Este domingo 28 de mayo Vitoria afronta una jornada electoral que se prevé histórica antes incluso del recuento de votos. No solo porque salga quien salga la ciudadanía de la capital alavesa va a elegir a su primera alcaldesa de la historia, sino también porque independientemente del resultado y la candidatura ganadora -o más bien la que quede como primera fuerza- los acuerdos van a ser algo fundamental para poder liderar el Ayuntamiento de la ciudad.
En principio, la candidata por el PNV, Beatriz Artolazabal, sucesora del actual alcalde, Gorka Urtaran, parte con cierta ventaja respecto a sus rivales y se espera que vaya a aumentar ligeramente su apoyo y mantener sus actuales 7 concejales o incluso lograr uno más. Pero esto no le asegura nada porque EH-Bildu, con Rocío Vitero encabezando su lista, también presenta una candidatura fuerte y que según muestran las encuestas podría no solo mejorar sus resultados de 2019, sino también empatar con la formación jeltzale en número de ediles. Incluso, no son pocas las voces que hablan de un posible sorpaso por parte de la izquierda abertzale.
Pero no toda la atención va hacia las dos grandes formaciones políticas de Euskadi. También el PSE-EE, con Maider Etxebarría; y el PP Vasco, con Ainhoa Domaica, presentan candidaturas muy fueres que incluso podrían rozar el 20% de los apoyos y lograr 5 o 6 asientos dentro del Consistorio vitoriano. Unos resultados muy positivos para ambos partidos en una ciudad donde incluso Elkarrekin Podemos, con Garbiñe Ruiz encabezando la lista, puede ser fundamental para conformar un gobierno si logra 2 escaños como marcan la mayoría de los sondeos.
Así, los escenarios que pueden producirse a partir de este 28-M son de lo más variados, con cuatro candidaturas peleando por distanciarse lo más mínimo de las demás, pero con la consciencia de que los acuerdos van a ser algo fundamental para seguir adelante los próximos cuatro años.
Cuádruple empate
Planteando ahora que la candidatura del PNV y Artolazabal salga como primera fuerza con esos 7 u 8 ediles que las previsiones dan para los jeltzales, caben aquí dos posibles desenlaces: o bien un acuerdo entre la formación nacionalista y el PSE-EE similar a la coalición del Ejecutivo vasco, que en el mejor de los escenarios podría acumular una mayoría absoluta de 14 concejales; o bien un acuerdo con Bildu para conformar un gobierno compuesto por las fuerzas independentistas. Aunque esto, habiendo visto el transcurso de la campaña parece menos viable. Mientras, el Partido Popular quedaría casi seguro en la oposición y Podemos se presenta como un elemento de apoyo.
También cabe la posibilidad de que la izquierda abertzale supere al Partido Nacionalista y tenga que ser esta quien abra los procesos de negociación con el resto de formaciones, pero en un escenario con Bildu a la cabeza, la coalición soberanista lo tendría mucho más complicado. Difícilmente el PNV aceptaría formar parte del gobierno de un ayuntamiento en el que ellos no estén al mando; y en el Partido Socialista se abriría un largo debate sobre si apoyar o no a una alcaldía de Rocío Vitero. Aquí, la oposición del PP es más que clara.
Pero con todo esto, hay un escenario especialmente complejo, pero que no es para nada imposible. El de un supuesto empate a cuatro bandas entre PNV, Bildu, PSE y PP, en el que todos ellos lograran 6 ediles y la coalición morada tuviera que quedarse finalmente con 1 escaño, fundamental para que cualquiera de las otras cuatro listas llegara a gobernar.
Aquí se volvería a los planteamientos ya mencionados pero sin ningún ganador claro. Aún con el mismo número de asientos en el Consistorio, la lista más votada -por un margen mínimo en este caso- sería la que presentara a su candidata al puesto de alcaldesa, pero necesitaría, por lo menos, del apoyo total de una de las otras tres formaciones, más el de Podemos, abriendo así un abanico de posibilidades en los que incluso -aunque es prácticamente imposible- el Partido Popular podría recuperar el Ayuntamiento de Vitoria, una ciudad que gobernó hace no tantos años de la mano de Javier Maroto.