Uno de los platos del restaurante más raro de Euskadi.

Uno de los platos del restaurante más raro de Euskadi. José Luis López

Sociedad

Así es el restaurante de renombre más raro de Euskadi: puedes comer la piel de una careta

Es un menú diferente, sin entrantes ni carnes, sin pescados y sin postres, y sin apenas cubiertos.

16 enero, 2024 13:40

En Euskadi reina la hostelería, como en toda España. Solo que el territorio vasco destaca no por sus tapas, sino por sus tan populares pintxos y por su deliciosa gastronomía capaz de cautivar a cualquiera. También por sus restaurantes, algunos con varias estrellas Michelin y otros que son los favoritos de muchas personalidades, como de Dabiz Muñoz, Alberto Chicote o de Karlos Arguiñano.

Tiene desde el restaurante con más estrellas Michelin, el más bonito o el más llamativo, hasta el más mágico, pero también el local de renombre más raro en el que los comensales salen sorprendidos. Este se encuentra en la provincia de Gipuzkoa, la cuna de los mejores chefs. 

Mugaritz: el restaurante más peculiar 

Se trata de Mugaritz, al mando del chef Andoni Luis Aduriz y con dos estrellas Michelin. Uno de los más influyentes en la actualidad debido a su creatividad, innovación y mimo en la cocina. De hecho ha sido considerado una de las 100 personas más creativas de todo el mundo como señala la revista de finanzas Forbes. Asimismo se sitúa en el puesto número 31 en la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo, The World's 50 Best Restaurants. 

Su constancia, pasión y esfuerzo en la cocina le han llevado a dar lo mejor de sí mismo en Mugaritz, un peculiar local de donde todos salen sorprendidos. Buscan alimentar el deseo, la curiosidad y saciar el hambre "de riesgo, juego o de respuestas", como destacan desde la web del restaurante. "Para lograrlo, nos cuestionamos las lógicas del mundo culinario, replanteándonos las normas sociales y los prejuicios".

Plato 'la piel que habito'.

Plato 'la piel que habito'. José Luis López

Así que en la carta, compuesta de 23-25 creaciones, se construye "un relato de historias, gestos y emociones". Además de unos sabores, texturas y aromas que "se degustan y sienten usando las manos". Sobresalen el pulpo a flor de piel, la carbonara o el plato más curioso en el que el comensal se degustará la piel de una máscara o careta, 'la piel que habito'

Es un menú diferente, sin entrantes ni carnes, sin pescados y sin postres, y sin apenas cubiertos. Tiene un precio de 230 euros. El youtuber Los Viajes del Pirata no ha dudado en ir para demostrar de lo que es capaz el establecimiento. "Este me da hasta miedo", comenta mientras degusta algunas obras culinarias. 

Comienza con un tomillo congelado que hay que chupar. Le sigue el cebollino con mantequilla. "La mantequilla le da esa cremosidad", expone el youtuber después de probarlo. Continúa con una flor de Lirio "para dipear", que parece que tiene como una especie de hummus de guisante por dentro. "Es una frikada que flipas"

Al youtuber le ofrecen, posteriormente, un trapo con un pecho del que sale leche y que el cliente tendrá que chupar. "Me parece super elaborado, atrevido, no sé cómo explicarlo", dice. Continúa con las setas de ostra fermentadas en agua de ostra y junto a una copa con una ostra medio ahumada con un poco de su propia agua, que se corona con un champán. Le siguen un bacalao con acelga sobre una piedra, del que el youtuber opina que la mezcla es "curiosísima" por el cambio de sabor, ya que sabe a bacalao, pero luego cambia completamente y pasa a ser el de acelga; y una rama de vainilla.

"Es muy complicado de explicar, es que es amargo, dulce, agrio...", dice el joven. Toda una explosión de sabores. El menú continúa con una ventresca con dalias, un plato sorpresa, una molleja, joroba de buey, fermentaciones, una piel a base de sidra y una salsa de txistorra y pan de maíz para mojarla, cabeza de pulpo infusionada con manteca, un postre tradicional vasco (torrija al Pedro Ximénez y cuajada), un 'arrigorri' (pescado), solomillo de cerdo y una bola de lana con un sugus en el interior y a base de melazas del pan de centeno, y acompañado de una piña fermentada en koji.