ETA, nuestras calles y el vertedero de la historia

Hay comportamientos que lamentablemente continúan en Euskadi. Pese a que se ha avanzado mucho en la convivencia desde el final de ETA, algunos colectivos como Covite, la Fundación Fernando Buesa u otros vienen denunciando cómo este verano en espacios públicos de Euskadi volvemos a ver fotografías, pancartas o pintadas que recuerdan a miembros de la banda terrorista.

Esto, aunque ocurra verano tras verano, sigue siendo igual de inadmisible, igual de repudiable e igual de lamentable. El trabajo en el ámbito de la memoria tiene que ser constante porque hay que deslegitimar el terrorismo en las calles de Euskadi. En eso está la consejera de Derechos Humanos del Gobierno vasco, María Jesús San José, que junto a su nuevo equipo le ha dado un giro, según ella misma anunció, a la forma de hacer memoria desde las instituciones.

Aquí venimos defendiendo que ese relato tiene que ser poliédrico y polifónico, porque tiene que incluir a todas las personas que han sufrido terrorismo de todo tipo y también otras vulneraciones de los derechos humanos. Pero en concreto la violencia de ETA es la más relevante por ser la más numerosa y porque es la única que sigue presente en las calles de Euskadi.

A quienes ponen esos carteles habría que decirles que piensen un poco más en las víctimas del terrorismo y en la convivencia, así como que se olviden de homenajear, honrar o justificar a terroristas que tanto daño hicieron a Euskadi

Es inaguantable que en cualquier fiesta relevante de una localidad de Euskadi aparezcan fotografías, pintadas u homenajes de cualquier tipo a miembros de ETA. Esto simplemente se tiene que acabar. Imagino que hace falta mucha política pública de memoria, mucha pedagogía y, sobre todo, muchas ganas de apostar realmente por la convivencia.

A quienes ponen esos carteles habría que decirles que piensen un poco más en las víctimas del terrorismo y en la convivencia, así como que se olviden de homenajear, honrar o justificar a terroristas que tanto daño hicieron a Euskadi. A todas las personas en Euskadi. A sus empresarios, a sus políticos, a sus policías, a sus periodistas, a sus jueces, a toda la gente de la calle.

ETA fue una lacra y es lamentable que existiera. Así se tiene que recordar. Porque ninguna organización terrorista debe justificarse. Ni ETA ni ninguna otra. Fue terrorismo puro y duro. Se sufrió mucho aquí. Y lo que conviene ahora es una memoria basada en la verdad de los hechos que ponga a ETA donde debe estar, en el vertedero de la historia.