La pandemia por el Covid-19, los efectos de la Guerra en Ucrania y las recientes consecuencias del conflicto armado entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza han tenido grandes consecuencias económicas, políticas y sociales que han alcanzado de lleno a Euskadi. Escenarios internacionales en algunos casos inéditos que necesitaron de la coordinación entre el Gobierno vasco y el de España, y a los que se suman otras labores políticas de gran calado como el traspaso de competencias y la ampliación del autogobierno vasco. Una coordinación que en Euskadi tiene rostro y nombre, que son los del delegado del Gobierno, Denis Itxaso (San Sebastián, 1975).
Su trayectoria es dilatada. Exconcejal del Ayuntamiento de San Sebastian con el PSE-EE entre 2003 y 2015, siendo parte tanto del Ejecutivo municipal como de la oposición; exdiputado foral de Cultura, Turismo, Juventud y Deportes en Gipuzkoa de 2015 a 2020; y delegado del Gobierno durante la pasada legislatura. Ahora Itxaso también es candidato por Gipuzkoa en las autonómicas. Por todo ello habla con Crónica Vasca sobre el papel de una institución que en muchas ocasiones es puesta en segundo plano pese a su importancia para hacer valer lo que se dicta desde Moncloa y Bruselas.
- Antes de entrar en cuestiones más concretas, abordemos su candidatura por Gipuzkoa para las elecciones es incompatible con su cargo como delegado del Gobierno. ¿Cuándo va a anunciar su renuncia?
- Primero se tienen que convocar las elecciones. Todos estamos haciendo cábalas y elucubraciones, pero creo que hay que esperar y en el momento en que el partido presente las listas yo deberé haber renunciado a mi cargo. Pero cuando llegue el momento el partido y el propio Gobierno tomarán una decisión que tendrá que ver también con quien venga a sustituirme.
- ¿Hay algún nombre sobre la mesa?
- No me corresponde a mí. Del mismo modo que el presidente en su día propuso mi nombre en el Consejo de Ministros, entiendo que está habiendo tiempo para reflexionar sobre cuál es el mejor reemplazo para continuar esta labor en la Delegación del Gobierno
- ¿Hace un balance positivo de esta etapa como delegado del Gobierno?
- Sin duda. Tampoco mi balance se puede desconectar del balance global del Gobierno y de esta legislatura. Ha sido una legislatura positiva sobre todo teniendo en cuenta las calamidades que hemos tenido que abordar. Primero una pandemia nada más constituido el Gobierno y después, guerras como la de Ucrania y esta que estamos viviendo, que más que una guerra es un bombardeo y una vulneración de los derechos humanos en Gaza. Con repercusiones económicas, sobre la estabilidad geopolítica, la estabilidad de los precios y la inflación, que llevaron al Gobierno a tomar decisiones audaces y valientes, siempre pensando en la capacidad adquisitiva de las familias y en los más vulnerables.
- ¿Cómo ha sido ocupar la Delegación del Gobierno durante estos cuatro años y los escenarios que acaba de mencionar?
- Son cosas de dimensión distinta. La pandemia fue una sacudida en la que Europa creo que estuvo a la altura. También porque hubo gobernantes y jefes de Gobierno como Pedro Sánchez que se empeñaron en que la UE adoptara medidas inéditas. Creo también que los Fondos Europeos han marcado el papel de la Delegación del Gobierno. He tenido infinidad de encuentros con instituciones empresariales, sindicales, clusters y centros tecnológicos para explicar las múltiples convocatorias que salían de los Ministerios, sin los cuales no se explica el mantenimiento de la industria vasca ni del empleo. Estas situaciones las he vivido también como una inmensa oportunidad para aprender, porque eran un elemento más para hacer gestión y presentar al Gobierno de España como una institución cómplice, cercana y comprometida con los intereses de la industria, la economía y la sociedad vascas.
Se ha conseguido que PNV y Bildu pasarán de presentarse como ajenos a los intereses generales de España, a estar involucrados en la gobernabilidad, a apoyar presupuestos y leyes importantes
- ¿Cómo afecta a una institución como la Delegación del Gobierno tener un Ejecutivo central tan apoyado en los partidos independentistas?
- Este tipo de partidos independentistas han tratado históricamente de deslegitimar a la Delegación del Gobierno y al Gobierno en general. Pero desde luego la valoración de nuestro trabajo no puede más que ser positiva. Se ha conseguido que estos partidos pasarán de presentarse como ajenos a los intereses generales de España, a estar involucrados en la gobernabilidad, a apoyar presupuestos y leyes importantes para la estabilidad y la prosperidad económica de este país. Como la ley de Vivienda. En términos generales, el hecho de que los partidos que antes se situaban extramuros de la gobernabilidad y de lo que son las instituciones del Estado hayan pasado a transitar a un compromiso con la gobernabilidad es un paso muy importante y que tiene que ver con la capacidad del Partido Socialista de integrar y de buscar complicidades. Hay partidos a los que se les llena la boca con la palabra España, pero cuando gobiernan, España o salta por los aires o está plagada de incendios en la periferia.
- ¿Se refiere al Partido Popular?
- Estamos viendo que todo el camino de disgregación o de atomización que se produjo durante los gobiernos del Partido Popular vuelve a una posición de mayor compromiso, de mayor lealtad y de contribución a la estabilidad, que en tiempos de fragmentación política es fundamental. La fragmentación política es un fenómeno de las democracias occidentales que ha llegado para quedarse. Y no solamente afecta a la realidad española, sino al conjunto de Europa. España la está sabiendo llevar porque hay un Partido Socialista que comprende la diversidad de España, el arco parlamentario y busca acuerdos. Eso también supone desgaste e implica que entres en contradicciones. Pero merece la pena.
- ¿Qué opina de la Ley de amnistía y del giro de Junts en la última votación del Congreso? ¿Confía en que estos acaben cediendo?
- Confío en que la Amnistía pueda ponerse en marcha próximamente, porque más allá de las aritméticas parlamentarias es un instrumento del que estoy íntimamente convencido. Va a servir de terapia para la sociedad catalana que en algún momento se quebró, se dividió y entró en una fase de enorme inestabilidad. Hay una agenda del reencuentro y de la concordia que el Gobierno está emprendiendo y como colofón a toda ella se plantea la amnistía. La amnistía como un instrumento para pasar página y mirar al futuro, sin olvidar los efectos perniciosos que han tenido determinadas estrategias. Estrategias de hechos consumados y unilaterales por parte del independentismo, pero también de estrategias equivocadas por parte de Gobiernos anteriores que han dejado pudrir los problemas y que no han sabido llevar al terreno de la política lo que es de la política.
- ¿El PP se equivoca en su forma de abordar la situación?
- Solamente han sabido responder con las fuerzas policiales y llevarlo todo al terreno de los tribunales. Difícilmente los problemas contemporáneos de las sociedades democráticas y plurales de hoy pueden responderse con esos instrumentos. Sabiendo que tenemos posiciones distintas, pensamos que el encauzamiento de los problemas debe venir a través del diálogo, del entendimiento, de los acuerdos. La amnistía está pensada para eso, y seguimos confiando en que es un instrumento válido.
- ¿Cómo valora usted las últimas informaciones relativas al PP y su negociación con los de Puigdemont?
- Lamentablemente forma parte de esa gran hipocresía en la que lleva décadas instalada. Cuando ellos salieron a la calle ante el proceso de paz que inició el presidente Zapatero para tratar de terminar de una vez con el terrorismo de ETA, ocultaban que ellos, con Aznar en su primera legislatura, también habían intentado llevar a cabo dinámicas de diálogo con ETA para ver si de aquella manera se podía terminar con aquella larga tragedia. Y ahora nos encontramos con algo muy parecido. Ellos incendian las calles, juegan con la convivencia en este país, ponen en tela de juicio la legitimidad de este Gobierno para tratar de resolver por las vías políticas los problemas que son políticos, mientras en el fondo no renuncian en secreto a llevar a cabo cosas parecidas. Ya conocíamos retales de la obra de teatro y ahora estamos conociendo el guion completo.