Bilbao coloca su primera placa en una calle en recuerdo de una vctima de ETA, ngel Pascual. / EP

Bilbao coloca su primera placa en una calle en recuerdo de una vctima de ETA, ngel Pascual. / EP

Política

Bilbao coloca su primera placa en una calle en recuerdo de una víctima de ETA, Ángel Pascual

Ángel Pascual Múgica, de 44 años, casado y padre de tres hijas y un hijo, era ingeniero de proyectos de la central nuclear de Lemoiz

19 noviembre, 2022 12:55

Era una gran reclamación de las víctimas y hoy al fin han sido escuchadas. El Ayuntamiento de Bilbao ha colocado este sábado su primera placa en una calle en recuerdo de una víctima del terrorismo, el ingeniero de la central de Lemoiz Ángel Pascual Múgica, asesinado por ETA el 5 de mayo de 1982. La colocación de la placa en el lugar donde fue tiroteado ha sido una petición expresa de la familia al Foro Bilbao para la Paz y la Convivencia creado desde el Ayuntamiento. La placa, de 15x20 centímetros, incluye los logos del Ayuntamiento y del Foro Bilbao para la Paz y la Convivencia, y un breve texto recordatorio: “Ángel Pascual Múgica. Víctima de ETAren biktima. 1982/05/05”.

En el acto de hoy han participado familiares de Ángel Pascual Múgica, el alcalde, Juan Mari Aburto, concejales y miembros del Foro Bilbao para la Paz y la Convivencia, que han descubierto la placa y realizado una ofrenda floral. Aburto ha entregado a la familia una réplica de la placa colocada en la calle Amadeo Deprit, esquina con Pedro Cortés, en el barrio de Begoña.

Los hijos de Ángel Pascual Múgica se abrazan durante el acto de colocación de una placa en recuerdo a Ángel Pascual Múgica, víctima del terrorismo en 1982. / EP

Los hijos de Ángel Pascual Múgica se abrazan durante el acto de colocación de una placa en recuerdo a Ángel Pascual Múgica, víctima del terrorismo en 1982. / EP

Una padre de familia que trabajaba en Lemoiz

Ángel Pascual Múgica, de 44 años, casado y padre de tres hijas y un hijo, era ingeniero de proyectos de la central nuclear de Lemoiz. Fue tiroteado el 5 de mayo de 1982 en el interior de su vehículo, cuando circulaba a la altura del número 4 de la calle Grupo Médico Pedro Cortés, en compañía de su hijo adolescente, que resultó herido leve en una mano. Su hijo, precisamente, en una entrevista con 'Crónica Vasca', aseguraba que habían "peleado mucho para que en Bilbao haya placas por las víctimas de ETA".

Es estremecedor escuchar a Iñigo Pascual cuando explica cómo cuatro miembros de ETA asesinaron a su padre, Ángel Pascual, ingeniero que trabajaba en la central de Lemóniz. El hijo puede contar lo que pasó porque iba sentado en el asiento del copiloto cuando los etarras, en aquel 5 de mayo de 1982 que no ha podido olvidar, dispararon contra su padre hasta acabar con su vida. La carpeta que el joven de 17 años utilizó para proteger a su progenitor no frenó las balas. Sobre la demora en la colocación de placas en Bilbao, considera que puede ser "por miedo" pero ve "una alegría" que por fin haya sucedido.

La paralización del proyecto de la central nuclear de Lemoniz fue uno de los mayores 'triunfos' de la banda terrorista ETA. Los movimientos ecologistas ya estaban en marcha y desde 1974 se sucedían las enormes movilizaciones para protestar y defender una Euskadi no nuclear. La negativa social ante esto era masiva y en algunas de estas protestas llegaron a movilizar a más de 70.000 personas. El escenario repleto de público perfecto para que ETA hiciera su aparición. 

Una de las manifestaciones contra la central nuclear de Lemoniz

Una de las manifestaciones contra la central nuclear de Lemoniz

La lucha de ETA contra Lemoniz

El asesinato de Ángel Pascual fue lo que puso el punto final al proyecto de Lemoiz, pero ETA ya había dejado por el camino más víctimas. El 17 de marzo de 1978, la banda hizo una llamada a la emisora Radio Popular avisando de la colocación de una bomba en las instalaciones. Sin embargo, para cuando el aviso llegó a las oficinas de la central, ya era tarde y la explosión ya había resonado. Con este bestial ataque no consiguieron paralizar el proyecto pero se llevaron por delante las que serían las primeras víctimas de este episodio. Dos operarios, Andrés Guerra y Alberto Negro murieron y hubo 140 heridos. 

Un año después, en 1979, colocaron una segunda bomba que provocó la muerte de otro trabajador, Angel Baños. La escalada de violencia no paró aquí y el 29 de enero de 1981, ETA militar fue un paso más allá y secuestró al ingeniero jefe de la central, Jose María Ryan. Al día siguiente, la banda difundió un comunicado en el que condicionaba la liberación del ingeniero a la decisión del Gobierno español de demoler, en un plazo de siete días, la central nuclear. En ese momento, miles de personas se echaron a las calles para pedir a los terroristas que no cumplieran la amenaza. Esta respuesta social tan grande era la primera vez que ocurría en Euskadi. Pero esto de nada sirvió. La noche del 6 de febrero, los terroristas le dispararon a bocajarro y dejaron su cadáver abandonado en un camino forestal de la localidad vizcaína de Zaratamo.

Esta acción de ETA logró paralizar las obras de Lemoniz, pero no por mucho tiempo. Semanas más tarde, se recobró la actividad y la organización acabó con la vida del sustituto del ingeniero, Ángel Pascual Múgica. En este momento sí se paró por completo el proyecto y ETA lo convirtió en una gran victoria para ellos.