El secretario general de PSE, Eneko Andueza, saluda al lehendakari, Imanol Pradales EFE
En los últimos meses, en Euskadi hemos asistido a una especie de espectacularización de la actualidad política que rompe con la dinámica tranquila, casi aburrida, de nuestra realidad.
Lejos de la agresividad de la política española, en Euskadi se ha establecido una especie de “discusión de amigos” que no ha parecido contenida, ni controlada y que ha transcendido más como noticia que llena tabloides de prensa rosa británica.
A partir de aquí y viendo la publicidad e intensidad —más que moderada— de la discusión, la pregunta se ha establecido en la opinión publicada vasca. ¿Existe riesgo de una ruptura del pacto de gobierno en Euskadi entre PNV y PSE?
La propia pregunta engorda el titular y es normal. Los medios de comunicación vascos, ante lo abrumador de la intensa actualidad política española e internacional, desean como lluvia en sequía que la vida política vasca se active con polémicas. Potenciar esas polémicas elevándolas a crisis de gobierno es parte de su necesidad, pero poco o nada tienen de realidad.
Existe una posibilidad de ruptura en Euskadi de un gobierno de coalición entre PNV y PSE, pero en el momento actual, las posibilidades son pocas
No pretendo ser rotundo en mi afirmación. Siempre existe una posibilidad de ruptura en Euskadi de un gobierno de coalición entre PNV y PSE, pero en el momento actual, las posibilidades son pocas y hay varios factores y explicaciones que sostienen esta aventurada hipótesis que hago.
En primer lugar, la experiencia de la historia. Euskadi tiene la suerte o la desgracia de vivir en un sistema de partidos que se conoce como pluralismo, durante los primeros años de democracia ese pluralismo era polarizado. Desde la desaparición de ETA e incluso unos años antes, ese pluralismo polarizado cambió a moderado.
Este hecho hace que exista en el parlamento una fragmentación media-alta con muchos partidos ocupando pocos escaños y eso se traduce a su vez en una gobernabilidad más complicada. Facilitar esa gobernabilidad solo se sostiene con peculiaridades de forma en la formación de gobiernos y con la unión de los partidos que ocupan el centro ideológico frente a las oposiciones autoexcluyentes situadas en los polos. Esto ha favorecido en Euskadi la formación de gobiernos de coalición, ya sean estos en coalición minoritaria o mayoritaria.
Excluyendo al actual gobierno Pradales, en Euskadi han existido 4 gobiernos de coalición mayoritaria y 3 de coalición minoritaria. Excluimos de esta cuenta el gobierno López por ser un gobierno de un solo partido con apoyos del PP sin formar parte del ejecutivo.
La fragmentación del parlamento vasco ha hecho que los gobiernos de coalición minoritaria sean más cortos frente a los gobiernos de mayoría
Bien, la duración media de los gobiernos de coalición mayoritaria fue de 1.341 días, mientras que la duración media de los gobiernos de coalición minoritaria fue de 1.049 días. Un año de diferencia. La fragmentación del parlamento vasco ha hecho que, tradicionalmente, los gobiernos de coalición minoritaria sean más cortos frente a los gobiernos de mayoría que acumulan una media de 3.67 años —así el total de la legislatura—.
El actual gobierno de Pradales es un gobierno mayoritario en el Parlamento y lo previsible —o eso nos dice la historia reciente— es que se aproxime a esos 3.67 años de media o incluso que los supere. Por tanto, las posibilidades de que fracase un gobierno PNV-PSE es muy pequeña.
Pero, la historia y la experiencia no atiende a realidades y contextos actuales y en una situación inédita los resultados pueden variar en relación con lo que dictan los números.
Necesitamos otro método de análisis para certificar la hipótesis. Analicemos el contexto en base a pérdidas y ganancias de cada uno de los actores y la interacción entre ellos —teoría de juegos—.
Pongamos el supuesto de que el PSE rompe el pacto de gobierno y sus consejeros salen del ejecutivo Pradales. El PSE, pasaría a la oposición, pero con poca capacidad de anular la acción de gobierno, ni siquiera en materia lingüística.
En el resto de las materias el PSE seguiría apoyando al PNV, pero sin tener carteras y las carteras en este país son poder
La unión de votos con PP y Vox —que ya son palabras mayores—, sería rápidamente neutralizada por la unión en esta materia de PNV y EH Bildu. Lo que pierde el PSE al salir del gobierno, en contraprestación con lo que gana —visibilidad mediática y nada más— hace poco conveniente la jugada de la ruptura. En el resto de las materias el PSE seguiría apoyando al PNV, pero sin tener carteras y las carteras en este país son poder.
Pero, además, las consecuencias de una salida de los socialistas del ejecutivo, supondría la ruptura de la mayoría de los acuerdos de gobiernos en las diputaciones forales y ayuntamientos con tan solo la posibilidad de mantener poder en Gipuzkoa, desalojando al PNV con una unión con EH Bildu —sigue siendo ciencia ficción— y cediendo una importante cantidad de carteras, sino la alcaldía de Gasteiz a EH Bildu —primera fuerza en la capital alavesa—.
Pero hay una tercera consecuencia fatal para el PSE en caso de ruptura del Gobierno Vasco, la caída de facto del gobierno de Sánchez en Madrid. El PNV es socio prioritario y cómodo para los socialistas en el Estado. Una ruptura en Euskadi podría suponer, cuando menos, que el PNV deje de ser ese aliado cómodo. Lógicamente, en la actual situación no apoyarían una moción de censura del devaluado Feijóo, pero las exigencias serían mayores y a Sánchez le costaría mantener un gobierno mínimamente productivo.
Las dificultades para el gobierno son evidentes, pero al PNV siempre le quedan opciones
¿Y en el PNV, qué consecuencias tendría? Los gobiernos de un solo partido en minoría en Euskadi son casi inéditos. Las dificultades para el gobierno son evidentes, pero al PNV siempre le quedan opciones. En primer lugar, EH Bildu el cual en el actual discurso en el que se encuentra facilitaría la gobernabilidad de Euskadi, con pocos reparos, desplazando al PSE y consiguiendo del PNV mayores cuotas de poder que el PSE.
El único riesgo para el PNV sería un adelanto electoral por imposibilidad de sacar adelante leyes y presupuestos. Una cita electoral para los jeltzales, a tenor de lo que nos cuentan hoy las encuestas, es un riesgo que en Sabin Etxea no creo que estén dispuestos a correr.
Ni historia reciente, ni contexto hacen pensar que el Gobierno PNV-PSE se vaya a romper. En política no existen los imposibles, claro está, pero esa ruptura tendría consecuencias muy negativas para el PSE y demasiada inestabilidad para el PNV. No les conviene a ninguno de los dos.