Imagen de Siemens, matriz alemana de Gamesa.

Imagen de Siemens, matriz alemana de Gamesa.

Opinión EL APUNTE DEL DIRECTOR

De Renaults y Ferraris en Siemens Gamesa

La matriz que dirige Christian Bruch empieza a negociar con la plantilla el nuevo plan de ajuste

10 septiembre, 2024 05:00

"Nosotros hacíamos Renaults, pero cuando Siemens nos compró, nos pusieron a hacer Ferraris... Y no sabíamos hacerlos. Ahora, por fin, vamos a hacer algo parecido a Renaults pero mejorados, y no Ferraris, claro. Eso sí, vamos a pagar los de siempre"

Esa es la gráfica definición de un veterano trabajador de Siemens Gamesa que explica en gran medida qué ha pasado en estos años, desde que la multinacional alemana adquirió la empresa de origen vasco. Si intercambiamos "Ferraris" por las famosas turbinas de la discordia, entendemos, al menos en alguna medida, el panorama de una compañía que cuando iba por libre vendía Renaults como rosquillas

No seguiremos, en todo caso, por la senda de la comparativa con la automoción. Porque desde que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lanzó su eslogan sobre "más transporte público y menos Lamborghinis", está claro que nos adentramos en un terreno demasiado resbaladizo. 

El caso es que, como les contamos hoy, la matriz que dirige Christian Bruch empieza a negociar con la plantilla el nuevo plan de ajuste. Con la anunciada vuelta a la comercialización de las célebres turbinas y a tenor de los últimos resultados conocidos, las perspectivas no son tan oscuras como vaticinaban los agoreros. 

Parece que esta vez los despidos -430 en España y cuatro mil en total- no serán tan traumáticos como en ocasiones precedentes, si bien algunas fábricas vascas, como también les contamos, parecen abocadas al menos al ERTE.

El problema, en todo caso, es que estamos ante el enésimo ajuste en la división eólica de Siemens Energy. Y, como venimos explicando y defendiendo en este periódico, los trabajadores -"los de siempre", sí- pagarán una vez más las consecuencias de malas decisiones que ellos no tomaron.

Pase lo que pase a partir de ahora, está claro que aquella gran operación de unos años atrás que iba a dinamitar el mercado, impulsar sobremanera el negocio eólico y producir pingües beneficios a diestro y siniestro se quedó en agua de borrajas. Como cuando te compras un KIA y quieres que corra como un Mercedes.