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Imagen de los miembros de Falange concentrados en Vitoria este domingo

Imagen de los miembros de Falange concentrados en Vitoria este domingo Redes

Opinión

Neofalangismo

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No llegaban a cincuenta los falangistas que decidieron hacer sus falangistadas manifestándose en Vitoria. Un reflejo de la nada que representan, de la insignificancia en cuanto al número que vino a montar su performance. Lo que realmente sí es un hecho a tener en cuenta es el auge de grupos de extrema derecha y de ideología neonazi.  

Existen varios grupos falangistas, el principal sigue siendo La Falange Española de las JONS, la que acudió a la capital vasca, pero también existe la Falange Auténtica, Círculos José Antonio, La Falange Montañesa, Falange española independiente, Falange 2000 o la Mesa Nacional Falangista.

Incluso grupos de más reciente creación. Uno de los que más fuerza está tomando es Núcleo Nacional, una organización legal que surge  a raíz de las protestas en la sede del PSOE en Ferraz y que cuentan con el arrope de toda la extrema derecha, con fijación por los centros de menores no acompañados, por la gente sin hogar y los inmigrantes.

La Falange Española y de las JONS en un lustro ha duplicado el número de followers a pesar de que su respaldo en las urnas no alcanza el 0,1% de los sufragios

Ninguno de estos grupos cuenta con representación parlamentaria y es que algunos siguen siendo partidos legales que concurren a las elecciones. Su respaldo en las urnas no alcanza el 0,1% de los sufragios, por debajo del millar. Sin embargo, sus redes sociales no han dejado de ganar adeptos. La Falange Española y de las JONS en un lustro ha duplicado el número de followers. En la actualidad cuentan con más de 36.500 seguidores en X.

Parece fácil deducir que este incremento de masa neofascista opta electoralmente por opciones políticas que consideran cercanas y con más posibilidades. Nos estamos dando de bruces con la masa electoral que demoscópicamente alimenta y explica el auge de Vox.

Nacionalismo extremo, rechazo de la actual organización territorial por Comunidades Autónomas, oposición al aborto y defensores de la familia tradicional hombre-mujer. A grandes rasgos, estos son los pilares bajo los que podrían situarse las organizaciones falangistas, algo que pregona punto por punto el partido de Santiago Abascal en cualquiera de sus intervenciones.

Parece clara la línea de puntos que une lo que está pasando en las calles con el respaldo del discurso político de Vox. Algo que permite la insuficiencia de la Ley de Memoria Democrática. Esta ley de 2022 vino a reemplazar a la Ley de Memoria Histórica de Rodríguez Zapatero precisamente por lo corta que se había quedado para responder  a una memoria con dignidad, verdad y justicia.

 ¿Qué mayor representación del franquismo supone la existencia de un partido político con su ideología totalitaria? 

Si bien reconoce conceptos como la condena explícita del golpe militar de 1936, la dictadura franquista, declara ilegales los tribunales de la época, promueve activamente la búsqueda de los desaparecidos o exige la retirada de simbología franquista, la ley no prohíbe partidos como la Falange Española, ya que considera la ilegalización de partidos cuestión de derecho penal y no de memoria histórica. Sinceramente, no le encuentro el sentido, por muy a derecho que se atenga, ¿qué mayor representación del franquismo supone la existencia de un partido político con su ideología totalitaria? 

Y es que esta pegunta ha resurgido tras lo ocurrido recientemente en Vitoria, ¿cómo es posible que campe a sus anchas los principios rectores del Movimiento Nacional en pleno 2025? Su mera existencia es una legitimación política en la que los complejos de la izquierda y una derecha no dispuesta a romper nostalgias en una parte de sus votantes ha provocado el surgimiento de un discurso alternativo, autodefinido antisistema, absolutamente embravecido que juega la partida desde la tribuna de las instituciones y desde la calle. 

La Ertzaintza ha expedientado a la Falange por exhibición de símbolos franquistas, los autollamados antifascistas les regalaron la publicidad y el victimismo al responder violentamente a la presencia de Falange.

No tengo duda de que el año que viene vendrán más, buscando titulares y la apertura de noticieros a un lado y al otro, engordando bien el discurso a una y otra parte. Les importa una higa el ciudadano de Vitoria, absolutamente aterrado por la batalla callejera. ¿Y si nos ponemos a trabajar en serio desde los instrumentos democráticos antes de que sea demasiado tarde?