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Tiempo para los audaces
De las crisis se puede no salir, salir tocado, salir igual, o salir reforzado
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De las crisis se puede no salir, salir tocado, salir igual, o salir reforzado. Y estos últimos, los que salen reforzados, suelen ser los menos. Por otra parte, siempre se ha dicho que en las situaciones inciertas, en los conflictos hay “listos” que salen ganando. Esos, los que se aprovechan de los problemas ajenos para hacer su particular agosto, no nos interesan. Nos interesan los que analizan y valoran los problemas y buscan las mejores estrategias para darles respuesta. Nos interesan los audaces.
Vivimos en tiempos revueltos en muchos aspectos de nuestro día a día, pero particularmente en lo que se refiere al ámbito económico y en concreto al mundo del mercado y de la empresa.
La incertidumbre es mala para la economía pero lamento decirle a la economía, que al parecer a la dolorosa incertidumbre le ha gustado quedarse entre nosotros, y quien más quien menos, ha aprendido a convivir con ella.
Cuando creemos que hemos superado una coyuntura adversa, viene otra con ingredientes diferentes a los ya conocidos, y cambia por enésima vez las reglas del juego.
Hemos dejado atrás la demoledora pandemia, peleamos con las derivadas de los conflictos bélicos y navegamos en el proceloso mar de una geopolítica que para muchos resulta adversa. Y esto pasará y llegará otra cosa, y luego otras. Simple y llanamente porque el mundo se mueve, y los diferentes actores que lo integran lo hacen con él.
Las empresas están más que acostumbradas a moverse en contextos cambiantes. Llevan haciéndolo toda la vida y por eso, muchas perduran en el tiempo. Una no adaptación a tiempo, puede suponer la extinción
En este marco de actuación, sin duda, lo peor es no hacer nada. Pretender quedarse en una supuesta zona de confort es la peor de las decisiones. Eso no significa actuar de forma irreflexiva o especialmente arriesgada, pero sí implica tener una especial capacidad para adaptarse al cambio.
Las empresas están más que acostumbradas a moverse en contextos cambiantes. Llevan haciéndolo toda la vida y por eso, muchas perduran en el tiempo. Una no adaptación a tiempo, puede suponer la extinción. Es verdad que cuanta más estabilidad tengan mejor se desarrollan, pero cuando esto no existe y el marco de incertidumbre es prácticamente, igual para todos, es cuando mejor se ve mejor a aquellos que están más preparados.
Lo que estamos viviendo en la actualidad es relativamente nuevo, aunque seguro que alguno/a estará pensando, que en peores plazas hemos toreado. En cualquier caso, lo que nos viene desde fuera, no nos debe impedir tomar decisiones para intentar salvar la coyuntura de la mejor forma posible.
En las empresas toca diversificar, abrir nuevos mercados, buscar nuevos proveedores, nuevos socios de proyecto y por supuesto, nuevos clientes. Pero esto es el ABC del día a día empresarial, así que una vez más se trata de coger todos los ingredientes con los que contamos, e intentar hacer la mejor elaboración posible.
Cada empresa tiene una realidad diferente y eso significa que no valen los genéricos, bien al contrario hay que buscar soluciones especiales para cada una de ellas, incluso para cada uno de los pedidos que elaboran.
En definitiva, toca pensar y trabajar en ideas que ayuden a mejorar los procesos de cada empresa, para seguir en el mercado y además, hacerlo con ventaja
En el proceso por supuesto, se necesitan aliados cómplices, concretamente las administraciones, que tienen que procurar el mejor caldo de cultivo para intentar salir de esta y de cualquier otra crisis en el grupo de los reforzados.
En definitiva, toca pensar y trabajar en ideas que ayuden a mejorar los procesos de cada empresa, para seguir en el mercado y además, hacerlo con ventaja. Para lo bueno y para lo malo, prácticamente todos estamos en el mismo barco.
Es el tiempo para los audaces, para todos aquellos que piensan y ponen en marcha ideas innovadoras. Y no es el tiempo de los estáticos, de quienes creen que haciendo lo mismo podrán salvar los muebles. No hacer nada es perder, cuando en esta partida acaban de repartirse las cartas.