El lehendakari junto a Andoni Ortuzar en la gala de los premios de la Fundación Sabino Arana 2025, uno de los cuales ha recaído en el ex lehendakari Iñigo Urkullo

El lehendakari junto a Andoni Ortuzar en la gala de los premios de la Fundación Sabino Arana 2025, uno de los cuales ha recaído en el ex lehendakari Iñigo Urkullo EFE

Opinión

Algo personal

"El PNV podía haber parado hace años su deriva nepotista y haber jugado limpiamente, pero se hicieron trampas al solitario con el euskera, la educación y las ikastolas, el acceso a la función pública o los empleos públicos"

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Poco se habla de lo que está pasando en el PNV que, no hay que olvidar, no es un partido cualquiera. Hasta hace nada era un partido estado, o un partido paisito, como ustedes prefieran. Y aún administran gran parte del Gobierno vasco, gran parte de las tres diputaciones, y gran parte de los ayuntamientos de Bilbao y de Donostia-San Sebastián y una parte menor del de Vitoria-Gasteiz. Además de decenas de ayuntamientos, la mayoría o los más potentes, en coalición.

Dejaron de ser un partido guía a medida que se gentrificaban y se ocupaban más de seguir colocando a los nietos (los hijos ya estaban), que en seguir ensanchando la base social abriéndose a la sociedad. Podían haber parado hace años su deriva nepotista y haber jugado limpiamente, pero se hicieron trampas al solitario con el euskera, la educación y las ikastolas, el acceso a la función pública o los empleos públicos.

Además, en las agrupaciones, o batzarres, locales no hubo relevos. Las mismas familias seguían con el control. Cuestión no menor que diría Rajoy porque espantan a los nuevos y a los que podrían estar interesados en militar activamente. De esta manera se empezaron a quedar sin gente en los pueblos para las listas municipales, y tuvieron que recurrir cada vez más a nuevos vecinos o a independientes. Con lo que ello comporta en esos ecosistemas rurales y cerrados.

Ocurría, y ocurre, que los militantes con puesto fijo en Osakidetza, en Diputación, en la Ertzaintza o en cualquier empresa pública no responden a los llamados del partido como hacían sus padres. Prefieren irse de finde y que sean otros concejales, sin sueldo, los que trabajen por el pueblo y sacrifiquen sus sábados y domingos para que las actividades lúdicas (pan y circo) previstas por el ayuntamiento puedan celebrarse. Eso hace sangre. La sangre huele y los tiburones acechan.

Esta es la explicación de la progresiva urbanización del PNV frente al imparable ascenso del gran partido agrario vasco en los pueblos pequeños y medianos. Los jeltzales están quemados, llevan demasiados años sin alternancia alguna, y los de Bildu solo tienen que oponerse para ir ganando. Una mezcla de edadismo y adanismo que amenaza con barrer al PNV de la Euskadi profunda.

Luego está el mal de toda empresa familiar. Ya saben, los abuelos la fundan, los padres la mantienen y los nietos la cierran. Los Atutxa, Arzalluz, Pujana, Makua, enlazaron con la generación de la guerra de los Leizaola o Ajuriagerra, e hicieron el país a su imagen y semejanza.

Lo mismo te hacían una tortilla en el batzoki que te enchufaban a una prima en la diputación

Aprovecharon políticamente las terribles circunstancias del paísito en aquellos años y navegaron con maestría entre las balas y las bombas. Crearon una Ertzaintza fiel a partir de las listas corregidas en los batzokis, coparon la administración a dedazo limpio, levantaron las instituciones y capearon la primera gran crisis interna, que terminó con la escisión de Garaikoetxea y los suyos. Y todo ello con una militancia muy activa y presente en todos los órdenes de la vida. Lo mismo te hacían una tortilla en el batzoki que te enchufaban a una prima en la diputación. Son los abuelos. Y tenían nivel.

Los hijos tomaron el relevo y se enfrentaron a la segunda gran crisis: la dimisión de Josu Jon Imaz y el auge del soberanismo rampante en Gipuzkoa y en amplios sectores de otros herrialdes. Fue el momento de los Jobuvi, que como todo el mundo sabe es el acrónimo de jóvenes burukides vizcaínos. Concedieron Gipuzkoa a Egibar, neutralizaron a Ibarretxe y sus ansias y se quedaron con el Bizkai y el EBB, y con la Lehendakaritza. Y con ETB, importante.

Los alderdis comenzaron a ser cada vez menos multitudinarios y, para colmo, ningún militante hacía ya tortillas en los batzokis. La mayoría están arrendados y son atendidos y cocinados por personas vascas venidas de allende los mares.

Mandan a casa a Urkullu y le sustituyen por Pradales, segundo lehendakari maqueto después de Patxi López

Los hijos van envejeciendo. Peinan canas o directamente están calvos. Y empiezan a perder votos. Y elecciones. Así que comienzan a escuchar o eso dicen y hacen lo que nadie les ha pedido, mandan a casa a Iñigo Urkullu y le sustituyen por Pradales, segundo lehendakari maqueto después de Patxi López.

Y mandan a casa a los burukides de los herrialdes, Suso, Atutxa, Egibar, etc... y a los del EBB, Mediavilla, Aurrekoetxea... y los sustituyen por perfectos desconocidos que, en su práctica totalidad, tienen un denominador común: nunca han trabajado fuera de la política o de la cosa pública... Y muchas, muchos tienen puesto fijo en la administración. Son los nietos ¡Que Jaungoikoa nos asista!

Pero el jefe, el puto amo que diría Guardiola de Mourinho, se había reservado una carta: Todos fuera y yo me presento. Alguien tiene que hacer de nexo entre el pasado reciente y el futuro, pensaría, digo yo. Es Andoni Ortuzar, que sale a la palestra como candidato ¡No me quiero imaginar la cara de Urkullu, o de Egibar, o de Atuxa!

Pero de puta a puta, taconazo, y el culebrón se pone interesante cuando una de las familias imperiales del PNV, los Atutxa, toma cartas en el asunto. Movilizan sus apoyos y a otros descontentos que corren el riesgo de quedarse fuera de juego, y empiezan a meter el nombre del marido de Itxaso en los batzokis. Y Aitor Esteban empieza a ser propuesto. A lo sorro, sorro.

Aitor y Andoni son dos caras de la misma moneda...

El susodicho no se da por aludido pero se muestra muy honrado porque alguien, vete tu a saber por qué, ni cómo, haya pensado en él como jefazo del partido. Mientras tanto el aparato no se entera y solo sabe dar mensajes de tranquilidad. Esto está chupado, no creemos que Aitor se presente, Aitor y Andoni son dos caras de la misma moneda...

A los pocos días, el mensaje que emanaba de Sabin Etxea ya no excluía que Esteban iba en serio pero tenían super claro, y así lo decían a quién preguntara, que Andoni Ortuzar ganaba fácil. Hoy el pánico ha cundido entre las filas oficialistas. El aparato de comunicación ha sido, y es, muy ineficaz y el aparato movilizador, peor. En definitiva, en el PNV nadie excluye cualquier posibilidad.

Repasando: Los abuelos vadearon la gran crisis de Garaikoetxea y la Ley de Territorios Históricos. El PNV apostó por fortalecer a estos últimos y sus Haciendas frente al centralismo del entonces lehendakari y del Gobierno vasco. Por cierto, un debate que hoy vuelve a surgir de la mano de Bildu, ese gran partido agrario. Y los socialistas no lo ven mal. Ya veremos.

Los hijos sacrificaron a Josu Jon Imaz para ganar tiempo y poder neutralizar a Egibar y a Ibarretxe con su plan. Una elección que primaba el posibilismo y el sentido común, al tiempo que les reconectaba con la mayoría social de Euskadi.

De Andoni Ortuzar intuyo que se ve a sí mismo como una solución a corto plazo. Una especie de gerente que acompañe a los nuevos para ir enseñándoles la empresa, los clientes, las cuentas y esas cosas

Los nietos enfrentan una pugna personalista de padres que se iban a ir pero no. De Andoni Ortuzar intuyo que se ve a sí mismo como una solución a corto plazo. Una especie de gerente que acompañe a los nuevos para ir enseñándoles la empresa, los clientes, las cuentas y esas cosas. Nada más. No veo ambición personal. Esa está colmada.

Lo de Aitor Esteban huele peor. Por las formas, por la espalda. Porque es un activo en Madrid y su marcha dejaría cojo el grupo del Congreso, sin que parezca importarle nada. Por el contenido de su candidatura, cero. Por las diferencias con el otro candidato, ninguna. Por sus declaraciones, inexistentes. Aquí sí veo rencor, ambición personal y de familia.

Concluyendo. Siempre había pensado que la caída del PNV vendría por la corrupción, las puertas giratorias y porque alguien acabaría cantando. Era un iluso. Lo que se va a llevar por delante al PNV es algo personal: no hay para todos.