Todos somos racistas. Más o menos. Todos tenemos miedo y prevención ante el diferente ¿Cuestión antropológica? Yo que sé. Posiblemente. En esta categoría humana hay racistas activos, que promueven la desinformación y el odio, al tiempo que dan rienda suelta a su frustración por no poder ser una mejor persona, y luego están los pasivos, los que sabemos que lo somos pero nos resistimos a serlo. Nos informamos de la realidad de los hechos, y de las cifras, y pensamos que el ser humano, todos ellos, tienen derecho a una vida mejor, ya sea en su lugar de origen o en su lugar de adopción.

Es una lucha permanente y agotadora, contra los fakes, la extrema derecha y los supremacistas. Una lucha en la que es fácil despistarse y caer en el lado oscuro. Es lo que ocurre con el tuitero que traigo hoy a colación. Omitiré su nombre pero, por su timeline, parece una persona participativa, sensata, moderada y nacionalista. Una buena persona. De los nuestros.

Sin embargo... Les pongo en antecedentes. En Bilbao hay un conflicto pequeño, pero repetitivo y cansado, que reverdece cada agosto: los manteros. Un grupo de personas, mayoritariamente negras, de origen africano, que venden mercancías diversas en las aceras más céntricas de Bilbao. Ante este fenómeno, muy esporádicamente, y a modo de que se vea que hacemos algo, el ayuntamiento promueve unas pocas batidas policiales que suelen terminar con enfrentamientos entre vendedores, y sus proxis antipolicía, y los agentes. Uno de estos episodios ocurrió hace unos días

Manifestación contra la violencia policial contra los manteros

Manifestación contra la "violencia policial" contra los manteros LAB

Dicho lo cual pasemos a un ejemplo claro de cómo en un discurso bienintencionado puede subyacer una amenaza con mucho de racista. Dice nuestro tuitero de hoy:

“INSULTANTE. Llegan a Bilbao de modo ilegal. Desde las instituciones públicas se les provee de: empadronamiento social, sanidad universal gratuita para toda su familia, ayudas de emergencia en forma de dinero, ayudas al alquiler. Pero se ponen a vender ilegalmente productos fraudulentos en la puerta de los comercios que trabajan honradamente, luchan para subir la persiana cada día y pagan sus impuestos. La policía municipal intenta evitar ese delito y acusan de RACISMO y violencia a las instituciones públicas (o sea a los/las Bilbotarrak). Triste que lo hagan los migrantes pero más triste todavía la cuadrilla de mamarrachos/as autóctonos que les apoyan y les azuzan”. 

Triste que lo hagan los migrantes. Triste que acusen de racismo a los agentes y a las instituciones, cuando les damos empadronamiento, sanidad, dinero y otras ayudas. Como al resto de los vascos, añado. Desagradecidos. Trabajo no les damos porque los buenos están todos pillados y para los malos tampoco parece que valen, a pesar de que hay, según gobierno, patronal y sindicatos, miles de empleos sin cubrir.

Nuestras autoridades y nuestras policías prefieren jugar a corre corre que te pillo por las calles de Bilbao, en lugar de hacer un trabajo serio que les lleve a incautar y detener a los que importan y distribuyen los materiales que venden los manteros

Desagradecidos porque, si disfrutan de todo lo que les damos, parece implícito que deben renunciar a organizarse y defender sus derechos. Desagradecidos porque en lugar de trabajar en la obra o en la hostelería y de vivir de un sueldo que les permita alquilar una vivienda  y hacerse una vida, prefieren cargar a diario con un centenar de kilos de mercancía chunga y extenderla en una manta en la Gran Vía para ganar salarios de mierda y luego volver a vivir a su piso patera con otros ocho colegas. 

Eso sí, nuestras autoridades y nuestras policías prefieren jugar a corre corre que te pillo por las calles de Bilbao, en lugar de hacer un trabajo serio que les lleve a incautar y detener a los que importan y distribuyen los materiales que venden los manteros. Prefieren centrarse en el eslabón más débil que no soluciona nada. La vida es puro teatro. Y los racistas activos aplauden la obra.

Pero más burdo es el segundo ejemplo que les traigo hoy. Procede de un ayuntamiento, como no, de Bildu: Bakio. Allí, el ayuntamiento ha suspendido el concierto del DJ de las fiestas de San Juan, el día 29 de agosto, porque «en los últimos años se ha percibido un aumento de la violencia en torno a esa festividad». Agresiones machistas y peleas que, siempre según el consistorio, «han arruinado el ambiente festivo» y provienen de la «gente que llega de fuera», de otras localidades, que nada tiene que ver con el espíritu de la localidad vizcaína.

La gente que viene de fuera. De otros pueblos. De otros países, de otras razas, de otras religiones. No, eso no lo dicen. La solución, hay que admitirlo, es creativa, nos cargamos la fiesta y a las seis de la tarde todos para casa o a seguir mamándose en los bares y txoznas, que lo que pase allí ya no será culpa del ayuntamiento. Otra decisión cosmética.

Sigue siendo una competencia policial de la Ertzaintza el control de dicha plaga. Menos escaquear. Y al madero que no le guste que entregue la placa y se dedique a otra cosa

A todo esto unimos el despropósito de los partidarios de la justicia popular, que ni es justicia ni es popular, sino turba y venganza. Esta peña, principalmente adscrita al partido agrario vasco,  conocido como Bildu, antes como HB y mañana como alternativa de gobierno nacionalista y populista, lo mismo te linchan a un inmigrante que ha robado un móvil al grito de Gora ETA militarra! en Hernani, que liberan a un presunto agresor sexual de las garras de la txakurrada en las fiestas de Algorta. Depende como les de. El único factor común es cargar contra la policía de una u otra manera. Unos héroes.

Como dijo acertadamente el consejero de Seguridad, Bingen Zupiria, es un problema de ellos, de Bildu, y ellos lo tienen que arreglar. Digo acertadamente pero con matices. Acierta el consejero en el diagnóstico del origen del problema pero no puede, de ninguna manera, obviar su responsabilidad, y la de su muy bien pagada policía, en el control y represión de esas actitudes incívicas e ilegales. La ley es para todos y todos han de cumplirla. 

Entiendo la pulsión que puede tener Zupiría para que Otegi lo arregle a la irlandesa, como nos mostraba la película The Boxer, donde miembros del IRA, partidarios del acuerdo de paz, se encargaban de manera expeditiva y definitiva de sus antiguos compañeros disidentes. Pero no se, no veo yo a Kubati encabezando un talde de castigo contra los cachorros malcriados e ignorantes que han surgido al calor de sus pechos. Está más para la jubilación y para contar sus batallitas por las herrikos.

Por lo tanto, y mientras tanto, sigue siendo una competencia policial de la Ertzaintza el control de dicha plaga. Menos escaquear. Y al madero que no le guste que entregue la placa y se dedique a otra cosa. Y para el resto recomiendo una evaluación continua que les impida, o al menos dificulte, convertirse en racistas activos. Como diría Trump, Fight! Fight! Fight!... contra la xenofobia.