Mientras los distintos partidos políticos anuncian sus candidatos para diputaciones, ayuntamientos y grandes capitales, Euskadi se prepara para otro ciclo electoral. Un ciclo al que también están llamados a votar en torno a más de un tercio de los trabajadores vascos: las elecciones sindicales. Una serie de comicios que arrancan con los comicios en Mercedes Vitoria como el plato más fuerte tras el convulso conflicto laboral que puso de relieve las diferencias entre las centrales nacionalistas y no nacionalistas a la hora de sacar adelante un acuerdo que garantizase el futuro de la fábrica más grande de Euskadi.

Con el convenio del metal alavés ya firmado y a la espera de ver si Bizkaia también rubrica ese convenio sectoral, los sindicatos preparan mientra sus campañas. La primera central de Euskadi, ELA, con spot incluido para llamar al voto útil. "A la hora de la verdad, ELA" es el lema que han elegido los de Mitxel Lakuntza para esta nueva contienda electoral, en la que aspiran a recuperar la cuota del 41% de los delegados sindicales vascos que alcanzaron en 2018 y que ha caído en medio punto en los últimos cuatro años.

Frente al ligero descenso de ELA, CCOO y UGT parecen haber recuperado algo de pujanza tras años de pérdida de presencia. Las dos centrales afrontan el gran periodo de elecciones sindicales -el último fue en el curso 2018/2019, mucho antes de que la pandemia y la guerra de Ucrania apareciesen en escena- con la ilusión de confirmar un tenue despegue entre unos trabajadores que parecen haber cambiado su percepción en torno al papel de las movilizaciones como 'la herramienta' para alcanzar acuerdos o 'una herramienta más' para conseguir pactos laborales.

Para Loli García, secretaria general de CCOO en Euskadi, las movilizaciones son en una caja de 'herramientas sindicales' con "tres instrumentos: las movilizaciones, la negociación y el diálogo social". Aunque reconoce, en declaraciones a 'Crónica Vasca', que es el escenario que viene por delante es "complicado" y que habrá conflicto allá donde no se garantice que los trabajadores no van a perder poder adquisitivo, las perspectivas que maneja su organización son "positivas" de cara a esta ronda de comicios.

La central de García, que concurrirá a este ciclo electoral con 'El poder de cambiar las cosas' como lema, buscará reivindicar los éxitos cosechados por CCOO en este año, con la reforma laboral como principal bandera junto al complemento obtenido para personas en ERTE con ingresos bajos o los convenios sectoriales, donde precisamente hay mesas clave que en las últimas horas han experimentado incluso un recrudecimiento de la tensión entre unos sindicatos que saben que sus movimientos de un tiempo a esta parte ya cuestan delegados.

El diálogo social acapará buena parte del debate público ante la retirada de ELA de los órganos negociadores en puestos como Lanbide, el CES o el Consejo de Relaciones Laborales (CRL). Y ese será unos de los puntos más calientes de este ciclo electoral: ver qué premian más los trabajadores; si una ruptura de la interlocución con la patronal y el Gobierno o si es preferible una apertura de canales de comunicación aunque eso implique ceder en algo o la ruptura de comunicaciones con las empresas -"sindicalismo de confrontación" lo llamaba este lunes Joseba Villarreal- como alternativa.

CCOO y UGT buscará agarrarse a la primera vía, que en su opinión ha cosechado resultados positivos y ha contribuido a que Euskadi haga una política "más sensible con los más vulnerables". "Los ciudadanos tienen que percibir que la política sirva para algo", sostiene García, que interpreta, al igual que Raúl Arza, las movilizaciones como una herramienta más y reivindica que "conseguir cosas implica estar en las mesas de diálogo". "Nadie con dos dedos de frente puede cuestionarse el diálogo social", zanja García.

Jornada de huelga en Mercedes Vitoria. / Efe

'Efecto Mercedes' o 'efecto Tubacex'

El mismo hecho de las negociaciones sectoriales supone un factor diferenciador para los cuatros grandes sindicatos de Euskadi. La apuesta de UGT y CCOO por la negociación sectorial -ahora blindada legalmente para que no se puedan empeorar las condiciones en un convenio de empresa- simpre ha chocado con ELA y LAB, que siempre se han sentido más cómodos en la negociación compañía a compañía, que es, además, el principal caladero de unas centrales nacionalistas a las que siempre les ha costado más la gran industria.

El camino se bifurcará entre centrales nacionalista o no nacionalistas con la incógnita de ver qué opinan los trabajadores, que han visto importantes precedentes en los últimos años: cambios en ITP, venta de Solarpack, plan de inversiones de Mercedes, el conflicto de la estiba, el bloqueo en Tubacex, la eterna huelga de Novaltia... García cuenta con un 'efecto Mercedes' que empuje a la central a adelantar a LAB -que presenta este martes su campaña- mientras que las centrales nacionalistas se agarran precisamente a todo lo contrario: a un 'efecto Tubacex' que, unido a la inflación, reagite el mismo 'avispero' laboral vasco.