Las denuncias por violencia machista aumentaron un 6,8% en Euskadi en 2023/Europa Press

Las denuncias por violencia machista aumentaron un 6,8% en Euskadi en 2023/Europa Press

Opinión

La culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía

4 julio, 2024 05:00

A finales de 2019 dio la vuelta al mundo la performance titulada "Un violador en tu camino" interpretada por cuatro jóvenes chilenas agrupadas en el colectivo Las Tesis. También llegó a Euskadi y en 2022 fuimos muchas las que la replicamos en las manifestaciones del día 8 de marzo. El texto de lo que se convirtió en un himno feminista traducido y adaptado a más de quince idiomas venía a decir que el patriarcado es un juez que nos juzga por nacer y nuestro castigo es la violencia que no ves. Es feminicidio, impunidad para el asesino, decía. Ponía el acento en el violador y no en la víctima: "y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía. El violador eres tú". O el asesino. 

El mes de junio se despidió mostrando su peor cara, la de la muerte de cuatro mujeres y dos niños a manos de las parejas o ex parejas de ellas. Sobre uno de los tres asesinos pesaban varias condenas y órdenes de alejamiento. La justicia habló de ingreso en prisión inminente por los terribles delitos cometidos pero no llegó a cruzar la puerta de la prisión antes de descuartizar a su mujer y a sus dos hijos. "Yo entro en la cárcel pero ella no se queda fuera" dicen que decía. Y cumplió con su macabra sentencia. 

El dolor, la rabia, la tristeza, la furia, el coraje, la pena, la inmensa pena que nos dejan estas muertes, como las de todas las mujeres asesinadas y maltratadas cada día, es infinita. A mí siempre me queda la sensación de que no hacemos lo suficiente por poner fin al feminicidio. ¿Qué sucedería si las asesinadas no fuesen mujeres anónimas? Dímelo tú.

¿Qué sucedería si las asesinadas no fuesen mujeres anónimas? Dímelo tú

Hacer lo suficiente significa poner todos los medios, especialmente económicos, para proteger a las víctimas. Sí, la educación tiene que ser la base, que niños y niñas estén alejados del modelo basado en la desigualdad y que sus referentes nunca sean ni la dominación, ni la superioridad, ni el machismo. Pero dado que los asesinatos, la violencia física y psicológica, el terror en lugares que debían ser refugio y no peligro como son los propios hogares, dado que no conseguimos acabar con todo eso, invirtamos dinero. Dinero para que en los ayuntamientos, en los centros policiales, en las casas de acogida o en los lugares de trabajo social pueda haber recursos suficientes para dar cobijo a las mujeres que tienen que huir de sus casas para no convivir con su enemigo.

Centros como el conocido por el nombre de "La casa grande", del que no se puede dar ubicación por motivos de seguridad, van a cerrar por falta de financiación pública. Por sus instalaciones han pasado más de mil mujeres acompañadas de sus hijos e hijas. Allí sintieron el calor de otras personas que trabajan sin descanso por hacerles sentirse seguras y sin miedo. 33 años han estado prestando servicio. No un servicio rápido sino uno sanador, prolongado, diseñado especialmente para salir fortalecidas del proceso progresivo de debilidad al que les sometieron sus agresores. Si quieres más información o hacer alguna aportación económica para evitar el cierre puedes contactar con el Centro de Recuperación Integral CARRMM- Separadas y Divorciadas. 

Por muchas leyes que tengamos, por mucha normativa que pretenda proteger a las víctimas, si no vienen acompañadas de recursos económicos no nos servirán de nada. Las mujeres seguirán siendo asesinadas por el mero hecho de serlo porque no tendrán red de apoyo y acogida. No hay dinero, parece, para ello

Dado que no conseguimos acabar con todo eso, invirtamos dinero

En tiempo de verano, cuando se incrementan las violaciones, las agresiones y los asesinatos, hemos conocido el documento titulado "¿La fiesta era esto? Estudio de las violencias sexuales en espacios de ocio nocturno sobre mujeres jóvenes en Bizkaia". En el texto se desaconseja que las instituciones pongan en marcha iniciativas para acompañar a las mujeres en su retorno a casa en periodos festivos. Se refiere a los autobuses para ellas, a los servicios de acompañamiento nocturno y a todas las alternativas que los municipios activan para evitar agresiones a mujeres. Desaconsejan estos servicios porque "fomentan la naturalización de las violencias, la dependencia y reducen a las mujeres a meros objetos". Concluyen que las medidas que se adoptan no sirven para enfrentar las violencias sexuales sino para transformar el miedo en un terror sexual "llevadero".  

No les falta razón. Es lo que se llama cultura de la violación, es decir, fomenta que se asuman esas violencias como un problema social aceptado y normalizado. Sin embargo, el miedo impide asumir esas conclusiones. No queremos que nos acompañen a casa, ni crear estrategias para que nuestras amigas sepan que hemos llegado sin incidentes, ni subirnos a autobuses exclusivos para mujeres o a taxis rosas como se hace en Londres. Queremos sentirnos libres pero tenemos miedo. Así que también este verano necesitaremos seguir contando con mecanismos especiales de protección. Y las madres y los padres pediremos a nuestras hijas que los utilicen. 

Lo bueno sería poder decir aquello de no protejas a tu hija, educa a tu hijo pero lo cierto es que la frase sigue apuntando a proteger a tu hija. Por desgracia, por miedo, continuamos poniendo la responsabilidad de cuidarse en ellas y no en los verdaderos responsables de tanta violencia machista, aquellos que no nos permiten estar, vivir o vestir como nos de la gana.