La candidata de Elkarrekin Podemos Alianza Verde, Miren Gorrotxategi (Durango, 1967) es, sin ninguna duda, el rostro más reconocible de la formación morada en Euskadi. La imagen de un partido en riesgo de desaparecer del panorama político vasco, y que afronta unos comicios donde las previsiones no son especialmente alentadoras. Las últimas encuestas les dan entre 1 y 3 escaños como máximo como consecuencia de un descenso que ya viene de lejos y que se ha agravado a raíz de la pugna con Sumar en Madrid.
En conversaciones con Crónica Vasca, Gorrotxategi, una de las candidatas más reconocidas del panorama actual, analiza las políticas de pactos que tendrán que tomarse en el País Vasco tras las elecciones del próximo 21-A. Incide en que las mayorías absolutas son prácticamente algo del pasado y que los acuerdos, donde destaca la necesidad de un pacto de izquierdas entre PSE-EE y EH Bildu, con el apoyo de Podemos, marcarán el nuevo ciclo político que se abre con la salida del lehendakari, Iñigo Urkullu.
- En esta campaña se habla constantemente de cambio de ciclo, ¿considera que realmente estas son unas elecciones tan importantes para Euskadi?
- Siempre que se llama a la ciudadanía a votar es un acontecimiento importante. ¿Qué pasa? pues parece que en este momento, en este ciclo político, se vislumbra con mayor posibilidad que se haga real un cambio en el color del Gobierno. Es eso lo que hace de este periodo algo especial, porque en Euskadi, quitando el breve gobierno de Patxi López con el apoyo del PP, en más de 40 años ha gobernado un solo partido. Este cambio también tiene que ver también con que, tras las elecciones, seguramente en Euskadi no haya un gobierno con mayoría absoluta.
- A esto se suma la salida de Urkullu, ¿cree que afecta a la imagen del PNV?
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El Partido Nacionalista Vasco, como todos los partidos, es algo más que la persona que se presenta, pero es verdad que la persona representa un momento político del partido. El PNV ha decidido cambiar, pero, que yo sepa, Urkullu por voluntad propia hubiera sido el candidato a lehendakari. Con lo cual, ha sido el partido el que ha decidido darle un cambio a la imagen, y con esto no cambia el partido, pero sí expresa que quieren enfatizar algún color distinto.
- En su caso, ¿qué le llevó a repetir como candidata?
- Porque me eligió la militancia del partido. Me presenté a las primarias porque pensé que podía aportar la experiencia de estos cuatro años, y por responsabilidad. Ponerme a disposición del partido es un acto de responsabilidad.
- El candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, planteó que fuera la lista más votada la que acabe gobernando tras el 21-A, pero hacerlo en solitario sería imposible. En este maremágnum de pactos, ¿dónde se encuentra Podemos?
- Nosotros no compartimos lo de la lista más votada. Además, nos extraña y nos parece que es quitarle valor al sistema de gobierno parlamentario. No tiene sentido esa propuesta. No es coherente con lo que se está haciendo en otros lugares como Navarra, Pamplona, Gipuzkoa o el Estado. Que gobierne la lista más votada no es más democrático. Lo que es más democrático es lograr un gobierno que represente la voluntad mayoritaria de la sociedad. Y si son varios partidos los que son capaces de aunar voluntades y de buscar espacios comunes, eso es lo que representa a la mayoría social, y no el más votado. Esta propuesta me parece incoherente con todo lo que ha hecho Bildu en otros lugares.
- Se habla también de que el pacto PNV-PSE está agotado y de que es necesario un gobierno de izquierdas en Euskadi...
- El eje izquierda-derecha es el que hay que priorizar cuando se trata de elegir partido político y gobierno. Es lo que va a determinar si tenemos mejores servicios, mejor acceso a la vivienda. Si quien manda es quien te pasa la factura de la luz o puedes tener instrumentos para controlar el precio de esta factura, o si va a haber más control contra el fraude fiscal… Todo depende de este eje, y por eso insistimos en que este debe ser prioritario para elegir un gobierno. Desde esa perspectiva, siempre vamos a favorecer un gobierno de izquierdas. Nos gustaría que fuera presidido por Elkarrekin Podemos, porque creo que tenemos una labor fundamental de puente entre las distintas izquierdas.
- ¿Ve posible una coalición EH Bildu-PSE?
- Sí. Ya sé que el PSE ha dicho que no haría presidente a nadie de Bildu, pero también dijo que no gobernaría con los votos del PP y lo hizo; también en España dijo que no gobernaría con Podemos y lo hizo. Yo creo que el Partido Socialista, tanto en el Estado como en Euskadi, se ha caracterizado por hacer unas cosas en campaña y hacer otras cuando llega el momento de formar gobierno.
- ¿A qué relaciona el auge de EH Bildu? ¿Cree que está relacionado con la pérdida de apoyos que está viviendo su partido?
- Se ha hablado mucho de la podemización de EH Bildu y además, creo que es así, Bildu ha tomado nota de que lo que Podemos estaba defendiendo en la política era lo que le interesaba la mayoría social. Yo diría que siempre más vale el original que la copia.
El Guggenheim de Urdaibai es un disparate que no tiene ningún sentido, es un absurdo y no existe ninguna necesidad cultural
- ¿Cuáles son los temas prioritarios para Podemos en esta campaña?
- Si hubiera que esquematizar: la fortaleza de los servicios públicos que para nosotros son los que nos permiten vertebrarnos como país de manera cohesionada, y nos permiten tener satisfechas las necesidades materiales mínimas de toda la población. En estos años de gobierno del PNV, los servicios públicos se han debilitado. Lo vemos clarísimamente en Osakidetza y en otros servicios públicos, y eso está impidiendo que exista una sociedad cohesionada. Los servicios públicos son esenciales y fortalecerlos es esencial. También, por ejemplo, con el Guggenheim de Urdaibai mostramos nuestra lucha por el medioambiente. Por no favorecer los intereses del oligopolio energético, sino los de la ciudadanía.
- Uno de los temas donde más oposición hace Podemos es, precisamente, en contra de este proyecto, ¿a qué se debe esta negativa tan acentuada?
- Porque es un disparate que no tiene ningún sentido, no tiene ni pies ni cabeza. Y si viniera cualquier observador externo no influenciado por las dinámicas de poder estaría viendo que es un absurdo. No existe ninguna necesidad cultural. Tenemos el Guggenheim de Bilbao, el Artium en Vitoria, etc. La población tampoco lo quiere; no es una decisión adoptada democráticamente y, además, pretende hacerse en el corazón de la única reserva de la biosfera que tenemos en Euskadi.
- En su día, al término de esta legislatura, se opusieron a la Ley de Transición Energética y Cambio Climático, ¿qué les llevó a esta postura?
- Es una ley que favorece el interés del negocio energético, hecha para facilitar la implantación de infraestructuras para el oligopolio energético. Nosotros pusimos una enmienda para que los lugares con alto valor agrícola estuvieran protegidos y no se pudieran construir grandes instalaciones. Tampoco en aquellos que tuvieran un valor ecológico fundamental. No se admitió, sino que se puso un canon para que quienes tengan dinero para destrozar los suelos y los corredores ecológicos, puedan hacerlo. Es una ley pensada para facilitar el aterrizaje y el despliegue de infraestructuras empresariales, y no para favorecer el interés del medioambiente.
La Ley de Vivienda no va a revertir al 100% todos los problemas, pero es el primer instrumento que se enfoca en ella como un derecho
- Hablando sobre Osakidetza, ¿qué se ha hecho mal para llegar a este punto?
- En Osakidetza tenemos varios problemas, y todos tienen que ver con una mala gestión y una falta total de planificación. Esto es una crítica generalizada en todos los agentes que participan en el ámbito sanitario. Tenemos una plantilla donde la tasa de temporalidad es increíble; hay un hospitalocentrismo demasiado marcado y eso lleva a un peor trato. El desprestigio y la falta de valoración de la atención primaria; la privatización exagerada de todos los servicios adyacentes, y de prestaciones sanitarias directas, son problemas fundamentales. Nosotros proponemos revertir las externalizaciones, que el gasto sanitario se dirija, sobre todo, a fortalecer la sanidad pública y la atención primaria.
- La vivienda es otro tema muy relevante entre los vascos. Sobre todo con la polémica en torno a la Ley estatal y el recurso presentado por el PNV ante el Tribunal Constitucional...
- La constitución, en el artículo 47, reconoce la vivienda como un derecho. Pero siempre se ha tratado como un bien de mercado y como un activo financiero. Eso hace que no exista una política de vivienda dirigida a que sea un derecho. La Ley de Vivienda estatal no es mágica, no va a revertir al 100% todos los problemas, pero es el primer instrumento que se enfoca en la vivienda como un derecho y que pretende intervenir el mercado de la vivienda. Aplicar esta ley sería un primer paso para que pudiera volver a ser vista como un derecho.
- Venimos de que se apruebe en esta legislatura la Ley Vasca de Educación, ¿qué pasó para que Podemos se saliera de aquel pacto de abril?
- Pues que se firmó una cosa y lo que pone en la ley es otra. Pero más allá de eso está la intención, el objetivo. Todas las leyes se aprueban con una intención principal, y en el caso de esta, como reforma de la Ley Buesa, responde a un objetivo. La escuela vasca tiene muchos problemas, y uno de ellos es la dualidad entre el sistema público y el privado. En Euskadi la mitad lo componen colegios privados concertados. Una anomalía dentro del Estado y de Europa. Esta exagerada dualidad, con una planificación basada en la sobreoferta de plazas, ha derivado en unos niveles de segregación escandalosos. Euskadi es la comunidad que más segrega por origen. Somos campeones en segregación y eso es un problema y una injusticia.
- ¿Fue una oportunidad perdida?
- La reforma educativa tendría que haber servido para atajar los problemas de segregación, para idear mecanismos, para fortalecer la escuela pública. Y la ley fue en el sentido absolutamente contrario: a blindar la concertación; a igualar lo privado con lo público; y a abandonar la lucha contra la segregación. Nosotras nunca hemos sido contrarias a la concertación, sabemos que puede ser necesaria, pero pusimos como condición el cumplimiento de algunos criterios públicos para la lucha contra la segregación. Nada de eso llegó a la ley.
- En esta misma ley se le dio mucha importancia a los modelos respecto al euskera...
- El euskera no fue el problema en la ley de educación, pero se utilizó como arma de conflicto para justificar la acción de unos y de otros. A nosotros nos duele que el euskera se utilice de comodín para evadir los problemas reales respecto a cualquier servicio público. El euskera tiene que ser un derecho. Es una riqueza de este pueblo que tenemos que salvaguardar y cuya existencia está en peligro. Además, en Euskadi tenemos una comunidad euskaldún, de la cual formo parte, y tenemos el derecho a recibir los servicios públicos en nuestra lengua materna. Con ese supuesto, el euskera tiene que servir de elemento de cohesión social y no de confrontación.