Llegamos exhaustos al final de julio y con ganas de pillar tumbona después de un curso marcado por la incertidumbre en lo político, lo económico y lo social. Dicen que la inteligencia de una persona se mide precisamente por la cantidad de incertidumbres que puede manejar al mismo tiempo, así que tengo la sensación de que vamos sobrados de inteligencia. Eso sí, solo es una sensación.

Quienes también han llegado al final del curso son los diputados y diputadas del Congreso “a secas”. Se acabó eso de llamar Congreso de los Diputados a ese lugar en el que tanto hombres como mujeres debaten, discuten, se enfrentan, a veces se insultan y otras llegan a acuerdos beneficiosos para una población que, desgraciadamente, cada vez confía menos en sus decisiones y propuestas.

No me extraña tal y como tenemos el hemiciclo lleno de Montoros y Cerdanes cuyas formas de actuar promueven un alejamiento total entre la clase política y la ciudadanía. Y no solo ellos; la corrupción es algo sistémico en España, estructural y no coyuntural, basada no solo en el latrocinio y las mordidas sino instalado en una supuesta normalidad de puertas giratorias, negocietes y privilegios que no hacen, sino ensanchar la brecha entre quienes dirigen y quienes ven desde la barrera como su vida se estanca y el ascensor social se paraliza.

Estaría bien pasar la escoba y barrer las malas artes corruptas, pero no parece que el plan propuesto por el presidente del gobierno vaya a dar sus frutos

Es esta una visión bastante pesimista de una realidad que acabará pasando factura a quienes dirigen mal y también a quienes somos dirigidos. Estaría bien pasar la escoba y barrer las malas artes corruptas, pero no parece que el plan propuesto por el presidente del gobierno vaya a dar sus frutos a corto plazo.

Acaba de celebrarse el “pleno escoba”, ese en el que se debaten y votan aquellas iniciativas que han quedado como flecos durante el curso y que son superadas, o no, antes de las vacaciones. Volviendo al edificio del hasta ayer Congreso de los Diputados decir que en ese pleno se ha barrido de su nombre lo de “los diputados” para dejarlo únicamente en Congreso.

Ya era hora de que se aprobase una nomenclatura más inclusiva a la que, por cierto, se han opuesto desde el PP, VOX y Unión del Pueblo Navarro. Dicen que abandonar el masculino genérico resulta farragoso y equívoco, pero yo les digo que lo que hacemos es economía del lenguaje y a nosotras nos invita a sentirnos incluidas en una denominación de la que hasta ahora estábamos excluidas.

A día de hoy, el 44% de los escaños del Congreso están ocupados por mujeres, 154 son ellas y 196, ellos

Eso sí, en la fachada del edificio seguirá apareciendo Congreso de los Diputados porque el edificio forma parte de un conjunto protegido como Bien de Interés Cultural. Tampoco se cambiará su nombre en la Constitución porque para ello sería necesaria una reforma constitucional. Tiempo al tiempo. Hay que recordar que, a día de hoy, el 44% de los escaños del Congreso están ocupados por mujeres, 154 son ellas y 196, ellos.

Sobre quienes también se ha pasado la escoba en el último pleno del Congreso antes de las vacaciones es sobre los pseudoperiodistas que en los últimos tiempos han invadido con su mal hacer las salas de prensa. En este último pleno se ha aprobado la reforma del reglamento que sanciona a los agitadores disfrazados de periodistas, esos que interrumpen las ruedas de prensa, acosan a diputados y señalan a periodistas por hacer su trabajo. 177 votos a favor y 170 en contra.

Poca diferencia me parece cuando de lo que se trata es de servir a la ciudadanía la mejor información posible, sin manipulación, sin bulos, sin propaganda, solo con datos fiables, opiniones contrastadas, respetuosas y bien documentadas. Vamos, lo que viene siendo información de calidad con la que las personas puedan conformarse su propia opinión en base a su espíritu crítico.

A partir de ahora se sancionará la omisión de información requerida en la solicitud de la credencial de prensa y el acceso a espacios de uso común por parte de los y las parlamentarias sin autorización previa. Además, se condenarán las grabaciones de imágenes o audios sin permiso y la interrupción del orden en las ruedas de prensa. Algo tan habitual por parte de esos que se disfrazan de periodistas como los insultos, las descalificaciones y las grabaciones con dispositivos ocultos serán consideradas infracciones graves.

Libertad de prensa no significa esconderse tras una acreditación para faltar al respeto a quienes ejercen la política y a periodistas que hacen bien su trabajo

No es un veto a periodistas no afines, sino que se trata de desenmascarar a quienes quieren tumbar la democracia utilizando sus resortes. Libertad de prensa no significa esconderse tras una acreditación para faltar al respeto a quienes ejercen la política y a periodistas que hacen bien su trabajo. Libertad de prensa es que la ciudadanía no esté sometida a las mentiras lanzadas por personas que no manejan ni las mínimas nociones del periodismo con intenciones propagandistas. El periodismo merece mucho más respeto del que esos pseudomedios le brindan.

Barriendo a esos usurpadores, sus señorías se van de vacaciones. Y quien suscribe, también. Feliz verano, si nos dejan.