Bildu reclamó al Gobierno vasco todos los contratos con consultoras como KPMG, PWC o LKS Pixabay
Los datos desvelados este miércoles por Crónica Vasca sobre la contratación del Gobierno vasco con consultoras y, en especial, con PwC, al parecer la predilecta para todo tipo de externalizaciones, deberían generar, al menos, una profunda reflexión entre los representantes públicos de Euskadi. Pero, como no sabemos si eso va a ocurrir o va a caer en saco roto, lanzaremos aquí algunas reflexiones para quien quiera escucharlas.
Para empezar, reflexionemos sobre las externalizaciones en sí mismas. Los datos que constan en las respuestas de los quince departamentos del Ejecutivo son elocuentes: decenas y decenas de contratos, con millones de euros de dinero público, destinados a externalizar servicios.
¿Tienen sentido todas esas externalizaciones o, como parece obvio, unas cuantas podrían haberse evitado para ser encargadas a los funcionarios y/o los trabajadores del Gobierno vasco? ¿Por qué muchos de esos contratos no se han conocido hasta ahora, cuando EH Bildu ha exigido todas las adjudicaciones de los últimos diez años? ¿Por qué la consultora PwC logra tantos contratos y de corte tan variopinta?
Habrá quien arguya a este respecto que muchas de las contrataciones ya eran públicas en tal o cual página web sobre transparencia. Y habrá quien sostenga, quizás con razón, que la mayoría de esos contratos -no los menores, claro- son perfectamente legales porque se adjudicaron en procesos limpios de polvo y paja. Ojalá que estén en lo cierto.
Seguramente sería por pura ignorancia, pero lo cierto es que servidor desconocía que la consultoría era tan necesaria para tantos procesos en la gestión pública. Siempre se aprende algo, oigan. Todos consultamos, al cabo. ¡Vivan las consultas! ¡Y las consultorías! Pero ya podrían ser un poco más baratas...
Y, puestos a reflexionar, toca hacerlo sobre un fenómeno que, como la materia, ni se destruye ni se construye, sólo se transforma: las puertas giratorias. Porque claro, por legales que sean los contratos y por meganecesarias que sean las consultas de marras, estarán conmigo en que no parece tener un pase que los representantes públicos acaben trabajando en estas mismas consultoras cuando dejan sus cargos.
Hace unos días contábamos aquí que, según expuso una parlamentaria de Bildu, en los últimos cinco años el Gobierno vasco ha recibido 52 solicitudes de excargos públicos para acceder a un puesto de trabajo en el sector privado. De ellas, solo una ha sido denegada y más de la mitad no fueron resueltas en el tiempo que se establece, un mes.
O, dicho de otro modo, las puertas para pasar de la política a la empresa siguen girando porque no hay quien las pare. Y eso, más allá de tanta reflexión, lo explica todo.