Jvenes estudiantes. / EP

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Sociedad

Solo el 5% de los jóvenes repite la ESO y Bachillerato en Euskadi

El último Informe PISA, en 2018, situaba la tasa de repetidores en Euskadi en un 20%, la comunidad autónoma con número más bajo junto con Navarra y Cataluña

1 marzo, 2021 05:00

Euskadi se sitúa en buenos valores respecto al número de alumnos que repiten curso en los centros educativos. Solamente el 5,51% de estudiantes de colegios públicos y privados repiten curso en la ESO y Bachillerato. La media de jóvenes que pasan de curso es muy elevada en la Comunidad Autónoma Vasca. El 94,38% de los que cursan Bachiller y el 94,54% de alumnos de la ESO pasan de curso, según datos del departamento vasco de Educación. El curso con más repetidores es segundo de la ESO donde casi el 8% de sus alumnos se ven obligados a trabajar la misma materia un año más.  

La pandemia ha dificultado la enseñanza y hacer un seguimiento tan específico como el que se hacía en años anteriores. Se ha registrado un dato muy positivo y elevado en los estudiantes que pasaban de curso. En los últimos cinco años la tasa de repetidores se ha reducido un 2%. “Hemos vivido y seguimos viviendo una situación desconocida y temible que nos ha descolocado y a la que hemos teniendo que adecuarnos sin saber muy bien cómo y de un día a otro”, reconoce Lore Erriondo, vicedecana de Coordinación y Mejora de Titulaciones en HEFA (Facultad de Educación, Filosofía y Antropología) UPV/EHU

En Euskadi al menos el 20% de las personas han repetido alguna vez según el último Informe de PISA en 2018. “La práctica de repetir curso es algo que debería de reservase única y exclusivamente a casos excepcionales, en los que debido a una falta de madurez en algún momento crítico de la cognición, imposibilitaría al sujeto a acceder a acontecimientos”, asegura Erriondo. Y es que a día de hoy el plapel del profesorado ha cambiado. Ya no enseñan conocimientos. “El reto consiste en formar al alumnado para que sea capaz de adaptarse a esta sociedad tecnológica, cambiante y rebosante de información y sea capaz de desarrollarse íntegramente en un futuro próximo que desconocemos, no tan previsible como lo era anteriormente”, afirma la vicedecana.  

El reto de Isabel Celaá 

La Ministra de Educación, Isabel Celaá, ya ha planteado bajar la tasa de repetidores a nivel nacional. En España el dato es peor que en Euskadi.  El 29% de los alumnos de 15 años se ven obligado a estudiar un mismo curso. Esta es una medida poco rentable según diferentes asociaciones y ONGs como Save The Children, quien denuncia que la repetición de curso es “una medida ineficaz e ineficiente” y “socialmente muy injusta”. Repetir curso le cuesta al Ministerio de Educación 3.000 millones de euros al año, solo en los cursos de educación secundaria obligatoria. 

Las repeticiones se pueden prevenir 

Cada vez más profesionales y expertos en educación aseguran que repetir un curso es evitable. “Podemos detectar a tiempo las dificultades que puedan presentarse y planificar de manera adecuada el refuerzo necesario, si contamos con una comunicación fluida entre el profesorado y la familia”, apunta Erriondo, quien opina que repetir curso no debería plantearse como un problema insalvable. Además, volver a hacer un curso facilita que los jóvenes generen una inseguridad y desmotivación hacia los estudios, unido al abandono escolar. Repetir continúa siendo un estigma social que perjudica a los alumnos. 

Los avances científicos y tecnológicos permiten, a cualquier persona, acceder a conocimientos de todo tipo. La materia de las asignaturas se puede encontrar fácilmente en internet. “Lo que importa es aprender a aprender, ser capaz de comunicar y comprender efectivamente, desarrollarnos social y cívicamente ser capaces de observar, comprender, analizar, sacar nuestras propias conclusiones y presentarlas; auto conocernos; en definitiva, aprender a ser. Por eso hablamos de competencias y no de contenidos”, apunta la experta en Educación.  

Para poder ofrecer una educación de calidad y con apoyo familiar y educativo es necesaria la autonomía de los centros. “Es primordial la no masificación ya que no permite una atención personal ni identificación comunitaria”, concluye Erriondo.