Las elecciones del próximo 28 de mayo están cada vez más cerca y eso se va notando en el ambiente político de Euskadi. No solo en los actos de campaña y en los paseos de los diferentes candidatos por sus respectivas ciudades y diputaciones, sino también en los pasillos del Parlamento vasco y especialmente en la propia Cámara.
Muestra de ello es el proceso en el que se ve inmersa a día de hoy la futura Ley Vasca de Educación una de las normas más importantes y retratadas de la actual legislatura, que técnicamente debería contar con un proyecto de ley definitivo para finales de este mes de marzo, pero que en los últimos meses se ha convertido en un nuevo campo de batalla entre sus propulsores (PNV y PSE); EH-Bildu, principal apoyo de la norma; y Elkarrekin Podemos-IU, que pese a haber firmado en abril el acuerdo educativo, últimamente ha mostrado su disconformidad con varios acuerdos presentes en este.
Es posible que las últimas reacciones de la coalición morada se deban al contexto electoral y a su intento de distanciarse cada vez más de Bildu y de la posible amenaza que la formación soberanista supone para el partido de Miren Gorrotxategi de cara a los comicios mayo y, especialmente, a las próximas generales y autonómicas que tendrán lugar durante 2024.
Desde Podemos son conscientes que un Bildu cada vez más posicionado a la izquierda es una amenaza para su espacio electoral, pero deben mantener un discurso acorde a sus posturas en los últimos año. Temas como la educación y la sanidad pública por encima de la concertada o la privada, la denuncia de puertas giratorias o el planteamiento de alternativas a una Comisión de Ética Pública cada vez más cuestionada, son algunas de sus banderas que la coalición soberanista va, poco a poco, tomando como propias.
Una Ley de Educación de complicado consenso
Aquí es donde entran casos como el de la nueva Ley Vasca de Educación, una norma que no termina de desarrollarse del todo y cuyo proyecto no parece pasar de un mero borrador. Es con esta ley donde Podemos busca distinguirse del resto de grupos parlamentarios, por ejemplo con denuncias como las que protagonizó este miércoles la portavoz morada Miren Gorrotxategi, con las que criticaba que el texto se fuera retrasando cada vez más de los plazos acordados y que el Decreto de Ordenación y Planificación Escolar presentado por el Gobierno vasco "equiparaba" la red pública con la concertada, llegando a favorecer a esta última mediante decretos y órdenes "contrarios" al pacto firmado en abril.
Con todo esto, la ley elaborada por el departamento del consejero Jokin Bildarratz sigue adelante, y aunque las formaciones partícipes en su desarrollo coinciden en que el texto definitivo difícilmente estará listo para finales de este mes, más bien para la segunda quincena de abril si no quiere seguir prorrogándole hasta pasadas las elecciones municipales, parece que el espíritu con el que se planteo sigue presente, aunque no intacto.
De hecho, PNV y PSE podrían perfectamente aprobarla por su cuenta, pero como insiste la formación jeltzale su intención es contar con todos los grupos parlamentarios siempre y cuando estos sean compatibles. Razón por la cual, desde el inicio del proceso, el Partido Popular y Vox han quedado completamente fuera de las negociaciones.