El dispositivo de seguridad desplegado para las tres etapas del Tour de Francia, que desde este sábado recorrerán Euskadi, es algo nunca antes visto en la Comunidad Vasca. Ni con la Eurocopa, la Vuelta a España, ni ninguna otra competición deportiva que haya puesto los pies por estas tierras. Cerca de 2.000 voluntarios; 1.500 "señalistas" profesionales; gran parte de los agentes de la Ertzaintza, incluidos 500 estudiantes de la academia Erkaute; y hasta cuatro cuerpos de policía franceses componen este inmenso operativo no falto de dudas ni polémicas, y en el que ni la Policía Nacional ni la Guardia Civil están incluidos.
En su decisión de dejar fuera a los dos principales cuerpos de seguridad del Estado, el Gobierno vasco estaba convencido de que con los casi 8.000 agentes de la Ertzaintza y la policía francesa era suficiente para controlar el paso de los ciclistas por el territorio vasco. Todo esto con lo ayuda de miles de voluntarios provenientes de las diferentes federaciones de ciclismo de Euskadi y de otros tantos "señalistas" contratados para controlar el paso de los competidores por 1.460 puntos críticos como intersecciones, cruces, puntos de paso, etc.
Sin embargo, lo que debería ser un despliegue sin ningún tipo de brecha y cercano a la perfección, especialmente para dar muestra al mundo de la capacidad del Ejecutivo vasco para acoger un evento de estas dimensiones, cuenta con una sombra que amenaza con opacarlo: las protestas de los sindicatos de la Ertzaintza que en las últimas semanas han puesto al Tour como una fecha clave y durante la que se harán oír en su lucha por renovar su convenio laboral y como denuncia ante la actitud del Departamento de Seguridad vasco.
De hecho, en las muchas movilizaciones que la Unidad Sindical y el colectivo 'Ertzainas en lucha' han protagonizado, una de las consignas más escuchadas era: "Sin acuerdo regulador, no hay Tour". Algo que podría parecer una amenaza vacía si no fuera por el visible hartazgo que miles de agentes han mostrado públicamente contra el Gobierno de Iñigo Urkullu y su vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkorera, a quienes han asegurado que durante estos próximos 3 días "irán con todo".
¿Qué puede significar esto?, pues realmente es algo muy ambiguo. El Ejecutivo vasco confía en la "profesionalidad" de la policía autonómica, y en que no van a realizar ningún tipo de "boicot" a un evento que se presenta como un escaparate internacional para Euskadi y para el nacionalismo vasco, pero el temor a una oleada de bajas de última hora que dificulten el correcto desarrollo de este operativo existe y tiene más que pendiente al Gobierno autonómico.
Aún así, el consejero Erkoreka está convencido de que todo lo relativo a la seguridad del 'Grand Depart' y el resto de etapas se desarrollará sin ningún imprevisto. De hecho, este viernes, en una entrevista a Radio Nacional, calificó el dispositivo de "extraodinario", y aseguró que "está planificado al detalle, cruce a cruce, paso a paso, obstáculo a obstáculo".
Un altavoz para las protestas sindicales
Aunque la expectación internacional del Tour es el escaparate perfecto para que el Gobierno vasco presente una imagen moderna y renovada de Euskadi al mundo, y para posicionarse como un destino turístico y de inversión de calidad; es en realidad un arma de doble filo porque esta misma atención extranjera sirve también de altavoz para las movilizaciones de aquellos sectores descontentos con sus condiciones laborales.
Para Erkoreka, los sindicatos de la Ertzaintza se han servido "del gancho del Tour para intensificar reivindicaciones y presionar más". Algo que no solo se ha visto en los últimos días con la policía autonómica, sino con otros sectores de gran importancia en Euskadi -y en el transcurso de la competición-, como son la Hostelería, la Construcción y los bomberos de Bilbao.
Estos últimos, han sido convocados por CC.OO, ELA y LAB para ponerse en Huelga durante esta primera jornada del Tour, y también durante los días 6,7 y 8 de julio durante el festival BBK.
Un "abuso" con la academia de Arkaute
Dentro de este dispositivo "de primera categoría", como lo ha considerado Erkoreka, hay un punto de especial controversia y que ha sido denunciado en reiteradas ocasiones por gran parte de los agentes y sindicatos de la policía vasca: la inclusión de los 500 alumnos en prácticas para desarrollar labores de seguridad sin haber concluido todavía su formación completa en la academia de Arkaute.
En concreto, Erne, Esan, Euspel y Sipe, los colectivos que forman la Unidad Sindical de la Ertzaintza, denuncian que estos agentes en funciones van a desarrollar labores que corresponderían a cargos por encima del suyo y que implican una autoridad con la que estos todavía no cuentan.
De hecho, los sindicatos consideran "abusivo" que se haya incluido a estos agentes en el operativo de seguridad, al ser personal que cobra por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, y por eso llevaron sus denuncias a la Justicia, pero finalmente, un juzgado de Vitoria ha confirmado que estos ertzainas en prácticas sí pueden ser parte del dispositivo elaborado por el Departamento de Seguridad y, aunque la resolución no es definitiva, ya no hay tiempo para echarla para atrás.