La gastronomía vasca es muy conocida a nivel mundial no solo por su diversidad, sino por su riqueza. La fusión de la tradición con la innovación es lo más atractivo de los restaurantes vascos y estos se caracterizan por el uso de los productos de temporada, los ingredientes frescos y la calidad. Todos ellos vienen del mar y de las montañas que bañan el territorio, por lo que es muy fácil crear elaboraciones únicas a partir de estos productos.
Elaboraciones que no dejan de conquistar a los propios vascos y, además, a grandes personalidades del mundo gastronómico, actores, actrices, futbolistas o cantantes, entre otros. El último en ser conquistado por el arte culinario vasco ha sido el cantante C. Tangana, que ha acudido hace poco a la provincia de Gipuzkoa.
El restaurante que ha enamorado a C. Tangana
Conocido como 'el Madrileño', el cantante ha asistido a Mugaritz, del chef Andoni Luis Aduriz en Errenteria. El local, de dos estrellas Michelin, se encuentra dentro del antiguo caserío de Otzazulueta y es el local favorito de "música contemporánea, de vanguardia y de flamenco" del artista, según ha compartido el local en un vídeo que ha subido a Instagram.
Mugaritz, que ha estado bastantes años en el 'top 10 de los mejores restaurantes del mundo', es único en Euskadi porque no ha dejado de sorprender a todos con sus platos nunca antes vistos. Aduriz, formado en El Bulli de Ferrán Adriá, es uno de los iconos de la cocina más influyentes en la actualidad por su creatividad, innovación y mimo en la cocina.
Ha sido considerado una de las 100 personas más creativas de todo el mundo, como señala la revista de finanzas Forbes, y su obra gastronómica nacida en la década de los 90, Mugaritz, se sitúa en el puesto número 31 en la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo, The World's 50 Best Restaurants.
Lo que diferencia Mugaritz del resto de locales es que este busca alimentar el deseo, la curiosidad y saciar el hambre "de riesgo, juego o de respuestas", según se expone desde la propia web. Por lo que en la carta, de 23 o 25 creaciones, se crea "un relato de historias, gestos y emociones". Además de unos sabores, texturas y aromas que "se degustan y sienten usando las manos".
El comensal podrá comerse la piel de una máscara con el plato La piel que habito, obra de arte más curiosa que deja a todos sorprendidos. Sobresalen, asimismo, el pulpo a flor de piel o la carbonara, entre otros. Un menú diferente, sin entrantes ni carnes, sin pescados, sin postres y sin apenas cubiertos, y con un precio de unos 230 euros.
Mugaritz supone "una experiencia diferente para cualquier gastrónomo", donde se "cuestiona todo" y parece que "'se va más a jugar que a comer'", en palabras del chef. Durante los meses que cierra al año precisamente se dedica a jugar a la creatividad para plasmarla en una cocina tradicional vasca, moderna y con alimentos locales.