Anuncio de piso de alquiler. EFE
Nelsandra (35 años), migrante, sobre el rechazo inmobiliario en Euskadi: "Ahora pago 850€, antes no nos querían"
Su bebé y los requisitos que no se les suele pedir a los locales fueron los mayores obstáculos ante las inmobiliarias.
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Las personas inmigrantes no lo tienen fácil a la hora de alquilar piso en Euskadi. Frente a los locales, deben afrontar requisitos mucho más exigentes. Es el caso de la venezolana de 35 años, Nelsandra Mendoza. La joven abogada emigró de Venezuela a Bizkaia por un primo de su marido en abril del año pasado.
Actualmente paga 850 euros al mes por un piso en el barrio de La Peña, donde vive con su marido y con su bebé y donde ha sido bien acogida, pero su llegada al territorio vasco estuvo marcada por varias barreras: no lo tuvo fácil para trabajar ni para vivir. La joven solicitó asilo en febrero de este año, pero hasta octubre no recibió la resolución. "Sin permiso de trabajo, no era posible", explica a CRÓNICA VASCA.
A ello se le suma que, durante ese tiempo, estaba embarazada y solo pudo trabajar de manera esporádica. La búsqueda de vivienda, por su parte, se convirtió en un proceso largo y frustrante. Mendoza esperaba que el proceso de búsqueda fuera "mucho más rápido" teniendo en cuenta que disponía del dinero suficiente para aportar: "Estuvimos más de un año hasta que encontramos piso, fue muy difícil, de verdad".
Un círculo vicioso
Recién llegada y sin casa durante un tiempo, la familia de Nelsandra pasó una situación de urgencia residiendo en casa del primo de su marido antes de encontrar hogar. "Era un espacio muy reducido porque éramos tres en un solo dormitorio y todo lo que nosotros teníamos tenía que estar allí dentro", revela.
Hasta que recibió ayuda de Cáritas, el Ayuntamiento de Bilbao y la organización de protección de las personas migrantes, ZEHAR Errefuxiatuekin, quienes les guiaron, a ella y a su familia, a la hora de obtener ayuda para alquilar piso. "Pago 850 euros por un piso de La Peña de pequeño recibidor, área de cocina, dos dormitorios, un salón y un baño".
Todavía recuerda todas las trabas que les pusieron las inmobiliarias y el arduo proceso de buscar una vivienda digna. Lo que debería despertar empatía, no lo hizo. Su bebé y los requisitos que no se les suele pedir a los locales fueron los mayores obstáculos ante las inmobiliarias. El ser extranjeros y no contar con la documentación no fue el único motivo de rechazo.
Mendoza recibió ocho negativas por el tema del ingreso, antigüedad y por su hija. "Por no contar con una nómina era casi imposible conseguir piso y yo ahora no estoy trabajando, pero mi esposo sí, y nos pedían nóminas a los dos". Confiesa que muchas inmobiliarias les rechazaban por no tener nómina los dos.
Para que les admitieran, les ofreció un aval en varias ocasiones. Sin embargo, continuó sin poder recibir las llaves. "Les explicaba que no estaba trabajando y que podría conseguir otra nómina o colocar un aval y también nos rechazaban, y el ingreso para poder alquilar tenía que sobrepasar los 2.500 euros con una persona trabajando, además de pedirte mucha antigüedad. Es complicado porque si tienes hijos es casi imposible".
Nelsandra y su marido buscaban un piso con dos habitaciones para vivir con el bebé. "Te dicen que no, que solo tiene que ser la pareja sin hijo, es un rechazo absoluto, si el piso tiene dos dormitorios, ¿por qué no puede ser la pareja y el hijo? No, tiene que ser la pareja y ya", lamenta.
Admite que, además de todos esos requisitos, sí le pidieron nacionalidad y "más fianzas", cuando "lo normal es que pidan la fianza para que quede resguardada en el Gobierno Vasco". A ella y a su familia le pidieron la fianza legal y tres fianzas más.
La joven venezolana se acuerda de lo frustrante que fue cada rechazo para su familia: "Quieres tener tu hogar para poder estar con tu familia y que nuestra hija tenga su espacio, es frustrante que no te quieran alquilar por la hija". Para ella, el proceso fue "muy complejo" porque "no hay muchas opciones". Las que existen, añade, son de inmobiliarias y "hay que demostrar mucho, aparte de aportar ingresos y documentos".
Primero el rechazo y luego el silencio. Además de buscar piso en el mercado privado, Mendoza se inscribió en Etxebide, el sistema público vasco de acceso a vivienda protegida. Este programa del Gobierno Vasco, que gestiona pisos en propiedad como viviendas de alquiler social que se adjudican según unos requisitos concretos, no le ha dado una respuesta. De esta manera, pese a llevar meses inscrita, Nelsandra vive atrapada en un círculo vicioso del que es difícil salir. "Llevé documentación extra cuando nació el bebé y no he obtenido ningún tipo de respuesta".
"Se supone que, para el Estado, si tú tienes un mínimo ingreso, puedes sufragar todos tus gastos, pero, para el acceso al alquiler por parte de las inmobiliarias, si no tienes ciertos ingresos, no te toman en cuenta para hacer ciertos trámites". Para la joven, en el momento en el que una persona obtiene un mínimo de ingresos, esta no puede recibir ciertas ayudas. "Es como si no existieras".