Dentro de apenas dos semanas se cumplirán 21 años del estallido de uno de los mayores desastres a nivel ecológico y medioambiental en España y en Europa. El 13 de noviembre del 2002 el buque petrolero Prestige hacía la primera llamada de socorro tras una tormenta frente a las costas gallegas y unos días después, el 19, se partía en dos derramando toneladas de crudo en el mar.
Las consecuencias entonces fueron devastadoras, principalmente en Galicia aunque el chapapote llegó a teñir de negro 2.000 kilómetros de costa en toda la línea cantábrica, también Euskadi, Francia y Portugal. El acontecimiento generó una ola de indignación a nivel social (nacía el movimiento Nunca Máis) con epicentro en la comunidad autónoma gallega motivada por la cuestionable gestión del mismo por parte de las autoridades encabezadas entonces por el Gobierno de José María Aznar.
21 años después Crónica Vasca ha sacado a la luz las sospechas de una asociación ecologista, Azurreka, de que aquel vertido aun puede tener consecuencias para ciertos municipios de Euskadi. La asociación defiende a un puñado de vecinos de Lemoa, Galdakao, Bedia y Amorebieta, aquellos que residen más cerca del vertedero de Bistibieta y que pueden verse muy perjudicados si algún día se comprueba que los residuos procedentes del Prestige que se depositaron entonces pueden ser peligrosos para la salud.
El chapapote que llegó a las playas vascas, retirado con la ayuda de una marea de voluntarios, fue a parar principalmente a las instalaciones de Petronor para su reutilización pero, según señalan los ecologistas, no todo pudo ser procesado. Una parte habría ido a parar al fondo del vertedero de Lemoa junto a herramientas y otros utensilios utilizados para su recogida.
Azurreka ya ha dado los primeros pasos a nivel institucional y, además de mantener reuniones con el director de Calidad Ambiental de Lakua, Javier Aguirre, ha logrado que la nueva alcaldía de Lemoa que encabeza el PNV se comprometa a llevar la cuestión al próximo pleno municipal. La idea es forzar posicionamientos políticos también en Bedia, Amorebieta y Galdakao.
"No peligrosos"
El área de Medio Ambiente del Gobierno vasco niega en respuesta a Crónica Vasca la existencia de chapapote en este vertedero. El Ejecutivo explica que, si bien en Bistibieta se depositó el material utilizado para recoger el fuel procedente del Prestige, todo fue sometido a un proceso de "inertización" en las instalaciones de la compañía Sader, de forma que los residuos "se consideran no peligrosos".
"¿Hizo Sader bien su trabajo?", es la pregunta que trasladan desde Azurreka tras conocer las explicaciones del Ejecutivo de Iñigo Urkullu, que tampoco han convencido a la formación Elkarrekin Podemos. El grupo de izquierdas ha trasladado el asunto al Parlamento Vasco para que la consejera Arantxa Tapia, de la que depende Medio Ambiente, dé más explicaciones.
Y apuntan los ecologistas a una evidencia para no quedar conformes con las explicaciones de Medio Ambiente: el olor a hidrocarburos, a gasolina, que desprenden las instalaciones de Lemoa. Hay que recordar que Bistibieta, gestionado por FCC desde 2008, es uno de los vertederos cuya capacidad se va a ampliar a corto plazo con la idea de acometer su cierre definitivo en 2027. Las consecuencias medioambientales a futuro, incluso una vez cerrada la instalación, pueden ser muy graves, avisa la asociación.
Técnica alternativa a la radiológica
Elkarrekin Podemos, en su petición parlamentaria, reclama al Ejecutivo información detallada de cómo fue el proceso de tratamiento del chapapote una vez se retiraba de las playas. Cuestiona la formación de Miren Gorrotxategi precisamente por ese proceso de inertización de los equipos de chapapote realizado por Sader y piden al Ejecutivo que muestre documentación sobre "la cantidad de toneladas transportadas y valorizadas" por Petronor.
En cuanto a la presencia o no de fuel en Lemoa, y una vez Medio Ambiente ha descartado la prueba radiológica GPR solicitada por Azurreka, apuntando en ese sentido a los controles de entrada por parte de los responsables de la instalación, la formación pide saber "qué técnica o tecnología propondría el Gobierno para descartar la existencia de chapapote en el vertedero". Asimismo, pide saber si en las analíticas de los lixiviados del vertedero realizadas desde 2002 se han podido detectar "hidrocarburos asimilables a restos de petróleo".