento parlamentario para gobernar. En primer lugar porque ya lo podrían estar haciendo a día de hoy pero sobre todo porque, dado el país que tenemos, es la mejor manera de integrar en España a aquellos que no se sienten españoles pero sí entienden que tienen que estar en España.

Esta investidura de Sánchez vista desde un escaño cualquiera del PP debería hacer pensar que esta era la hora de su partido, no del que finalmente va a gobernar. Ellos habrían hecho acuerdos seguramente más pulcros con Junts y el PNV, pero el hecho a día de hoy es que ni lo han intentado.