Para saber la importancia que tienen unas elecciones como las que se desarrollan el 9 de junio en todo Europa, desde la ciencia política solemos recurrir a dos dimensiones. La primera nos habla del aspecto más formal, ¿Qué decisiones se toman en las instituciones que se eligen y como afectan al día a día de un ciudadano cualquiera? La segunda nos habla más de aspectos mas coyunturales, más políticos. ¿Cómo afectarán los resultados posibles al panorama político en el país? ¿cómo afecta a los partidos, sus relaciones entre ellos y con la sociedad?
Sobre la primera dimensión ya se ha hablado mucho. Compañeras articulistas han dado en el clavo dándole la importancia que tiene estas elecciones europeas para la economía, el medio ambiente, los derechos laborales, etc. Europa, a pesar de ser un enfangado entramado institucional, tiene una serie de atribuciones legislativas muy importantes y de mucho impacto en la vida, presente y futura de la ciudadanía.
“Dividen (la extrema derecha) a nuestra sociedad y ponen en peligro nuestra prosperidad”
La segunda, también es importante y ya no solo los partidos hacen lecturas públicas sobre la coyuntura de las elecciones europeas. Como muestra un botón: En Alemania las 30 empresas más importantes del país muestran su preocupación por el auge de la extrema derecha (que en ese país es una de las más radicales de Europa). Ya que (y cito textualmente): “Dividen (la extrema derecha) a nuestra sociedad y ponen en peligro nuestra prosperidad”. Parece que en Alemania han entendido el riesgo que vive ahora mismo Europa.
En cualquier caso, me voy a centrar en las implicaciones de esta segunda dimensión para los partidos políticos vasco de estas elecciones europeas, teniendo en cuenta de que no para todos tienen la misma influencia.
Lo primero que tenemos que decir para acertar lo mejor posible en el análisis es que la participación será previsiblemente baja en Euskadi. Hay varios factores que me inclinan a esta predicción. La fatiga electoral por un ciclo muy intenso (municipales, generales y autonómicas en menos de 1 año) y la bajada generalizada de la participación en todos los procesos electorales desde la pandemia del COVID nos hace pensar que la participación puede caer en unos 20 puntos porcentuales (la de 2019 fue del 62,89).
Tanto EH Bildu, Podemos y el PSOE (veremos si Sumar también) están utilizando el marco del freno a la extrema derecha para movilizar a sus votantes
Esta bajada de la participación va a ser fundamental para explicar lo que pueda suceder el 9 de junio y como va a afectar a los diferentes partidos y que consecuencias pueden tener para ellos de cara al medio o largo plazo.
Ejemplo: los partidos de la izquierda. Tanto EH Bildu, Podemos y el PSOE (veremos si Sumar también) están utilizando el marco del freno a la extrema derecha para movilizar a sus votantes. En un contexto de bajada importante de la participación, movilizar es fundamental, es lo que te hace ser ganador o perdedor y no tanto el atraer votantes de otros nichos.
Por ejemplo, para EH Bildu estas elecciones son importantes por una razón, vamos a ver como de real es aumento de su base electoral y si esta tan movilizada como en las elecciones autonómicas. La lógica nos dice que al haber aumentado su base electoral han atraído votantes de otras fuerzas (Podemos-Sumar y PNV fundamentalmente) y que esos votantes no se movilizarán tanto en esta ocasión. Si esto no sucede y por el contrario sus votantes nuevos se movilizan para votar en las europeas, no estaremos hablando de un voto coyuntural, más bien de un aumento y fortalecimiento de su base electoral que le dejaría en muy buena posición para futuras citas. Si nos vamos a las europeas de 2014 (las de 2019 no nos sirven por la participación excepcionalmente alta) y las comparamos con la cita electoral inmediatamente anterior (autonómicas 2012) EH Bildu se dejo cerca de 100.000 votos. Es cierto que el momento dulce de la coalición tras su nacimiento ya había terminado y eso les pasó factura, pero nos puede servir como comparativa. Si EH Bildu, no pierde esa cantidad de votos, e incluso, perdiendo ese número, podríamos hablar de un crecimiento firme de su base electoral (tiene más fieles y están dispuestos a votar en cualquier elección y circunstancia).
La segunda incógnita que me entretiene es la pelea Podemos-Sumar/Sumar-Podemos
Esto, lógicamente tiene implicaciones en el PNV y PSE y en lo que tendrá que ver con sus relaciones con la coalición. Otra cosa es que tengan la suficiente inteligencia estratégica como para verlo venir.
La segunda incógnita que me entretiene es la pelea Podemos-Sumar/Sumar-Podemos.
Tras las autonómicas, el espacio de la izquierda de ámbito estatal se vio seriamente dañado y reducido (a pesar del sorprendente tono triunfalista de Alba García en la noche electoral). El espacio está tan perjudicado por un factor a mi entender. Sus votantes se han desmovilizado u optaron por EH Bildu y la hecatombe fue tal que ahora mismo no es descartable ningún cambio en ese espacio en la correlación de fuerzas. De hecho y viendo la intensidad de la campaña estatal, las posibilidades de que las de Belarra adelanten a las de Diaz en Euskadi es bastante real, más si tenemos en cuenta de que la candidata de Podemos, Irene Montero, tiene muchísimo más conocimiento y potencial de movilización que la desconocida candidata de Sumar a la que, en Euskadi, no pueden añadir a candidatos fuertes como si lo pueden hacer en Cataluña o Comunidad Valenciana.
Estas son dos de las cuestiones que se resolverán (o empezarán a resolverse el 9 de junio). Lógicamente quedan otras que afectan a PNV, PSE y PP y también habrá que resolverlas a su debido tiempo. Mientras, mi consejo a los votantes que me leen: Piensen, reflexionen, infórmense y voten. Estás elecciones son lo suficientemente importantes como para dejarlo en las manos de quienes votan a toque de corneta de sus respectivos partidos. Denme la alegría de equivocarme con los datos de participación y háganla crecer.