Que cualquier gobierno no logre sacar adelante sus Presupuestos para el año siguiente es un fracaso sin paliativos. Así lo dice cualquier manual de uso de la política. Y eso es lo que acaba de ocurrir en Álava, donde el Gobierno foral de PNV y PSE ha tenido que prorrogar las cuentas de 2023 por carecer de apoyos para su proyecto de 2024.
El diputado general de Álava, Ramiro González, es por fuerza el principal responsable de este fracaso. EH Bildu, PP y Elkarrekin Podemos votaron en contra del proyecto de presupuestos. Y ello ocurre porque ninguno de estos tres grupos de la oposición cerró un acuerdo con el Ejecutivo foral.
Justo es decir que el Gobierno liderado por González había alcanzado un preacuerdo con Elkarrekin Podemos, pero finalmente sus miembros (Podemos, Ezker Anitza, Alianza Verde y Equo Berdeak) decidieron echarse atrás. El contexto electoral no ayuda, es cierto, pero la falta de acuerdo y la consiguiente parálisis en las cuentas públicas nunca son buenas consejeras.