Varias personas ejercen su derecho al voto en el centro cívico de Iparralde durante las elecciones al Parlamento Vasco

Varias personas ejercen su derecho al voto en el centro cívico de Iparralde durante las elecciones al Parlamento Vasco EFE

Opinión

Leer las señales

29 abril, 2024 05:00

A una semana de las autonómicas vascas, y cuando ya se ha apagado el eco de la
campaña, aquí para que suenen los tambores de los comicios en Cataluña, con mucho
más morbo que los vascos, por aquello de las connotaciones en clave nacional, es buen momento para hacer alguna que otra reflexión más sosegada que esas que hacemos y escuchamos prácticamente a pie de urna.

Y sí, vamos a intentar ponerle sosiego al análisis, a pesar de las noticias incendiarias
que llegan desde Madrid. Ahora que ya sabemos que excepto Elkarrekin Podemos claro perdedor, el resto defiende sus resultados, conviene ver con perspectiva lo ocurrido, que no es poco. El imparable ascenso de EH Bildu, no ha sido suficiente para dar el sorpasso al PNV, lo cual y si todo va como aparenta, dejará en la oposición a los de Otxandiano para la próxima legislatura.

El PNV gana las elecciones por la mínima, pero consigue la potestad de tener que dar el paso para formar Gobierno que será, salvo hecatombe que nunca es descartable, reeditando la colación con el PSE. Estos por su parte, están más que satisfechos por un crecimiento que se cifra en dos escaños más, hasta los doce, y porque con toda seguridad tendrán más responsabilidad en el equipo de Gobierno.

Mientras tanto el PP crece, pero menos de lo esperado; la llamada izquierda de la izquierda se desmorona; y VOX revalida un preciado escaño, en el que seguramente solo confiaban ellos. Esta foto rápida de los resultados, nos deja muchas lecturas a nosotros y a los políticos que deben gestionar los próximos ejercicios en la cámara vasca. Todos deben hacer una reflexión con altura de miras para interpretar correctamente lo que los ciudadanos hemos expresado.

La primera deben dedicarla a los que no se han pronunciado. Un 37% de los
ciudadanos con derecho a voto no lo ha ejercicio y hay que buscar soluciones para
motivarlos. No podemos contentarnos con decir que hemos mejorado respecto a las últimas autonómicas que se dieron en pandemia y que por ello son atípicas, ni argumentando que estamos en los ratios habituales aquí.

Respecto a quienes han votado, hay señales inequívocas de que los ciudadanos y las ciudadanas en Euskadi están evolucionando y aspiran y esperan, otra forma de hacer política, adaptada a los tiempos y a las necesidades actuales.

Seguimos teniendo un parlamento muy plural con sensibilidades muy diferentes, pero que debe hacerse eco de problemas sociales que son transversales y para los que
deben darse soluciones que serán mejores cuanto más consensuadas estén. Flaco favor harían los partidos más votados a la sociedad vasca haciendo una lectura
fácil y simplista de los resultados. De este modo, el PNV no puede contentarse con mantener el poder, y en el caso de EH Bildu, con su trepidante ascenso tanto en
número de votos como en escaños.

Los primeros deben analizar el paulatino desgaste que vienen sufriendo, y no buscar
excusas fuera, sino internas. Lo que viene llamándose autocrítica. Y en el caso de los de Bildu, ser conscientes de que por mucho que se empeñen, la página del terrorismo
está sin cerrar, y no va a cerrarse por conveniencia política, ni esperando que el tiempo vaya diluyendo la sangrante y espeluznante historia que vivimos, no hace tanto tiempo aquí.

Hay que dar más pasos y deben ser contundentes. Condenar de forma taxativa y
dejarse de circunloquios para no llamar a las cosas por su nombre. Hemos tomado decisiones, muy significativas y se han traducido en votos y en responsabilidades. Por delante una legislatura donde es absolutamente necesario interpretar de forma correcta los cambios que la sociedad vasca ha dejado claro que existen y que deben asumirse.

Hay que saber leerlos y traducirlos, porque es evidente que las señales están ahí. No
hay cuatro años por delante para seguir haciendo las cosas como hasta ahora. Todos y
cada uno de los 75 parlamentarios que accederán al escaño tienen una responsabilidad contraída primero con quien les ha votado, pero también con el resto.

Esperemos que la ejerzan y que de verdad las propuestas vayan encaminadas a
resolver problemas y no a disfrutar del puesto. Lo que las urnas han recogido no son señales de humo, sino muestras claras de que algo o mucho debe cambiar. Ganará quien mejor interprete esos cambios. Y ahora, si les apetece cojan palomitas y esperen a ver qué ocurre con Sánchez…