Embalse alavés de Urrunaga / Europa Press

Embalse alavés de Urrunaga / Europa Press

Opinión

De truenos y tormentas para no quedarnos secos

13 marzo, 2024 05:00

Dice un proverbio chino que cuando estalla el trueno ya es demasiado tarde para taparse los oídos. Esta frase ha resonado estos días en mi cabeza al escuchar alguna de las medidas que ha anunciado la Generalitat de Cataluña para combatir la profunda sequía que está padeciendo esa comunidad, la mayor en los últimos 200 años con embalses por debajo del 15% de su capacidad. Una de ellas era la limitación del consumo de agua en 11 municipios de Girona a 180 litros por persona y día, entiendo que en esta cifra se incluirá la demanda total, no sólo el uso doméstico, pero aún así me sigue pareciendo muy elevada para afrontar un episodio de extrema sequía como el que están viviendo y, en mi opinión, refleja hasta que punto nos ha vuelto a “pillar el toro” a la hora de gestionar una adaptación al cambio climático también en la gestión del agua.

Este próximo 22 marzo se celebra el Día Mundial del Agua y creo que es un momento magnífico para poner sobre la mesa la necesidad de un cambio más urgente y profundo en su gestión, no sólo para combatir estos períodos de sequía, que cada vez van a ser más frecuentes e intensos, sino también para afrontar los episodios de inundaciones o la calidad de nuestras aguas, entre otros aspectos. El escenario climático está cambiando de manera radical y la responsabilidad de las instituciones es plantear políticas para afrontarlo, la de las empresas promover soluciones efectivas a los nuevos retos y la de la ciudadanía realizar un uso sostenible del recurso.

Este es un camino en el que en Euskadi, afortunadamente, llevamos cierta ventaja, especialmente en la reducción del consumo doméstico que nos ha llevado a ser el territorio con el dato más bajo, 97 litros por persona y día, según datos del INE, muy por debajo de los 133 de la medida española y a años luz de nuestros vecinos cántabros que elevan esta cifra hasta los 165 litros. Esto ha sido posible en buena medida gracias al buen trabajo de los diferentes consorcios de aguas vascos, que llevan décadas trabajando en la sensibilización ciudadana para bajar el consumo doméstico pero también en algo muy importante que no siempre sale a la luz: la mejora de la eficiencia de red, es decir que se pierda la menor cantidad de agua posible en el camino que va desde la depuradora a los domicilios y empresas.

Tenemos que rediseñar el ciclo del agua en nuestras ciudades para que sean más permeables y pueda aprovecharse de una manera más activa el agua de lluvia

En este sentido, Vitoria-Gasteiz ha sido durante muchos años una de las ciudades europeas con mayor eficiencia en su red de suministro, a la altura de urbes como Viena, gracias a una apuesta por una renovación contante de la misma y a la utilización de la tecnología más avanzada en la detección de fugas. No son cifras que se suelan dar pero hay datos que señalan que en algunas zonas del Mediterráneo peninsular el mal estado de las redes de abastecimiento han provocado que se pierdan hasta un 50% del agua que se envía desde los embalses, una cifra completamente inadmisible en uno de los países de Europa con mayor estrés hídrico.

El uso más eficiente del agua no sólo pasa por la reducción del consumo sino por aspectos tan esenciales como la reutilización y el reciclaje. Tenemos que rediseñar el ciclo del agua en nuestras ciudades para que, por ejemplo, sean más permeables y pueda aprovecharse de una manera más activa el agua de lluvia, o rediseñar nuestros jardines con especies más adaptadas a las nuevas temperaturas y que necesiten menos riego. También reutilizar las aguas residuales para otros usos y hacer una gestión inteligente de nuestros ríos para evitar inundaciones. Un ejemplo muy claro está en la recuperación de las balsas de Salburua en la capital de Euskadi, que más allá de la recuperación de este ecosistema único ha permitido laminar las crecidas extraordinarias del Zadorra, evitando así las inundaciones en los polígonos industriales del Norte de la ciudad.

El cambio debe acelerarse y profundizarse también en la industria y en la agricultura, este último sector consume el 70% del agua mundial y es clave profundizar en soluciones que ayuden a reducir ese consumo de agua a través de una agricultura más sostenible y adaptada a cada zona climática. Siguiendo con los proverbios chicos, que atesoran miles de años de sabiduría, hay otro que dice “cuando soplan vientos de cambio, algunos construyen muros, otros molinos”. Convirtámonos en molineros que amasan soluciones inteligentes en materia de agua porque es un recurso imprescindible para nuestro desarrollo futuro.

El cambio climático el que está favoreciendo que cada vez sean más habituales estas situaciones

En Euskadi tenemos una buena cantera de empresas que están aportando estas soluciones con una apuesta muy importante en I+D+I, algunas de ellas agrupadas en Aclima, el clúster vasco de medio ambiente, que ha impulsado importantes iniciativas en torno a la gestión del agua. Uno de ellas es el LIFE Cyanobloom, un proyecto europeo compartido con otros países que busca aumentar la detección temprana de algas tóxicas en los embalses para evitar, de esta manera, problemas de salubridad en sus aguas. Precisamente, es el cambio climático el que está favoreciendo que cada vez sean más habituales estas situaciones. El embalse alavés de Urrunaga será uno de los escenarios donde se pruebe esta nueva metodología en la que participa también la empresa vizcaína Anbiotek. No es el único ejemplo de iniciativas innovadoras para mejorar la calidad de nuestras aguas, la Diputación Foral de Álava lleva ya varios años depurando las aguas fecales de Gopegi y Ondategi con las raíces de los carrizos, plantas acuáticas que van a sustituir poco a poco las fosas sépticas de la zona rural del territorio.

A pesar de las lluvias y la nieve de las últimas semanas, no podemos olvidarnos que la tendencia nos lleva a una reducción cada vez más acusada de los períodos de lluvia y a una disminución de nuestras reservas hídricas que irán acompañadas de episodios de lluvias torrenciales que pueden provocar inundaciones en momentos puntuales. Tenemos que aprender a convivir con este nuevo escenario y darnos cuenta de que estas crisis pueden suponer una oportunidad para generar nuevos negocios que aporten y exporten soluciones innovadoras para una adaptación necesaria y urgente. Aprovechemos todo el know how generado en Euskadi en este sector para posicionarnos como una comunidad pionera en una gestión sostenible y eficiente del agua.