El pasado viernes 19 de septiembre, el lehendakari, Imanol Pradales, dijo durante su discurso lo siguiente: “El mundo se transforma a tal velocidad que normalizamos cuestiones que hace pocos años ni siquiera hubiésemos imaginado.

Olvidamos acontecimientos de enorme transcendencia porque al día siguiente nos despertamos con nuevos que superan los anteriores.

Hoy el número de conflictos armados en el mundo es el más alto desde la Segunda Guerra Mundial, un desastre natural sucede al siguiente, una crisis de escala global aflora para hacernos olvidar la anterior…”.

Cita una serie de acontecimientos: el ataque al avión de Ursula von der Leyen, los aranceles de Trump y los bombardeos israelíes a niños que hacen cola para recibir la poca ayuda humanitaria que llega a Gaza

Cita una serie de acontecimientos, entre los que se encuentran el ataque al avión de Ursula von der Leyen, el desfile militar en China, los aranceles de Trump, los bombardeos israelíes a niños que hacen cola para recibir la poca ayuda humanitaria que llega a Gaza. Termina con: “Ante esta realidad, debemos establecer hacia dónde queremos ir como país y jugar la partida de la Euskadi global. Porque para garantizar nuestro futuro como Pueblo, debemos tomar consciencia de que la agenda internacional es parte sustancial y sustantiva de la agenda vasca”.

Pradales acierta en vincular el futuro de Euskadi como país al devenir de los acontecimientos a nivel global y en mencionar esos sucesos como ejemplos de los cambios que suceden en el mundo y que afectan a Euskadi. Tal vez le falto profundidad en el análisis, pero debemos recordar que era un discurso de un pleno de política general donde el principal objetivo es rendir cuentas ante el legislativo y anticipar que sucederá en el curso abierto con ese pleno.

Euskadi es más dependiente hoy del contexto internacional, principalmente porque es más dependiente de Europa y esta a su vez está debilitada en el nuevo orden internacional. Seamos críticos, los errores de sus dirigentes, la evolución de tendencias económicas rupturistas y el ascenso de la ultraderecha en el mundo han terminado por minar la posición cuasi hegemónica de Europa dentro del ya des-orden internacional.

La situación comercial europea se ve en un riesgo profundo ante el empuje de las nuevas economías, la competencia China y la agresión estadounidense a nuestro sistema productivo y comercial

Europa vive, y en Euskadi retumba, la inestabilidad de sus gobiernos más importantes ante el ascenso de los populismos de ultraderecha. La situación comercial europea se ve en un riesgo profundo ante el empuje de las nuevas economías, la competencia China y –—lo voy a decir alto y claro—, la agresión estadounidense a nuestro sistema productivo y comercial.

Euskadi como parte de Europa está comprometida. Desde luego, no queda más remedio —y los apunta el Lehendakari— que hacer más Europa, pero una Europa asentada en valores y principios, y con la vista puesta en generar más autonomía estratégica.

Desgraciadamente, en esto de la autonomía estratégica, los líderes europeos no están acertando. Centran sus esfuerzos en la defensa sin darse cuenta de que lo importante no es cómo te defiendes, sino qué defiendes.

En el reto climático se están dando pasos hacia atrás por las presiones de lobbies del petróleo

Europa tiene retos mucho mayores que hacer crecer sus ejércitos, que más bien bastaría con coordinarlos. En el reto climático se están dando pasos hacia atrás por las presiones de lobbies del petróleo que no terminan de impulsar el mercado del vehículo eléctrico europeo, lastrándonos en un mercado en expansión.

En cuanto a la autosuficiencia energética no hacemos ni en Europa ni en Euskadi la suficiente pedagogía de la necesidad de impulsar las energías renovables, cada vez más ciudadanos se muestran en contra y la Comisión Europea aplaza las políticas verdes para contentar a la ultraderecha que promete estabilidad sin darla.

Otro reto importante para Europa y Euskadi es el reto demográfico. Sin la inmigración, Euskadi perderá hasta 2100, en torno al 50% de la población. Esto supone que ya nos es difícil encontrar talento para competir con China, EE.UU, India, Brasil o Nigeria, países cuyas poblaciones no caen o incluso aumentan. Sin crecimiento de la población es imposible el crecimiento económico y, por tanto, la autonomía estratégica.

Decir que Euskadi no tiene materiales estratégicos es un error

Pero además de afrontar estos retos, hay que ser críticos con los líderes europeos. Su política internacional ha sido durante años desastrosa. Dos ejemplos: El desastre francés en el Sahel, que es en parte causa de la gran inestabilidad de la región africana y que nos está acarreando consecuencias como la crisis de refugiados de Mali de este verano y la tremenda dependencia europea de materiales estratégicos. Decir que Euskadi no tiene materiales estratégicos es un error.

Somos el cuarto productor mundial de grafeno y siempre se pueden impulsar acuerdos comerciales dando acceso a los países asociados al mayor arma que tiene Europa, su mercado. El problema es que, si lastramos nuestro mercado con acuerdos arancelarios humillantes, nosotros mismos nos estamos desarmando.

Euskadi puede reforzar estas áreas, mejorar las infraestructuras marítimas ante el aumento de tráfico de mercancías por el Ártico y explorar y potenciar nuevos mercados como África, Asia, Canada y América Latina, pero por favor sin orgullos ni neocolonialismos.

Eso implica que si se ha de pedir perdón por errores del pasado —aunque no nos correspondan moralmente—, se piden.

Pero, sobre todo, Euskadi tiene que hacer frente común con otras regiones y países europeos para presionar a los dirigentes europeos y decirles, “por aquí no es”.

Estoy convencido de que al igual que el lehendakari acierta con el análisis, también visualiza las oportunidades.