El 22 de junio de 2024 el actual Lehendakari, Imanol Pradales, tomo posesión de su cargo tras unas elecciones que supusieron la constatación más evidente de la crisis electoral del PNV y de que por los pelos los jeltzales se libraron del sorpaso de EH Bildu.
El guion posterior del encontronazo electoral siguió la lógica establecida en los últimos años: negociación discreta con el PSE, reparto de carteras habitual en las negociaciones de gobierno y coalición a dos con un PSE, reclamando más carteras por la debilidad electoral mostrada por el PNV.
Y sin querer, ya ha pasado un año.
Un año puede parecer poco, pero la verdad es que en términos de legislatura es mucho, (un 25% de la misma en las democracias de 4 años) y el primer año es, posiblemente, el más difícil, duro y seguramente, para nuevos gobernantes como Pradales, el más largo.
Pradales tenía que lidiar con sus propios problemas, y no eran ni pocos ni pequeños
Pradales ha tenido la responsabilidad de lidiar con una crisis y ser la máxima figura de su partido en un momento de crisis y renovación, con un proceso congresual que no ha estado exento de polémicas. La competición interna en Araba (posiblemente el Territorio Histórico de mayor crisis para el PNV de Ortuzar) fue dura y la elección no se cerró hasta el último momento con un Urtaran que decidió dar la pelea (y la dio bien) a unas estructuras del partido que se habían quedado viejas y torpes.
Mientras Pradales tenía que lidiar con sus propios problemas, y no eran ni pocos ni pequeños. El principal, el desgaste, descrédito y descontento generalizado con la que siempre fue la joya de la corona vasca, Osakidetza.
La lectura, la situación no era fácil de gestionar. Aparte de los evidentes problemas de tensionamiento (que los dirigentes nacionalistas hasta ese momento achacaban a la pandemia del COVID), el descrédito y descontento de la ciudadanía con la marca era más que evidente. En el Sociómetro de noviembre de 2024, Osakidetza suponía el principal problema de Euskadi para el 32% de los ciudadanos y venía de un 35% en marzo con números muy preocupantes en Araba.
El pacto por la salud tiene riesgo de convertirse en el pacto por la educación de la época Urkullu
Pradales se puso como objetivo aquel 22 de junio atajar ese problema y recuperar el prestigio y la confianza de la ciudadanía en el servicio vasco de salud. Su consejero propuso un pacto por la salud entre las diferentes fuerzas del sistema sanitario vasco, del que rápidamente se descolgó el principal sindicato del país, ELA y que parece no tendrá buenos resultados en cuanto al consenso generado. El pacto por la salud tiene riesgo de convertirse en el pacto por la educación de la época Urkullu.
No obstante, lo que sí hizo Pradales fue deshacer algunas de las decisiones más polémicas en materia de salud de sus predecesores, recuperando servicios de urgencia y PACs. Como consecuencia de esto, entre otras cosas, la preocupación por la salud ha bajado, según el último Sociómetro vasco, a un 28%, 27% en Araba, territorio donde más se ha notado la mejora.
Osakidetza sigue teniendo números altos como problema y parece estar lejos de ser un activo para el PNV como lo era antaño, pero en este año han emergido problemas que hacen pensar que la crisis del PNV puede venirle ahora por un lugar que no esperaba.
Principalmente, hablo de la vivienda. La escalada de este tema como problema, ya se notaba en noviembre de 2024. El problema ha pasado del 38% al 51% en menos de un año y es el principal problema para todos los sectores poblacionales. Solo los votantes de derecha rebajan algo la magnitud del problema.
La seguridad ha irrumpido con fuerza y pretende afear la primera mitad de mandato del Lehendakari
Evidentemente, la vivienda no es favorable para el marco del PNV y si bien es cierto que los jeltzales tienen vías para hacer que el problema se traspase a otras instituciones o partidos, (Gobierno español, gobierno municipales o PSE), harían bien en no despistarse en este asunto, un lastre para atraer y retener talento, y una demora económica de primera magnitud. Parte del relanzamiento económico de Euskadi pasa por atajar el problema de la vivienda.
Pero no solo en este año la vivienda ha despuntado como problema. La seguridad ha irrumpido con fuerza y pretende afear la primera mitad de mandato del Lehendakari. La subida no es espectacular y al contrario que la vivienda, el asunto no es transversal, afecta sobre todo a los habitantes de las grandes ciudades, a las personas con edades comprendidas entre los 30 y 44 años y a los votantes de derechas y de centro. Entre los votantes de partidos conservadores, la seguridad como problema es del 23%, 24% para los votantes de centro y 15% entre los votantes de izquierda. Si el PNV apuesta por un voto conservador o de centro (en el centro hay más gente), la seguridad puede que se le vaya a atragantar.
En cualquier caso, este año nos deja claro que la opinión pública vasca es dinámica. Gobernar hoy exige estar al tanto de las dinámicas sociales y seguir al momento la opinión pública tanto o más que los indicadores económicos. Lo que hoy puede ser un problema menor, mañana se puede convertir en la causa de la caída de gobiernos. Existen elemento que ayudan a anticipar esas dinámicas ocultas, solo hay que estar atento, interpretarlas y anticiparse. Tal vez eso le falte al gobierno Pradales, dejar de ser reactivo y ser más anticipativo.