
Tren de Renfe.
Así viví el tortuoso viaje en un tren de Renfe: "Ningún responsable sale a dar la cara nunca"
El viaje de Pamplona a Vitoria se saldó con tres horas de retraso y con centenares de viajeros sin obtener una respuesta sobre el motivo de un triste suceso que se repite con la empresa de transporte ferroviario en Euskadi
Más información: Caos de Renfe en Euskadi: pasajeros con destino a Vitoria atrapados en trenes durante horas
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Queridos lectores y lectoras de Crónica Vasca, los problemas con el transporte en Euskadi no hacen más que aumentar. El eterno tráfico en las grandes ciudades o la impuntualidad de los autobuses o los trenes ponen en el punto de mira a diferentes empresas de transporte. Entre ellas, Renfe.
Como cada jueves, me dispuse a viajar en tren de Pamplona a Vitoria-Gasteiz para ir a la redacción, a las 8:38 de la mañana. Un viaje de una hora que, en esta ocasión, se transformó en uno de cuatro, con centenares de viajeros malhumorados y con preguntas sin respuesta por parte de la empresa ferroviaria.
A mitad de camino, a un kilómetro de llegar a Salvatierra, el tren se detuvo, algo que no inquietó a ningún presente, dado que Renfe habitualmente pausa su trayecto durante unos minutos cada vez que acude a la capital de Euskadi.
Los minutos pasan, los murmullos aumentan y las preguntan crecen, ¿Qué es lo que está ocurriendo? La revisora del tren asegura en un principio que todo se debe a una "pequeña avería" y que retomaremos el camino en unos minutos. La respuesta calmó a los presentes, pero con el transcurro del tiempo, la situación permaneció intacta. El tren continuaba detenido en medio de 'la nada'.

Tren Pamplona-Vitoria
"¿Qué pasa? ¿No era para poco tiempo?", escucho a un par de viajeros que estaban delante de mí. Lo cierto es que todos nos quedamos con la intriga de saber lo que pasaba realmente, pero no volvimos a ver a nadie de Renfe. Eran las 10:15 horas y los viajeros comenzaron a llamar a sus trabajos para avisar que llegaban tarde. Entre ellos, me incluyo.
Poco después, la revisora de Renfe nos avisa que, al parecer, un árbol impide continuar el trayecto. Un hombre pregunta sobre la hora de llegada, pero ella lo desconoce y deja claro que "no sé mucho más de lo que he dicho". La gente comienza a levantarse de su asiento para estirar las piernas e ir al servicio. Ya son casi dos horas de viaje.
No pasan ni cinco minutos y, una vez más, la empleada de Renfe avisa, de forma definitiva, que todo se debe a desajustes técnicos: "Hay problemas en las infraestructuras, tendremos que dar marcha atrás y desplazarnos a Araia". Había que retroceder algo menos de 10 kilómetros. La pareja que se encontraba delante de mí se estaba desesperando.

Tren Pamplona-Vitoria
"No le vamos a decir nada a esta chica, no tiene la culpa, pero ningún responsable sale a dar la cara nunca, siempre pasa lo mismo", exclama uno. Mientras, el que está a su lado, asiente y añade que "no es la primera vez que pasa esto, normalmente este tren es impuntual, pero tanto jamás". Y es cierto. El tren de las 8:38 horas de Pamplona a Vitoria-Gasteiz debería estar a las 9:53 horas a la estación, pero llega al destino sobre las 10:05 más o menos. Ocurre lo mismo con el que me lleva a la localidad donde residen mis padres, el que va con destino a Donostia-San Sebastián.
Una vez detenidos en Araia, reaparecen por última vez tanto la revisora del tren como el propio maquinista. Avisan que "vendrá un tren al que se tienen que montar los viajeros que vayan a Vitoria" y que, el resto, "deberá esperar". Pero, a los segundos, llaman por teléfono a la mujer y suelta un: "Al final es al revés, deben esperar en este tren los que vayan a Vitoria o a Miranda de Ebro y los que quieran volver a Pamplona, deben montarse en el tren que venga". Tanto él como ella se bajan.
Muchas personas que compartían conmigo el vagón, decidieron volver por el simple hecho de que "la empleada de Renfe nos ha avisado que no nos garantizan más trenes de Vitoria a Pamplona durante el resto del día". Por ese motivo, hubo gente que decidió llamar a su lugar de trabajo y avisar que teletrabajaba desde casa.

Un pasajero decidió dar marcha atrás y volver a Pamplona.
A los 10 minutos, el tren en el que llevaba cuatro horas metido, arrancó hacia Vitoria y llegó sobre las 12:50 horas. No sé en qué momento se montó otro maquinista, pero en ese aspecto, Renfe actuó rápido.
Antes de bajarnos del vagón, una mujer me decía que ella no había pagado 6,30 euros "para encontrarme con este panorama, me parece una vergüenza, pediré que me devuelvan el dinero". Los que se montaron en Alsasua, en cambio, soltaron que "nosotros no hemos pagado el viaje".
Un mal menor para resumir un tortuoso viaje en un tren de Renfe que, lamentablemente, no es la primera vez que es noticia en Euskadi. Y es que la empresa de transporte ferroviario, un día más, vuelve a estar en el ojo del huracán.