La base de la cultura democrática en Euskadi.

La base de la cultura democrática en Euskadi. Edmond Dantès (Pexels)

Opinión

La base de la cultura democrática en Euskadi

Es importante comenzar a medir la opinión que tiene la ciudadanía sobre los sistemas democráticos

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En los tiempos que nos ha tocado vivir en los que la dicotomía imperante a nivel global es el conflicto entre democracia vs autoritarismo, es importante comenzar a medir la opinión que tiene la ciudadanía sobre los sistemas democráticos y más en concreto sobre sus sistemas democráticos.

Euskadi no puede librarse de este deber y aunque el debate puede parecer excesivamente teórico, un análisis detallado sobre qué piensan y sienten los votantes vascos sobre las democracias y su democracia es fundamental para fortalecer a dichos sistemas.

Empecemos por el principio: las democracias se basan entre otras cosas en un elemento importante.

Como bien dice Pablo Simón, la confianza de los ciudadanos con sus vecinos y vecinas es fundamental para los sistemas democráticos. El politólogo riojano lo ejemplifica muy bien con una situación cotidiana. Confianza entre ciudadanos es cuando se te olvida el dinero para pagar el pan en la panadería y el panadero te deja que te lleves el pan porque sabe que vas a volver a pagarle.

Si tengo que depositar mi voto, en primer lugar tengo que confiar en los ciudadanos que guardan ese voto y lo recuentan. Pero, además, tengo que confiar en que el resto de votantes lo hace sin intereses ilegítimos y votan responsablemente

Resulta evidente que en una sociedad en la que los ciudadanos desconfían masivamente los unos de los otros, hay peores condiciones para la democracia. Si tengo que depositar mi voto, en primer lugar tengo que confiar en los ciudadanos que guardan ese voto y lo recuentan. Pero, además, tengo que confiar en que el resto de votantes lo hace sin intereses ilegítimos y votan responsablemente. Por eso, la compra de votos en democracias jóvenes mina tanto la legitimidad de esos sistemas.

Pero vamos a observar cómo está la ciudadanía vasca en materia de confianza con sus semejantes.

En Euskadi, podemos recurrir al Sociómetro vasco para medir dicha confianza entre ciudadanos y aunque el último estudio sobre cultura democrática sea del año 2023, los datos no cambian en periodos cortos de tiempo o alteraciones significativas de la agenda política y mediática. 

Empecemos comentando los resultados por edades. A la pregunta “En general, ¿diría usted que se puede confiar en el resto de la gente?”, el grupo etario que más tiende a desconfiar del resto son los jóvenes de entre 18 a 29 años. Un 65% afirma que nunca se es suficientemente prudente, frente a un 33,6 que afirma que se puede confiar en la mayoría de la gente.

A partir de aquí, los siguientes grupos de edad tienden a mejorar la confianza hacia los demás llegando a puntos de equilibrio entre las dos opciones. Las personas entre 30 y 45 años todavía tiene porcentajes de desconfianza altos (58,7%), pero los siguientes grupos etarios mejoran esos números y así, la franja de edad de 46 a 64 años, son mayoría quienes confían que quienes no (49.5%-47.7%).

Los mayores de 65 años tienen porcentajes equilibrados con ligera ventaja para las personas que desconfían (47.6%-47.9%).

En cuanto al género, tanto hombres como mujeres confían o desconfían de la misma manera siendo quienes desconfían más que quienes confían (46.7%-50.4% Hombres; 43%-54.1% mujeres).

En cuanto al recuerdo de voto a los partidos vascos, (y aquí empezamos a ver cosas interesantes), tenemos que destacar que las personas que votaron a partidos de derechas son los que más desconfianza muestran frente a sus semejantes.

En concreto los votantes del PP desconfían en un 61.5% frente a un 34.6% de los votantes al mismo partido que sí confían. Por el contrario, los votantes de las izquierdas son quienes más tendencia tienen a confiar (excepto el PSOE). Elkarrekin-Podemos muestra los números más claros (60.4% confían frente a un 37.5% que desconfía).

En EH Bildu los números no son tan claros, pero al igual que en Elkarrekin, la mayoría de sus votantes tienden a confiar (54.1%) que a desconfiar (44.6%). En el PNV, los votantes están en un punto de equilibrio entre quienes confían y quienes no (47.1%-49.3%)

Vayamos con lo que puede estar indicando cosas interesantes de nuestra democracia:

Si analizamos los niveles de confianza y desconfianza por clase social, nos encontramos con una curva interesante. Cuanto mayor es la clase social, mayor es la confianza y menor la desconfianza y al revés, cuanto más baja es la clase social, menos se tiende a confiar.

Las personas que se consideran clase media-alta o acomodada confían más que desconfían (56.3%-41.7%), por el contrario, los que se declaran clase media-baja u obrera tienden más a desconfiar que a confiar (37.5%-59%).

Antes, en la segmentación por recuerdo de voto, me he guardado un dato importante y que creo que está relacionado con este último de la clase social. Entre los entrevistados que aseguran haberse abstenido, haber votado blanco o nulo, los porcentajes de desconfianza superan en todos los casos el 60%.

Fortalecer a las democracias frente a los autoritarismos pasa por reducir las desigualdades y atender más y mejor a las clases menos favorecidas para que confíen más y participen más de los sistemas democráticos

La reflexión me parece pertinente. No pretendo responsabilizar de derivas autoritarias a jóvenes o a clases medias-bajas y obreras, pero es evidente que las rentas menos precarizadas tienden más a la confianza que las más precarizadas y si concluimos también, que, a mayor confianza de los ciudadanos con sus vecinos tenemos mayor salud democrática, esto nos debería llevar a la conclusión de que a menor desigualdad, mayor calidad de nuestras democracias

Fortalecer a las democracias frente a los autoritarismos pasa por reducir las desigualdades y atender más y mejor a las clases menos favorecidas para que confíen más y participen más de los sistemas democráticos. La lucha contra la desigualdad es parte de la lucha por la democracia.