Marisco. Cetárea Burela
Gaizka, mayorista, sobre el producto de Navidad que está en peligro de extinción: "Los tengo de primera calidad a 150 euros"
Un manjar muy querido en esta época por su inconfundible sabor y por la dificultad de adquisición, pues el aumento de la temperatura ha afectado a su hábitat.
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La Navidad es uno de los momentos más deseados del año. Marcado por las continuas comidas y cenas, esta esperada fecha reúne a los seres queridos alrededor de la mesa. Un rectángulo de madera que invita a sacar el lado más creativo de los familiares para sorprender a los comensales.
Algunos se decantan por productos más ajustados a su bolsillo, mientras que otros prefieren marisco de calidad y que no se puede permitir todo el mundo, como son los percebes, en peligro de extinción. Un marisco muy codiciado en esta época en Euskadi.
Percebes, en peligro de extinción
El mayorista Gaizka Fernández de Zarate presume de sus increíbles percebes para Deia, en su artículo Mercabilbao comercializará 2.000 toneladas de pescado en diciembre, y confirma que la calidad se paga: "Gallegos de primera calidad a 150 euros".
Sin embargo, hay algo que preocupa a los consumidores y es su extinción: "Cada año hay menos percebes y, este, aún menos; probablemente sea el producto más complicado de conseguir con calidad", señala para el medio.
El kilo del percebe de Galicia alcanza los 200 euros en Navidad. Un manjar muy querido en esta época no solo por su inconfundible sabor, sino por la dificultad de adquisición, pues el aumento de la temperatura debido al cambio climático ha afectado al hábitat del percebe. Asimismo, un estudio de la Universidad de Vigo relaciona los cambios en el oleaje con la calidad del marisco.
Un subastador de una lonja de A Coruña, Israel Martínez, explicaba a Público el año pasado, en su artículo El percebe, en peligro por la crisis climática, que hace 10 años había el doble o el triple de percebes que hoy día.
El percebeiro Roberto Vidal señaló, además, que "el oficio del percebeiro en la costa de la Muerte se está muriendo por los cambios climáticos, leyes absurdas, furtivismo y nuestra propia mano".
Por su parte, y por su dificultad de compra y gran valor, la pesca ilegal se ha disparado pese a la limitación estatal de las capturas a 7 kilos por pescador.