Este 21 de abril la ciudadanía vasca ha elegido a quien, previsiblemente, será su nuevo lehendakari, pero aunque esa noche el escrutinio ya ha dejado una muestra casi definitiva y pone a Imanol Pradales (PNV) como ganador provisional, habrá que esperar hasta el viernes 26 para conocer el recuento final. Será el voto de los ciudadanos vascos residentes en el extranjero (CERA) y el de los ciudadanos que temporalmente estén en el exterior (ERTA) el que podría dar un vuelco a unas elecciones más que ajustadas.
En total, según el Gobierno vasco, el conjunto del voto CERA y el voto ERTA incluye a casi 83.000 personas. Algo que, en unas elecciones tan ajustadas como estas, puede cambiar el resultado final, y que ya ha tenido varios precedentes. De hecho, hay dos asientos en juego, uno por Bizkaia y otro por Gipuzkoa, que podrían cambiar por completo el resultado final de estos comicios.
Escaños en juego
De los 83.000 vascos inscritos se escrutarán 8.197 votos emitidos, lo que supone el 10% del CERA. Un considerablemente mayor al 3,5% que votó en las elecciones vascas de julio de 2020. Así, en Álava el escaño número 25 está, en estos momentos, en manos de EH Bildu y el PNV necesitaría 3.714 votos para hacerse con ese asiento. Pero solo se han emitido 954 votos Cera, por lo que parece que no habrá cambio en el territorio alavés.
Pero sí puede haber modificaciones en los otros dos territorios. Dos escaños están en juego. En Bizkaia, donde se han emitido 3.540 votos desde el extranjero, el escaño número 25 está en manos del PSE-EE y Sumar necesitaría 741 votos más para arrebatárselo; mientras que en Gipuzkoa el representante número 25 sería ahora del PSE-EE y EH Bildu necesitaría 573 sufragios más para hacerse con este escaño. Aquí se han emitido 3.703 votos cera.
Precedentes
En 2020, en las últimas autonómicas a las que se presentó el lehendakari, Iñigo Urkullu, en el recuento posterior a la noche electoral, el PP vasco -que aquel año iba con Ciudadanos- logró el escaño de Luis Gordillo in extremis. Un asiento por Bizkaia que pertenecía hasta ese momento a EH Bildu, pero que finalmente acabó en manos de los populares.
Cuatro años antes, en los comicios de 2016, el voto CERA también cambió el escrutinio definitivo. Aunque entonces fue EH Bildu la formación beneficiada. Los soberanistas lograron arrebatarle al PNV un escaño --también por Bizkaia-- que había ido a parar a Mikel Arruabarrena, y finalmente fue Leire Pinedo, militante de EA, parte de la coalición abertzale, la que acabó por ocupar este asiento.