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El consejero de Ciencia, Universidades e Innovación, Juan Ignacio Pérez Iglesias, este miércoles junto al rector de la UPV/EHU, Joxerramon Bengoetxea.

El consejero de Ciencia, Universidades e Innovación, Juan Ignacio Pérez Iglesias, este miércoles junto al rector de la UPV/EHU, Joxerramon Bengoetxea. Irekia

Opinión

Polémicas universitarias

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En nuestra estable –por no decir aburrida- actualidad política vasca ha tomado especial relevancia un asunto que no es baladí, pero que parece estar tomándose como una especie de espectáculo o disputa entre personalidades. Me refiero al rifirrafe dialéctico que tienen el rector de la EHU, Joxerramon Bengoetxea y el consejero de Ciencia, Universidades e Innovación del Gobierno Vasco, Juan Ignacio Pérez.

La polémica radica en la financiación de la universidad pública vasca y es que al poco de ser nombrado como nuevo rector, Bengoetxea se quejaba de que el presupuesto presentado por el ejecutivo vasco llevaba a la universidad pública vasca a la parálisis ya que no cubría tres aspectos fundamentales: la digitalización, las condiciones laborales y las infraestructuras.

Además, el rector acusó al departamento del Gobierno Vasco de no atender sus demandas y reclamaba que como indica la LOSU el presupuesto destinado a la EHU debía ascender al 1% del presupuesto total de Euskadi, con lo que el presupuesto de la universidad estaría en torno a los 980 millones de euros, cuando en la actualidad es de 553 millones.

La respuesta del consejero fue contundente y hasta cierto punto sorprendente. Acusó al rector de “cherry picking” o falacia de prueba incompleta y de “tirar de postverdades” para lograr una mayor financiación. Básicamente, le acusó de mentir y de manipular datos -casi nada-.

Hay varios elementos interesantes en esta polémica:

En primer lugar, la virulencia de la respuesta del consejero. A parte de lo evidente de las acusaciones, Pérez cerró la puerta al entendimiento con el equipo rectoral de la EHU por las demandas del rector. Un bloqueo de la negociación impropia de la marca Gobierno vasco del lehendakari Pradales, que hace gala del entendimiento y del diálogo entre diferentes.

En segundo lugar, que el propio consejero sea quien convierta esta polémica en algo público. Es cierto que la discusión no la inició él, pero él podía pararla y sacarla de escena.

En tercer lugar, que los consejeros del gobierno vasco, suelen ser más meticulosos con afrontar polémicas que no pueden ganar y esta polémica puede ser muy perjudicial para los intereses de Pérez.

Me explico.

La EHU como máximo representante de las universidades vascas –es la más importante, la que más alumnos tiene y la que mayor presupuesto maneja- es la institución vasca con mejores valoraciones por parte de la ciudadanía. Esa valoración positiva es, además, transversal. Da igual si eres hombre o mujer, los años que tengas, donde vivas, de donde vengas o si eres de izquierdas o derechas, nacionalista vasco o español.

La universidad tiene aprobaciones superiores al 80% de la población en todos los segmentos sociales, ideológicos o etarios. Únicamente, recibe valoraciones por debajo del 80% entre los votantes de VOX –ninguna sorpresa entre los votantes del partido de los abusones-.

En cualquier caso, hay que reconocer que ambos responsables institucionales tienen la capacidad de terminar la polémica. Basta con levantar el teléfono y llamar

Lo sorprendente de que el consejero mantenga pública la condena es que ninguna estrategia recomendaría una respuesta agresiva al rector de la EHU en un contexto de populismo institucional, donde normalmente, se identifica a los máximos responsables de las instituciones con dichas instituciones y por tanto los atributos y valoraciones que corresponden a la institución se asocian también a sus miembros.

Lo lógico es que el consejero sea percibido como un “agresor” de esa institución, aunque su pelea sea con el rector.

Pero, es más, las peticiones del consejero no empañan o menoscaban los valores y atributos asociados a la universidad. Al contrario, las refuerzan. La ciudadanía quiere que se destine más presupuesto a las instituciones que mejor valoración tienen, entre otras cosas porque las consideran productivas a pesar de sus bajos presupuestos.

Por mucho que el consejero utilice los recursos de la postverdad -se está convirtiendo en un argumento discursivo poco saludable en boca de responsables políticos-, la ciudadanía tenderá a más a creer al rector que al consejero, aunque el Gobierno Vasco también tenga buenas valoraciones. Pérez es político –ahora-, Bengoetxea académico y por mucho que este último tenga ideologías, filias o intenciones políticas, siempre estará para los ciudadanos un paso más adelantado hacia la verdad que el consejero.

En cualquier caso, hay que reconocer que ambos responsables institucionales tienen la capacidad de terminar la polémica. Basta con levantar el teléfono y llamar. Así tal vez, mejoraríamos los discretos resultados de la EHU en los rankings internacionales donde la universidad pública vasca no progresa a pesar de vivir en uno de los países con mayor renta per cápita de Europa.