Sea cual sea la primera fuerza política de Euskadi tras las elecciones autonómicas vascas, si hay un partido que, a priori, parece que se erigirá como uno de los ganadores será el PSE-EE. Encabezados por su secretario general, Eneko Andueza, como candidato a lehendakari, los socialistas vascos volverán a ser fundamentales tanto para el PNV como para EH Bildu si cualquiera de estas dos fuerzas quiere conformar un Ejecutivo estable.
Según las últimas encuestas, en Gipuzkoa, donde la coalición soberanista sería, con diferencia, la primera fuerza, el Partido Socialista obtendría 11 escaños. Uno más de los que tiene actualmente. Aunque hay encuestas, como la última realizada por Electomanía para este medio, que les da incluso 13 asientos.
Aquí, donde los socioalistas se mueven en torno a los cuatro parlamentarios, uno de los rostros a tener es el del actual delegado del Gobierno y candidato por Gipuzkoa, Denis Itxaso. Quien en su ya amplia trayectoria en la política vasca ha pasado por el Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación Foral de Gipuzkoa y la Delegación del Gobierno; y tras las autonómicas afrontará una nueva etapa en el Parlamento vasco.
- ¿Qué le ha llevado a dar el paso para ser candidato por Gipuzkoa?
- El partido me lo propuso. Una de las cosas que tiene la política, que no está al alcance de todo el mundo, es, de vez en cuando, cambiar de fase. Abordar nuevos retos. Y yo he tenido la enorme fortuna de estar en el Gobierno municipal de San Sebastián, en el Gobierno Foral de Gipuzkoa, en la Delegación del Gobierno, y me apasiona poder desarrollar parte de mi vida política en el Parlamento vasco. Vamos a ver qué es lo que depara la próxima legislatura. Estoy muy motivado porque nuestro candidato, Eneko Andueza, cuenta con una savia nueva y un estilo de liderazgo que le puede venir muy bien a Euskadi, y le podría venir muy bien al Gobierno vasco que fuera el lehendakari.
- ¿Cuáles son sus expectativas para las autonómicas? Las encuestas les presentan de nuevo como una formación clave y con todavía más peso que en 2020.
- Estamos en una tendencia y en una dinámica ascendente. Venimos de ganar unas elecciones generales en Euskadi, que son muy distintas, pero que sabemos que denota un apoyo a una determinada forma de entender la política. Porque frente a esa demonización que el Partido Popular practica sobre lo que es la política democrática, los acuerdos, el entendimiento y el diálogo. Frente a esa demonización de la derecha, creo que una gran mayoría de la sociedad vasca aplaude y agradece que haya partidos que asumen riesgos para poder alcanzar un bien mayor como es la convivencia, la prosperidad económica y la estabilidad. La gran cualidad del Partido Socialista ha sido la moderación, la estabilidad, la convivencia y el sesgo progresista de ser un partido de izquierdas y darles prioridad a las políticas progresistas en el ámbito fiscal, social o económico.
La Lehendakaritza no puede ser una deidad intocable e inaccesible para la sociedad vasca
- ¿Les beneficia la situación de Podemos y Sumar?
- No estamos haciendo esos cálculos. Lo que nos gustaría es que ese electorado viera en nosotros la alternativa para llevar a cabo en la práctica, con capacidad ejecutiva, las políticas de izquierda en el Gobierno. Nosotros no somos una izquierda de salón. No somos una izquierda que da lecciones. Ni siquiera somos una izquierda dogmática. Somos una izquierda pragmática, que trata de alcanzar acuerdos para llevar a cabo nuestro programa. Eso quiere decir que a veces hacemos renuncias porque sabemos negociar, pero a cambio de esas renuncias, también llevamos buena parte de nuestro programa a los gobiernos. Hay claramente un partido que no se sube a minaretes a dar lecciones ni asume posiciones dogmáticas, ni pontifica desde la oposición, sino que lleva a cabo las políticas de progreso desde el Gobierno.
- ¿Qué le parecen Imanol Pradales y Pello Otxandiano como candidatos de PNV y EH Bildu?
- No los conozco apenas. A Pradales un poco más porque he coincidido con él siendo yo diputado foral de turismo en Gipuzkoa y él en Bizkaia. Pero más allá de las renovaciones o del cambio de generación al que estamos asistiendo en la política, lo que valoro es la capacidad de imprimir estilos de liderazgos distintos que Euskadi necesita. La Lehendakaritza no puede ser una deidad intocable e inaccesible para la sociedad vasca. Lo que hay que pedir a los aspirantes, y creo que Eneko lo está cumpliendo con creces, es que habla de contenidos. Hay un problema, y siendo muy respetuoso con los medios de comunicación, pero es que se nos pregunta mucho por los pactos. Antes de hablar de pactos habría que saber qué opina la ciudadanía sobre lo que cada cual ofrece.
- Precisamente hablando de pactos, hay un tema del que se habla mucho y es sobre la posibilidad de que acaben apoyando a EH Bildu si su candidato, Pello Otxandiano, es el más votado ¿Si de usted dependiera, estaría dispuesto a dar sus votos a Bildu?
- ¿Otxandiano qué propone? A mí me gustaría saber qué propone para este país, porque la izquierda abertzale lleva décadas diciéndonos a los demás que hiciéramos actos de fe. La última vez que gobernaron en Gipuzkoa yo estaba por allí y llevaron a cabo, no solamente la crisis de los residuos, que no sabíamos a dónde llevarlos porque no había manera de gestionar aquello de manera racional, sino otras muchas decisiones que dejaban mucho que desear desde el punto de vista de la gobernanza. A mí me gustaría saber qué ofrece desde el punto de vista de las políticas sociales, de las políticas económicas, o de los grandes desafíos que tenemos por delante. Porque hablar del juego de las sillas sin saber exactamente qué ofrece cada cual me parece muy poco edificante. Desde luego que si ese es el cambio generacional que nos va a asistir en la política vasca, yo creo que deja mucho que desear.
- ¿Qué cree que debería hacerse entonces?
- Hablemos de contenidos, hablemos de programas. Euskadi tiene un autogobierno muy amplio, muchas capacidades de decisión, como para que se nos quite a los ciudadanos la capacidad de hablar sobre cómo queremos abordar esas políticas y esos ámbitos de decisión que nos corresponden por el autogobierno. Hablemos de eso y veremos si hay posibilidad de entendimiento. Por lo demás, el partido socialista tiene otra fiabilidad y nosotros estaremos allá donde se garantice la estabilidad, las políticas de progreso y la convivencia. Con un estilo de liderazgo distinto, cambiando el guion de algunas de las políticas que se han demostrado obsoletas para gestionar la sanidad, la Ertzaintza, en ocasiones también la educación pública. Donde ha habido más conflicto que otra cosa. Lo que debemos hacer en esta fase preelectoral es explicar nuestro programa y tratar de seducir a la ciudadanía para que se sume a este proyecto.
- Hay un asunto todavía por solucionar que es primordial para el Ejecutivo vasco: el traspaso de las competencias pactadas por su partido y el PNV. Usted dijo que febrero iba a ser un mes clave. ¿Cree que llegarán antes de que el lehendakari convoque elecciones?
- Cuando dije que febrero iba a ser clave lo dije porque febrero está siendo clave. Estamos avanzando mucho como ya reconoció la propia consejera de Gobernanza, Olatz Garamendi. Estamos ultimando los acuerdos, estamos cerca y el objetivo de ambos gobiernos es cumplir los compromisos que nos hemos impuesto. Transferir tres materias: la de cercanías ferroviarias, la de homologación de títulos académicos y la de la fase de autonomía de los solicitantes de asilo. A veces se habla de migraciones, pero es la de los solicitantes de asilo. Tienen una primera fase de acogida, una de integración y luego una fase de autonomía, que es cuando ya esas personas han decidido echar raíces aquí. Y es en ese momento cuando necesitan del acompañamiento de diversos servicios sociales en manos de las Diputaciones, de los Ayuntamientos y del propio Gobierno vasco. Esa fase de autonomía de los solicitantes de asilo es la que se va a transferir.
- En su día se planteó aquel calendario con más de 30 transferencias que no llegó a cumplirse por la pandemia y otros motivos. ¿Se plantearía uno nuevo?
- Pongo en valor el vaso medio lleno. Había un calendario de negociaciones, y como estamos pudiendo observar las negociaciones no siempre son fáciles. Lo vimos con el Ingreso Mínimo Vital, con la transferencia de prisiones, lo estamos viendo ahora con algunas transferencias que también son complejas. Son complejas porque tenemos que dotarlas de seguridad jurídica, porque hay francotiradores como Vox que están preparados para disparar contra esas transferencias y solo nos falta que el Tribunal Constitucional las eche atrás. Son complejas porque los Gobiernos de alguna manera tratan de velar por sus intereses y negociamos cuestiones económicas, cuestiones técnicas y jurídicas, y todo eso hace que las negociaciones se compliquen.
- ¿Y una reforma del Estatuto?
- Va llegando el momento de abordar claramente una reflexión sobre el autogobierno. Tenemos un autogobierno muy amplio y seguramente, como suele decir Eneko Andueza, quizás toque hablar de una reforma que nos dé ámbitos jurídicos para reclamar no solo nuevas competencias, que francamente vamos tocando hueso. La reforma del Estatuto debe poner el énfasis en una mirada hacia dentro. En una gestión más eficiente de nuestras propias competencias. Tenemos un país pequeño, con 2,2 millones de habitantes, con cuatro parlamentos, cuatro departamentos de Turismo, de Cultura, de Promoción Económica… Como decía hace poco la vicelehendakari, Idoia Mendía, todavía hay ámbitos de duplicidad que son responsabilidad nuestra. No hay que echar balones fuera ni buscar responsables en ningún otro lugar, son responsabilidad de cómo hemos desarrollado nuestro propio autogobierno y quizás sea el momento de hacer un análisis autocrítico.