Euskadi lleva siete meses y medio consumidos de un año que, en lo económico, destaca en la comunidad por la fuerte apuesta por la electrificación. Basquevolt ha echado a andar como un proyecto que aspira a revolucionar con sus baterías en estado sólido la movilidad del futuro, Mercedes ha conseguido un acuerdo laboral clave para desbloquear 1.230 millones para inversión, fundamentalmente, en coche eléctrico, Gestamp ya trabaja con Tesla y cada vez son más las empresas auxiliares que están adaptando sus piezas para pervivir en el mundo de la automoción con un modelo de coche eléctrico definido.
Sin embargo, mientras las empresas se están preparando para en cosa de unos pocos años en Euskadi se produzcan las baterías, el chasis y hasta los propios vehículos eléctricos completamente facturados aquí, queda pendiente el resto de la infraestructura. De poco servirá tener miles de coches eléctricos si no hay una red de abastecimiento que permita poder recargar las baterías y hacerlo en un periodo de tiempo que sea mínimamente competitivo con el respostaje de combustible.
Este tipo de líneas es hacia las que están mirando compañías como Zigor, que han identificado en este sector una clara vía de negocio. El socio de Mercedes para su PERTE de automoción trabaja en un ambicioso plan de expansión en este sector, con la burgalesa Nicolás Correa como aliada en esa aventura. Y es que en Euskadi las carencias son abundantes en este aspecto.
Según el último informe anual de Anfac (la patronal española de los fabricantes), la comunidad autónoma está todavía por debajo de la media nacional en cuanto a penetración de la movilidad eléctrica. Y es que, aunque es la quinta comunidad autónoma con mayor presencia relativa del vehículo eléctrico, Euskadi es, para Anfac, la undécima autonomía española en cuanto a presencia de una infraestructura de carga. Según el recuento realizado por la patronal, el País Vasco cuenta con 547 puntos de recarga, pero solo seis de ellos son de carga ultrarrápida (con potencias superiores a los 250 KW).
El Gobierno vasco, en su Estrategia de Movilidad, habla de ocho cargadores ultrarrápidos, cuatro en Bizkaia y cuatro en Álava. En cualquier caso, lo cierto es que la inmensa mayoría son puntos de muy poca potencia, inferiores a los 22 KW: según Anfac, 488 de esos 547 que contabiliza, un 89,21% del total de cargadores instalados a lo largo y ancho de la comunidad autónoma.
Sin vehículos nuevos y con una compra escasa y de coches antiguos
En el conjunto de España la evolución de estos puntos de carga esperaba triplicarse a lo largo de 2021, pero ni siquiera llegó a duplicarse. En el caso concreto de Euskadi, a la falta de infraestructura se le suma el frenazo a la electrificación que está sufriendo la automoción este año: las matriculaciones se están hundiendo un 35,8% y el coche eléctrico no termina de remontar cabeza. De hecho, el sector que está tirando de la compra de coches son, paradójicamente, los vehículos más antiguos y, por norma general, más contaminantes.
En los últimos años, la edad media del parque móvil vasco ha envejecido en tres años y actualmente por cada vehículo nuevo que se vende, se da salida a 2,2 turismos de ocasión. Y entre esos vehículos de ocasión, cerca del 60% son vehículos con más de 10 años de antigüedad. "Estamos volviendo a introducir en el mercado los coches que queríamos retirar del paque móvil", señalaban hace unos días a este periódico fuentes de Acicae.