El acceso a la vivienda es una prácticamente una emergencia social en Euskadi. Preocupa y ocupa a muchas personas en esta comunidad. Y, por ello, es bueno que el lehendakari, Imanol Pradales, haya puesto este asunto como prioridad en su ronda de contactos con los partidos, que ha empezado esta semana y terminará la semana próxima.

Acierta también el consejero de Vivienda, Denis Itxaso, al convocar el Consejo Social de la Vivienda, formado por 90 actores que firmaron ese pacto en 2022. También acierta al afirmar que desde las instituciones no se pueden hacer milagros. Para que descienda el precio de la vivienda, tanto en alquiler como en compra, tienen que participar también desde el sector privado.

Este no es un asunto sencillo que se resuelva en una tertulia de radio o televisión. El problema de la vivienda tiene demasiada hondura y hay que afrontarlo con seriedad. Hace falta mucha gente que reme en la misma dirección.

Y también acierta Itxaso al anunciar que su apuesta, en principio, es poner más vivienda pública en el mercado. Habla de que haya 50.000 viviendas de aquí a 2036 y habla de poner en marcha en esta legislatura hasta 7.000 viviendas de alquiler social. Más allá de estas medidas concretas, hay que ver qué sale de la reunión del Pacto de la Vivienda del próximo miércoles. Conviene pedir a todos generosidad.

Políticos, sindicatos, constructores... todos los implicados tienen que remar en la misma dirección. No hay soluciones mágicas para un tema tan complejo, pero hay que poner todos los medios para que la vivienda deje de ser una de las principales preocupaciones en Euskadi

Esta misma semana era bastante interesante el informe que presentó el sindicato ELA sobre la vivienda en Euskadi. Decía que ocho de cada diez vascos que viven en alquiler lo hacen porque no pueden permitirse comprar un piso. Y proponía movilizar hasta 100.000 viviendas desocupadas en la comunidad para paliar el problema.

Son propuestas que por supuesto hay que tener en cuenta para buscar soluciones. Políticos, sindicatos, constructores... todos los implicados tienen que remar en la misma dirección. No hay soluciones mágicas para un tema tan complejo, pero hay que poner todos los medios para que la vivienda deje de ser una de las principales preocupaciones en Euskadi. Cuanta más vivienda pública haya, mejor, pero también faltan otras iniciativas para completar el difícil puzzle que necesita este complicadísimo problema.

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