Reciclaje / GETTY IMAGES

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Opinión

Reciclar no es una opción

22 mayo, 2024 05:00

Este pasado viernes celebramos el Día Mundial del Reciclaje y, como suele pasar en estas efemérides, muchas instituciones aprovecharon para sacar pecho de lo que han mejorado nuestros ratios de recogida selectiva pero la mayoría de ellas también dejaron constancia de la lentitud de esta mejora y de que estamos muy lejos del mínimo solicitado por Europa para el año que viene: 50% de residuos reciclados. Ser, junto con Navarra, uno de los territorios con las mejores cifras del Estado no puede impedir ver la realidad preocupante de la falta de compromiso de la población para gestionar sus residuos, nuestros residuos, de una manera adecuada.

Si nos fijamos por ejemplo en las cifras de reciclaje de nuestras tres capitales, Donostia-San Sebastián no llegaba al 42% a finales de 2021, Vitoria-Gasteiz al 39% en 2023 y en Bilbao, según datos del Observatorio de Residuos de Bizkaia en 2022, es cifra era del 27,77% de los desperdicios generados. Un claro suspenso a pesar de que llevamos décadas impulsando las diferentes recogidas selectivas desde que en 1982 se instalara el primer contenedor de vidrio en España.

Es evidente que no estamos haciendo bien las cosas y también está cada vez más claro que para conseguir un incremento exponencial de nuestra conciencia recicladora hay que "pasar de pantalla". El reciclaje no puede ser en 2024 una opción voluntaria, debemos hacer la transición hacia un sistema que nos obligue a cumplir con las 4 R (reducir, reutilizar, reparar y reciclar). No podemos seguir poniendo "paños calientes" a una situación que se prolonga en el tiempo sin que las administraciones se decidan a hacer un cambio disruptivo en sus políticas de residuos. Hasta ahora, los diferentes ayuntamientos han ido implantado, con mayor o menor acierto y celeridad, todas las infraestructuras necesarias para poder practicar el reciclaje.

El reciclaje no puede ser en 2024 una opción voluntaria, debemos hacer la transición hacia un sistema que nos obligue a cumplir con las 4 R

Ha llegado el momento de exigir a la ciudadanía que cumpla con su parte del trabajo y separe selectivamente sus residuos de una manera adecuada para que el incremento de las tasas de reciclaje sea una realidad. Para lograrlo, hay que combinar varias iniciativas entre las que destacan, en mi opinión, sistemas de recogida que castiguen los malos hábitos y premien los buenos. No puede ser que un ciudadano que se esfuerza diariamente en la correcta gestión de sus residuos pague lo mismo que otro que incumple retiradamente sus obligaciones, no sólo con el municipio y el planeta, sino con el resto de sus conciudadanos. Lo mismo debería suceder con las empresas.

2024 debería de ser para la gestión de los residuos lo que fue 2006 para el incremento de la seguridad vial a través de la implantación del carnet por puntos y de las posteriores campañas informativas impulsadas desde la DGT. Un estudio de la Universidad Pablo Olabide, realizado posteriormente, demostró que la entrada en vigor de esta medida redujo los excesos de velocidad en más de un 42% o la conducción bajo los efectos de alcohol y drogas en casi un 30% y, lo que es más importante, evitó la muerte de más de 340 personas al año. 

Llevamos tanto tiempo reciclando que a las administraciones competentes se les ha "olvidado" la imperiosa necesidad de seguir informando y concienciando permanentemente. Si ahora mismo hacemos una encuesta por la calle o incluso en los pasillos de cualquier ayuntamiento serían muy pocas las personas que no tengan ninguna duda sobre dónde depositar un residuo u otro.

No puede ser que un ciudadano que se esfuerza diariamente en la correcta gestión de sus residuos pague lo mismo que otro que incumple retiradamente sus obligaciones

No se trata de hacer solo campañas de comunicación, se trata de hacer una comunicación permanente con acciones y actividades continuadas que lleguen a todos los segmentos de la población, desde los más mayores a los más pequeños. Por eso, iniciativas como la impulsada desde la Diputación Foral de Álava, Egibide y la Asociación Har Eman para promover proyectos de reciclaje propios en los centros escolares alaveses o la instalación de un Reutilizagune por parte del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, entre otras, son tan necesarias.

Cuando nos queda tanto camino por recorrer no podemos permitirnos seguir empleando las mismas recetas que, hasta ahora, no han dado el fruto deseado. La reducción de nuestra huella ecológica pasa por reducir drásticamente la generación de residuos y este ajuste pasa también por un cambio de chip en las empresas productoras para reducir al mínimo los elementos desechables. Necesitamos seguir recirculando nuestra economía, aumentando la vida útil de los productos y reciclando y reutilizando todos sus materiales. No podemos seguir tirando millones de toneladas de recursos que al caer en el contenedor equivocado pierden su capacidad de tener una segunda o tercera vida.

Necesitamos seguir recirculando nuestra economía, aumentando la vida útil de los productos y reciclando y reutilizando todos sus materiales

Todos y cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de gestionar adecuadamente estos residuos, también con la última fracción que ha pasado a formar parte de este circuito reciclador: la materia orgánica. Empecemos, por ejemplo, por reducir al máximo un desperdicio alimentario que alcanza en Euskadi cifras preocupantes de más de 311.000 toneladas al año.    

Reciclar debe dejar de ser sólo una opción, tiene que convertirse en una obligación, en una costumbre y en un hábito asumido por todas las personas. El que no lo practique debe ser penalizado y castigado, es una cuestión de justicia climática y social. El compromiso debe ser de todos pero las administraciones tienen que impulsar la gobernanza y la gestión de una nueva manera de gestionar los residuos. En este tema ya no nos queda una segunda oportunidad, como en aquel famoso programa de televisión sobre seguridad vial.