Víctor Erice recoge el Premio Donostia de manos de Ana Torrent.

Víctor Erice recoge el Premio Donostia de manos de Ana Torrent. Efe

Cultura

Víctor Erice, el mejor cineasta español

El director vasco vuelve a ponerse tras la cámara para dirigir su quinto (¿y último?) largometraje cincuenta años después de ganar la Concha de Oro por 'El espíritu de la colmena'

13 octubre, 2023 05:00

El último ganador del Premio Donostia, Víctor Erice (Valle de Carranza -Vizcaya-, 1940) es, para muchos historiadores, críticos y cineastas del mundo entero, el mejor director español de los últimos 40 años, a la altura de Berlanga y de Buñuel y muy por encima de otros más hollywoodienses y mediáticos. Poco prolífico y poco dado a conceder entrevistas y a hablar de sí mismo, el director y guionista ha vuelto a estar en boca de todos a raíz, no solo del citado galardón, sino del estreno de su última película, 'Cerrar los ojos', una especie de canto del cisne con la que Erice, a sus 83 años, rubrica su testamento cinematográfico

Víctor Erice saltó a la palestra internacional en 1973 al ganar la Concha de Oro por su ópera prima, 'El espíritu de la colmena', siendo la primera película española en conseguir el prestigioso premio. Esta obra, de una belleza inusitada, de manera poderosa, poética y extraña habla de la inocencia y de la infancia siendo todavía hoy una película única e inclasificable. Protagonizada por una Ana Torrent de apenas 6 años, fue la actriz la que le entregó el Premio Donostia y la que ha protagonizado su última película, un relato emocionante que ha cosechado críticas extraordinarias.

Todo empezó mucho antes, por supuesto, como en cualquier película. Todo empezó en San Sebastián, donde pasó su infancia, y continuó en Madrid, donde estudió primero Ciencias Políticas y, después, en el Instituto de Investigaciones y experiencias cinematográficas donde conoce el oficio y se especializa en dirección. Su debut con 'El espíritu de la colmena' deja conmovido a medio mundo. Pero entre aquella primera obra mundialmente reconocida y esta última, que se unen y separan en el tiempo por cincuenta años, la misma protagonista y el mismo festival que las reconoce, se desarrolla la obra de un cineasta único.

Tardó diez años Víctor Erice en volver a dirigir después de aquel primer éxito y fue de nuevo con una película sobre la observación, sobre la capacidad de contemplación y espera. Es 'El Sur' una película víctima de la tijera y del productor Elías Querejeta que quería que durase la mitad de lo previsto en el guion. Esta obra maestra, inacabada pero completa, sobre los secretos, las máscaras, las cosas que no se dicen y las vidas a medias es su película más lírica que, para muchos, sobrepasa incluso a su predecesora. 'El Sur' fue nominada a la Palma de Oro de en Festival de Cannes.

Erice, que asegura tener una relación “existencial” con su cine, considera su media docena de mediometrajes tan importantes como sus largos. Y es a ellos a los que ha dedicado buena parte de su trabajo en los últimos veinte años. Con todo, haría todavía un largo más. En 1992 estrena 'El sol del membrillo', un documental sobre Antonio López y su proceso creativo que el cineasta con su cámara aguarda y observa. Un ejercicio estilístico que sublima el concepto de documental para convertirse en una experiencia puramente artística que se hizo con el Premio del Jurado y el Premio FIPRESCI de Cannes. Y es que quizá sea en su tercer largometraje donde logra al fin Erice alcanzar la virtud máxima del cine, la de conmover mediante la expresión pura de la imagen, porque es ahí donde reside la esencia de lo que es para él el arte cinematográfico. En mirar.

El director es, además, crítico de cine, escritor y docente, habiendo dirigido varios seminarios dentro y fuera de España donde trata de transmitir esa pasión suya por la contemplación, su convicción firme y serena de que un filme es un organismo vivo y su idea de que una película de cine no tiene nada que ver con lo audiovisual, con lo que vivimos ahora mismo. Y así es como Víctor Erice con apenas tres largometrajes de ficción, un par de documentales y media docena larga de mediometrajes, ha rubricado un lugar único en la historia del cine español. Una historia que, como en 'El Sur', deja inacabada o abierta a interpretaciones o dispuesta a seguir mirando y observando el mundo que le rodea.