Con la entrada de 2024 y las elecciones autonómicas vascas de este año se acerca el final de una era. Gane quien gane en estos comicios lo seguro es que el actual lehendakari, Iñigo Urkullu, no repetirá en el cargo. Y consciente de ello, el dirigente nacionalista, que todavía no ha dado pistas sobre cuándo será esta cita electoral, se aferra al cargo para poder cumplir gran parte de los compromisos adoptados en esta última legislatura.
El resultado de estas autonómicas traerá consigo a un nuevo lehendakari, tras doce años y tres legislaturas con el Gobierno vasco liderado por Urkullu. Sin embargo, ante unas elecciones de tal calibre, donde se podría incluso producir un cambio de ciclo histórico -la última encuesta realizada para este medio augura el 'sorpasso' de EH Bildu al PNV-, la cuestión sobre cuándo irá a votar la ciudadanía vasca se mantiene todavía como una incógnita.
El contrario que en comicios anteriores donde el Ejecutivo vasco se ponía de acuerdo con la Xunta de Galicia para hacer coincidir las fechas, en esta ocasión Euskadi irá por libre. El presidente gallego, Alfonso Torres, ya convocó elecciones el pasado 22 de diciembre y estás están programadas para el próximo 18 de febrero. Algo sobre la que el presidente de la Xunta ya había avisado al lehendakari mediante una llamada, pero Urkullu, consciente de que unas elecciones en febrero obligarían a disolver el Parlamento vasco antes de tiempo, rechazó esta opción.
Así, aunque realmente la legislatura puede extenderse hasta julio, hay que recordar que hay otra cita a tener en cuenta: las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio. Unos comicios que desde el PNV prefieren evitar a toda costa puesto que darían a las autonómicas vascas una visión mucho más nacional de lo que quieren los jeltzales. De hecho, diversos cargos nacionalistas y del Gobierno vasco han insistido en la importancia de centrar los debates de estas elecciones en cuestiones propias de Euskadi.
Por eso, aunque hace unos meses se apuntaba a marzo, ahora gran parte de las apuestas confían en que abril será el mes donde se decida al nuevo lehendakari y al partido que dirigirá el nuevo Ejecutivo vasco. La cuestión está en que, con el parón de Semana Santa puesto en la última semana de marzo y la primera de abril, Urkullu debe mirar bien el calendario y calcular cuándo se deben convocar estas elecciones si no quiere hacerlas coincidir con ninguna festividad.
Pasear al candidato
Las razones por las que Urkullu todavía no ha convocado elecciones son variadas. Para empezar, el lehendakari -que no ha aclarado aún si su intención era mantenerse como candidato para una cuarta legislatura antes de ser sustituido por Imanol Pradales-, pretende aprovechar los primeros meses de este 2024 para completar buena parte del trabajo pendiente.
En uno de los últimos plenos de control del pasado año aseguró que todavía quedaban más de 100 medidas por aprobar, y aunque no quiso entrar en detalles, hay dos iniciativas pendientes que pasarán por el examen parlamentario en las próximas semanas: la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, contra la que no se presentaron enmiendas a la totalidad; y la Ley de Infancia y Adolescencia, por la cual se decidió habilitar este mes de enero en la Cámara vasca. Una medida excepcional muestra de las prisas con las que Urkullu afronta este último tramo como lehendakari.
Por lo cierto es que esta decisión del dirigente vasco por alargar lo máximo posible este mandato, puede llegar a tener varios efectos negativos. Primero, mientras más se alargue esta convocatoria electoral, el riesgo de que EH Bildu siga ampliando su apoyo electoral es cada vez mayor; y segundo, al mantenerse Urkullu en la primera plana de la política vasca, Pradales, el nuevo candidato jeltzale, queda todavía eclipsado, y los esfuerzos del PNV por darlo a conocer se ven superados.
Así, desde el Partido Nacionalista necesitan mostrar a Pradales y darle un perfil presidencial similar al que actualmente tiene Urkullu. Pero adaptado a los nuevos tiempos. Sin embargo, el candidato jeltzale permanece casi recluido en Bizkaia, en donde es diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial, y hasta que los jeltzales no le 'muestren' por el resto de Euskadi, sus opciones de mantenerse como la primera fuerza política de País Vasco se ven muy reducidas.
Aunque este último punto es un problema que también se sufre en EH Bildu. De hecho, una de las grandes diferencias entre Pradales y el candidato abertzale, Pello Otxandiano, es que el primero mantiene un cargo político en una institución pública, mientras que el segundo, hasta el momento, permanecía en un segundo plano como ideólogo de la coalición soberanista. Sin embargo, consientes de esto, desde EH Bildu ya organizaron a finales de 2023 un gran acto donde Otxandiano estuvo rodeado del coordinador general del partido, Arnaldo Otegi; la pasada candidata a lehendakari, Maddalen Iriarte, y otros grandes referentes del partido.