El PNV se ha lanzado a una operación de altísimo riesgo político al elegir a Imanol Pradales como candidato a lehendakari. Ya hemos escrito aquí que fuera de Bizkaia este político es tan conocido como el primer ministro de Finlandia.
Pradales es un gran desconocido para el gran público en Euskadi. Se ha dedicado fundamentalmente a las obras públicas desde la Diputación de Bizkaia. Y, al decir de quienes lo conocen, lo ha hecho muy bien. Pero en unas elecciones autonómicas como las de 2024, con PNV y Bildu peleando por la hegemonía, como acaba de verse en el Sociómetro, parece cuando menos arriesgado optar por un candidato así.
¿Qué dice o qué opina Pradales sobre los grandes temas? ¿Autogobierno? ¿Euskera? ¿Ley de Educación? ¿Los problemas en Michelin u otras empresas? No se conocen sus opiniones y, como el PNV aún está en el proceso interno de designarle oficialmente, aún tardaremos en descubrirlas. Entretanto hay cierto vacío entre los peneuvistas. O nervios. Esta misma semana veíamos al presidente jeltzale, Andoni Ortuzar, sin poder explicar muy bien ante un periodista de EiTB por qué y cómo se decidió prescindir del actual lehendakari, Iñigo Urkullu. Sintomático.
La 'operación Pradales' tiene de positivo, y eso hay que remarcarlo porque es digno de aplauso, que supone un cambio generacional que todos necesitábamos
Esta decisiva cita con las urnas de 2024 se acerca. Las encuestas hablan de un resultado más que ajustado. En ese contexto, la opción del PNV resulta sorprendente hasta en sus propias filas. Eso sí, la 'operación Pradales' tiene de positivo, y eso hay que remarcarlo porque es digno de aplauso, que supone un cambio generacional que todos necesitábamos en Euskadi.
En el otro lado de esta partida, Arnaldo Otegi ha decidido no ser el candidato de EH Bildu en estas elecciones. Y eso también es una decisión acertada, tanto por el aspecto generacional como porque en este caso hablamos, ya lo hemos explicado, de un político irrepetible en todos los sentidos: no habrá un candidato con una mochila como la suya, que incluye haber sido condenado como miembro de ETA, haber sido portavoz de tantas marcas de la vieja izquierda abertzale y no haber condenado nunca el terrorismo. No era lo más recomendable para Bildu apostar por Otegi para intentar conectar con las nuevas generaciones después de llevar a cabo su famoso cambio estratégico.
Así, estamos ante una buena decisión de la coalición abertzale y una operación muy arriesgada del PNV. Con dos candidatos nuevos, parece que Bildu puede salir beneficiado, porque no tiene nada que perder, pero es pronto para saberlo.
Lo mejor de ambos cambios es el citado cambio generacional. La ciudadanía necesita otras voces que hablen de futuro y de los grandes desafíos que tiene hoy Euskadi. Desde innovar en el tejido empresarial hasta luchar contra las sucesivas crisis en la industria pasando por abordar problemas cotidianos como el uso de las tecnologías por los más jóvenes o el cuidado de la salud mental.
Hacen falta personas jóvenes que hablen de los servicios públicos de calidad o de la igualdad, con ese problema tremendo de la violencia machista que tanto nos ha golpeado esta semana con esos crímenes machistas en toda España. Voces nuevas, en suma, que mejoren la política vasca.