El PNV, Bildu, la escaramuza en Navarra y lo que viene en Euskadi
En Navarra habrá gobierno de PSN, Geroa Bai y la marca de Sumar. Sin sorpresas porque todo el mundo sabía en la Comunidad foral que tras los resultados del 28-M la presidenta del Ejecutivo seguiría siendo María Chivite. La aritmética dibujaba sólo ese escenario y faltaba cerrar el reparto de poder.
Toca escribir aquí de la comunidad vecina, sobre todo, porque en esas negociaciones cuyo final estaba anunciado se ha vivido otro episodio, y ya van incontables, en la batalla fratricida que libran los dos partidos nacionalistas vascos. El PNV y Bildu han mostrado en Navarra su animadversión y, de paso, han dado pistas de lo que se avecina en Euskadi.
Cuando peor iba el diálogo entre el PSOE navarro y Geroa Bai, coalición donde están integrados los peneuvistas, llegó una oferta inesperada de Bildu: votos gratis para que gobierne el PSN y "para no hablar de sillones". Así, la coalición soberanista liderada por Arnaldo Otegi se presentaba ante los electores navarros como salvadora de la izquierda y, de paso, dejaba en evidencia a los jeltzales.
Esa enésima pelea entre PNV y Bildu en la comunidad vecina es una simple escaramuza en comparación con lo que vamos a vivir en Euskadi de aquí hasta las elecciones autonómicas del año que viene
El movimiento audaz de Bildu disgustó sobremanera a sus rivales. Y poco después, sea por esa presión o sea por otros motivos, cerraron su esperado acuerdo de gobierno. Acuerdo que, eso sí, depende de los votos de la coalición abertzale aunque los emita desde fuera del Ejecutivo. Así, Chivite gobernará en gran medida gracias a Bildu, como por cierto le ocurre a Pedro Sánchez en el Gobierno del país.
La cosa, volviendo a Euskadi, es que esa enésima pelea entre PNV y Bildu en la comunidad vecina es una simple escaramuza en comparación con lo que vamos a vivir de aquí hasta las elecciones autonómicas del año que viene.
Se viene una pelea sin prisioneros. Porque nunca antes Bildu ha estado tan cerca del PNV y tampoco se ha tenido la sensación, cada vez más extendida aunque pueda acabar en espejismo, de que realmente hay partido en la disputa por la hegemonía.
Los escenarios que ya se vislumbran en el horizonte son tan variopintos como inciertos. La lógica y los precedentes llevan a pensar que PNV y PSE seguirán gobernando juntos la comunidad pase lo que pase en las urnas, pero en los actuales tiempos políticos ya no existen las certezas y los socios son cambiantes como la marea. Aunque falte mucho tiempo para cruzar ese puente, algunos se barruntan que la oferta de votos gratis de Bildu al PSOE pueda repetirse aquí para desbancar al PNV. Suena imposible, sí. Que se lo pregunten a Javier Maroto.