Un día sin tren
Quizás durante las últimas semanas hayan escuchado a David Bisbal entonar el “Volare” en una excelente campaña de AENA, la empresa que controla los aeropuertos estatales, titulada “Un día sin aeropuertos”. La iniciativa pretende poner en valor la importancia de estas infraestructuras en el sistema de transporte de un país, mostrando las consecuencias que podría provocar no tener aeropuertos. Yo les pediría que hicieran este mismo ejercicio con las estaciones de tren, aunque tal vez aquí no les resulte tan difícil. Lo digo porque, después de muchos años de no apostar de manera decidida por el ferrocarril como medio de transporte prioritario, muchas de ellas están infrautilizadas y esperando el “Godot” de la Alta Velocidad para intentar recobrar brillos pasados. Esta situación me llama poderosamente la atención porque va en contra del sentido común y la lógica más básica, especialmente si nos damos cuenta de que una cuarta parte de las emisiones de CO2 de Europa pertenecen al sector del transporte y la UE se ha puesto como objetivo reducirlas un 90% para 2050. ¿Saben ustedes cuanto aporta el tren a esas emisiones totales? Sólo un exiguo 0,4%, mientras, el transporte por carretera supera el 71%, el aéreo el 13% y la navegación el 14%. Creo que no cabe ni la más mínima duda de cual es el modo de viaje menos contaminante. Si traducimos estos datos a emisiones por viajero y kilómetro las cifras son aún más llamativas. Un viajero de tren emite solo 14 gramos de CO2 por km, uno de avión llega a 285 gramos de CO2 por km y la cifra de un usuario de un vehículo privado alcanza los 104 gramos de CO2 por km. Todos estos datos están sacados de informes de la Agencia Europea de Medio Ambiente.
A pesar de todas estas evidencias, en Euskadi el tren sigue sin ser una alternativa real, especialmente para media y larga distancia, pero también es francamente mejorable en los trayectos de cercanías. Tenemos dos grandes problemas que nos impiden ponernos al nivel de la mayoría de nuestros vecinos europeos en los desplazamientos en tren. El primero es, sin duda, la obsoleta red ferroviaria y la incomprensible ausencia, más de 3 décadas después de su entrada en funcionamiento en España, de una conexión de alta velocidad. El segundo es la francamente mejorable, por ser políticamente correcto, gestión de las operadoras ferroviarias, en concreto de RENFE, que no está sabiendo aprovechar las indudables ventajas medioambientales y de todo tipo de este modo de transporte para multiplicar exponencialmente sus usuarios.
No se van a cumplir las previsiones que ahora hablan de que los primeros trenes de alta velocidad llegarán a Euskadi en 2030
No voy a entrar en este artículo a hablar de la llegada del AVE a la CAPV, ya lo he hecho en otras ocasiones y, a pesar de noticias que hablan de avances en los soterramientos de Bilbao y Vitoria-Gasteiz o el comienzo de los trabajos del tramo entre Burgos y la capital alavesa, estoy seguro de que no se van a cumplir las previsiones que ahora hablan de que los primeros trenes de alta velocidad llegarán a Euskadi en 2030. Ojalá me equivoque pero la historia reciente creo que avala mi falta de optimismo.
Evidentemente, mientras no se ponga en funcionamiento la Y vasca bilbaínos y vitorianos tendrán que seguir cogiendo el coche o el autobús si quieren viajar de una a otra ciudad. Tampoco es que los donostiarras lo tengan mucho más fácil, llegar a cualquiera de las otras 2 ciudades en tren supone mucho más tiempo del razonable y, por lo tanto, la competencia de otros modos de transporte hace que las cifras de viajeros sean muy bajas. En 2010, algunos estudios de Fomento señalaban que con la alta velocidad en funcionamiento la cifra de viajeros anual entre las 3 capitales podría superar la de los 5 millones de personas. La cantidad de emisiones extra de CO2 a las atmósfera que estamos emitiendo porque las respectivas administraciones no han hecho los deberes es increíble y, en mi opinión , inaceptable para un territorio de futuro que está enfocado en la descarbonización de su economía.
El sector de transporte de viajeros por ferrocarril necesita una mayor liberalización para favorecer una mayor competencia y una reducción de precios
Pero centrémonos en la gestión “mejorable” del principal operador ferroviario del país, especialmente en la media y larga distancia. Sinceramente, creo que se puede hacer un esfuerzo mayor para dotar de más frecuencias con tiempos más atractivos a las conexiones de las 3 capitales vascas con las principales ciudades del resto del país, especialmente Barcelona y Madrid. La alta velocidad llega ya hasta Burgos y con el material adecuado estoy seguro que se podría ser mucho más competitivos con los tiempos. Después de la pandemia, el número de frecuencias se ha reducido al mínimo y ahora levemente comienza a recuperarse tras la protesta de numerosos colectivos, entre otros los propios empresarios. ¿De verdad que desde RENFE no se ve el enorme potencial que tienen las conexiones ferroviarias Euskadi-Madrid, Euskadi-Cataluña o incluso con el resto del Norte peninsular? Creo que se necesita una gestión mucho más profesional y adaptada a las necesidades del cliente, no puede ser que reservar una plaza en un tren a Madrid en fin de semana sea prácticamente imposible sino lo haces con meses de antelación. Tampoco ayuda mucho que esta misma semana RENFE decida reducir las devoluciones por retrasos en los trayectos.
Creo sinceramente que el sector de transporte de viajeros por ferrocarril necesita una mayor liberalización para favorecer una mayor competencia y una reducción de precios, además de un aumento de viajeros. Los datos de las líneas de alta velocidad así lo demuestran, hasta un 28% de descenso en el precio y hasta un 62% de aumento en el número de usuarios según las líneas desde la entrada de 2 nuevos competidores, con la excepción de la conexiones Madrid-Barcelona.
La manera en la que nos movemos es clave en una situación de emergencia climática como la que vivimos, pero también es esencial en la mejora competitiva de un país. Les animo a que vean el mapa de líneas ferroviarias, conexiones y frecuencias de los países más avanzados de Europa y lo comparen con el nuestro. Verán que tenemos mucho margen de mejora. Necesitamos que las estaciones de tren vascas vuelvan a estar llenas de pasajeros, las grandes y las pequeñas, porque esto será una señal de progreso y de calidad de vida. Sólo queremos que los responsables, administraciones y operadoras, nos lo pongan fácil para que podamos volver a repetir aquello de: ¡¡¡Pasajeros al tren!!!!