Los sindicatos miran a las urnas con la incógnita de si CCOO y UGT consolidarán el despegue
Grandes factorías como Mercedes, Michelin o Bridgestone, además de la administración pública, eligen desde septiembre a sus delegados tras un 2021 con cierto estancamiento de ELA y LAB
20 agosto, 2022 05:00El próximo otoño va a ser movido en muchas empresas vascas, no solo por el contexto actual de elevada inflación y el fin de ciclo de los convenios. A partir de septiembre se abre un nuevo periodo concentrado de elecciones sindicales, llamado así porque reúne en unos meses el grueso de los procesos para elegir delegados en empresas y algunos de los pilares de la administración, que arrojará un nuevo mapa sindical en Euskadi después de cuatro años de vértigo marcados por la pandemia.
En realidad elecciones sindicales se celebran todos los años, pero cada cuatro ejercicios hay un periodo de varios meses en el que se concentran la mayoría de procesos y por ello generan un mayor baile de cifras en el dibujo sindical. Así ocurrió por última vez en el otoño de 2018 y el invierno de 2019 (todavía suele ser bastante dinámica esa siguiente primavera), cuando todavía eran inimaginables acontecimientos como la pandemia de covid o la guerra en Ucrania y todas sus consecuencias económicas.
En general la correlación de fuerzas en Euskadi presenta bloques muy claros, con ELA a la cabeza con cuatro de cada diez delegados y, a partir de ahí, empate en el segundo puesto entre LAB y CCOO y, por último, UGT sosteniendo la barrera del 10% de la representatividad. No se espera que la situación dé un vuelco en los próximos meses, aunque sí hay un punto de incertidumbre por conocer hasta qué punto puede cristalizar el incipiente cambio de tendencia que vienen cosechando CCOO y UGT.
Cambio de tendencia
Aunque hace años que ELA y LAB hacen públicas sus diferencias de forma recurrente, es inevitable separar el tablero sindical en dos grandes grupos, por un lado el bloque abertzale que conforman estas dos centrales y por otro el de implantación en todo el territorio español. Y eso no solo por una cuestión de territorialidad, también porque históricamente se ha considerado que defienden, aunque con muchos matices, modelos sindicales distintos sobre todo en relación a la participación en mesas institucionales y el grado de concertación.
Y siguiendo con esa dualidad puede decirse que en 2021 sale victorioso el bloque CCOO y UGT. No fue un ejercicio con gran número de citas con las urnas, pero sí se adivina una tendencia que habrá que ver si se consolida o no este próximo otoño-invierno. En un contexto de ganancia general de delegados por la mejora del mercado de trabajo, el pasado año CCOO de Euskadi avanza un 0,4% en representatividad, hasta el 18,7%, mientras que UGT recupera otro tanto y alcanza el 10,5%. El simple hecho de que las organizaciones que lideran Loli García y Raúl Arza dejen de perder terreno ya es significativo después de años a la baja.
ELA y LAB también ganaron delegados en 2021, pero lo hacen en menor medida en términos relativos. En el caso del sindicato mayoritario rozó los 200 nuevos representantes, lo que es insuficiente para dar un nuevo bocado a la tarta y, en porcentaje, le hace perder algo de terreno. La central de Mitxel Lakuntza es un gigante con más de 7.000 representantes en empresas, lo que también obliga a un gran esfuerzo organizativo y de gestión para sostener ese nivel del 41%.
En términos absolutos CCOO y UGT avanzan en 2021 en 308 delegados por 300 del bloque nacionalista. "Este buen dato es el fruto de la reorganización interna y del trabajo en la pandemia", señalan desde Comisiones Obreras, y resaltan la labor en pleno confinamiento atendiendo "miles de llamadas y correos electrónicos".
Sobre si es posible recuperar esa segunda plaza, desde CCOO se muestran confiados en que es posible y aseguran que siguen recortando distancia con LAB en los procesos celebrados en la primera mitad de 2022. LAB por su parte es el sindicato que mejor trayectoria en cuanto a cifras presenta en los últimos años e Igor Arroyo, coordinador general, valoraba esta semana en Radio Euskadi el crecimiento de una organización "que ha remado a contracorriente" y "se ha hecho sitio por su acción sindical". "Aspiramos a más", señalaba Arroyo en relación a la posibilidad de superar ese listón del 20%.
La guerra de Mercedes
Han sido mucho los acontecimientos relevantes para los trabajadores estos años y en algunos casos aun colean las consecuencias de conflictos laborales particulares. Es el caso de Mercedes, la principal factoría de Euskadi, cuyos 5.000 trabajadores elegirán a sus representantes tras una enconada huelga en la que han cristalizado dos modelos sindicales nítidos. La factoría de Vitoria tiene un gran peso simbólico para las organizaciones sindicales vascas, más allá de la cifra concreta de delegados que se anote cada una (son 27 en total) más aun después de lo ocurrido en torno al convenio.
Otra factoría con gran simbolismo como es la ACB de Sestao, de Arcelor Mittal, encarna uno de los últimos grandes triunfos de UGT, que se ha hecho con la presidencia del comité al sumar 5 de 13 delegados en los comicios de marzo.
Además de Mercedes, deben votar también a sus comités factorías de gran tamaño como Michelin, Bridgestone o Guardian Llodio, además de algunas grandes compañías de banca y servicios. Y, sobre todo, elegirán representantes la mayor parte de trabajadores de instituciones públicas, otro frente decisivo por tamaño en la configuración del escalafón sindical.
Más allá de los cuatro grandes, en torno a un 10% de la cuota sindical se la reparten otras organizaciones, en muchos casos sectoriales como es el caso de Steilas en educación o Satse, de enfermería. Destacan en este segundo grupo LSB-USO, que recientemente ha nombrado nuevo secretario general a Jon Quintana tras la jubilación de Maribel Muñoz y que tiene implantación en el sector industrial, así como ESK, CGT o CNT.