Una Ley de Transparencia siempre debe ser bienvenida. Pero en el caso de Euskadi la legislación va a llegar demasiado tarde. Porque vamos con varias legislaturas de retraso respecto a otras comunidades autónomas.
Como recordamos hoy en Crónica Vasca, el anterior lehendakari, Iñigo Urkullu, insistió en numerosas ocasiones en la necesidad de aprobar en el Parlamento vasco una Ley de Transparencia. Y tenía razón en sus demandas. Pero nunca lo consiguió.
Ahora, por fin, Euskadi se dispone a superar esta suerte de asignatura pendiente. Porque el proyecto de ley presentado por el Gobierno de Imanol Pradales ya está en la Cámara de Vitoria. De allí saldrá una legislación que, en principio, prevé multas también para las empresas privadas que no sean transparentes.
La contratación pública ha de ser lo más transparente posible. En Euskadi, en el resto de España y en la Conchinchina. Y se supone que esta nueva norma dará más herramientas
La contratación pública ha de ser lo más transparente posible. En Euskadi, en el resto de España y en la Conchinchina. Y se supone que esta nueva norma dará más herramientas para que haya más transparencia, más rendición de cuentas y hasta más participación ciudadana en la vida pública.
Todo eso, insisto, llega con demasiado retraso a la vida pública de Euskadi. Pero nunca es tarde si la dicha es buena. Sobre todo, para aumentar la fiscalización de la clase política en estos tiempos de tanta podredumbre y tanta desvergüenza. O sea, de tanto contrato entre tramposos.
Mejorar la democracia es un objetivo que debe ser constante e insoslayable. De hecho, aquí no olvidamos que el pasado marzo el propio Pradales propuso crear una ponencia en el Parlamento vasco para "mejorar la calidad democrática". Bienvenida sea también, pero esperemos que funcione con más celeridad.