Hondarribia / Guía Repsol

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Sociedad

Un navarro alucina con los servicios de Hondarribia y pide que se implanten en Pamplona: “Un par de cosillas con poca inversión”

Hondarribia sigue siendo un referente por su belleza, su patrimonio y su capacidad de conservar lo antiguo sin renunciar a la innovación

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Hondarribia, la joya del Bidasoa, no solo enamora por sus murallas medievales, sus callejuelas adoquinadas o su casco histórico declarado conjunto monumental. Esta ciudad guipuzcoana, enclavada entre el mar Cantábrico y la frontera francesa, lleva años consolidándose como uno de los destinos más visitados del País Vasco.

Su mezcla de historia, gastronomía, paisaje y tradición resulta irresistible. Pero más allá de su atractivo turístico, hay algo que empieza a llamar la atención de quienes la visitan: la calidad de los servicios públicos que ofrece a sus ciudadanos.

Así lo ha dejado claro JM Jaurrieta, un navarro que ha compartido en su perfil de X (antes Twitter) una reflexión tras pasar por la localidad. En un hilo que ha generado conversación en redes, Jaurrieta propone importar a Pamplona algunas ideas sencillas, pero eficaces que ha visto en Hondarribia.

“De unos días en Hondarribi he sacado un par de cosillas que podríamos importar del Hondarribia con poca inversión y que quizá ayudasen a nuestra vida cotidiana. A ver si el Ayuntamiento de Pamplona y la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona pueden tomar nota. No, lamentablemente el mar no se puede traer”, escribía con sorna.

La primera sugerencia tiene que ver con la movilidad escolar. En Hondarribia existen las llamadas paradas "Muxu eta agur" —literalmente, “beso y adiós”—, puntos habilitados cerca de los centros escolares donde los padres pueden dejar a sus hijos de forma rápida y segura, sin necesidad de colapsar la puerta del colegio. “Está claro que lo mejor sería evitar el uso de transporte privado a los colegios —reconoce Jaurrieta—, pero cuando es inevitable, ¿podrían estas paradas evitar en parte los megaatascos que se ven en ciertas zonas donde los padres llevan a sus hijos a la puerta del aula?”.

Aparcamientos dedicado a las familias que llevan al colegio en coche a su hijos / X

Aparcamientos dedicado a las familias que llevan al colegio en coche a su hijos / X

La propuesta ha sido recibida con simpatía entre muchos usuarios de redes sociales, que reconocen haber vivido situaciones similares en Pamplona. La idea no es nueva —existen modelos parecidos en otras ciudades europeas—, pero su implementación en Hondarribia demuestra que con voluntad política y algo de logística se pueden facilitar los trayectos escolares sin saturar el tráfico urbano.

La segunda propuesta tiene que ver con el impulso a la movilidad sostenible, concretamente al uso de la bicicleta. En Hondarribia, los usuarios de este medio de transporte pueden encontrar kits públicos de reparación distribuidos en puntos estratégicos del municipio. “Unas llaves Allen, dos llaves inglesas y una bomba”, enumera Jaurrieta. “¿Cuánto costaría poner tres de estos chismes en puntos de paso denso de bicicletas como el Paseo Fluvial? ¿Sería factible su instalación en Pamplona? Yo creo que sí”.

Esta idea también ha encontrado eco entre los aficionados al ciclismo urbano, que destacan lo útil que sería contar con pequeños puestos de autogestión para resolver pinchazos o problemas mecánicos menores sin necesidad de cargar con herramientas. Con el crecimiento de la red ciclable en Pamplona y su comarca, propuestas como esta podrían ser una forma de incentivar aún más su uso.

Lo que queda claro de este curioso caso de “envidia positiva” es que muchas veces las mejores ideas no requieren grandes inversiones, sino observar con atención lo que funciona en otros lugares y adaptarlo al contexto propio.

Hondarribia sigue siendo un referente por su belleza, su patrimonio y su capacidad de conservar lo antiguo sin renunciar a la innovación. Tal vez sea hora de que ciudades como Pamplona tomen nota. Porque, como bien decía Jaurrieta, “el mar no se puede traer, pero sí un par de cosillas”.